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Channel: LOS COQUILLAS DE CIFUENTES
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AÑORANDO EL PASADO

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Cuando a la temporada 2014 le faltan unos escasos 30 días los aficionados sentimos añoranza del pasado por varias razones. Nos falta competencia y rivalidad real en los ruedos y nos falta litúrgia taurina que se unía al sentido trágico y a esa emoción que se le imprimía a las corridas de toros de entonces.
Ese sentido ceremonial del que durante siglos sentiamos en algunas formas teatrales, sólo se encontraba ya en los toros.
Antes la tragedia en los ruedos no se actuaba, se vivía. Aquello era la teatralidad, no como fingimiento, sino como escenificación litúrgica. Le dijo Rafael " El Gallo " al célebre actor Morano, cuando le brindaba un toro : " Y sepa usted que aquí se muere de verdad, no como en los escenarios.
Nos sobran a los aficionados es este 2014 las corridas mixtas, por su falta de rivalidad y por el tamaño del toro, tan importante siempre y hoy aún más por el crítico y precario momento por el que atraviesa la Fiesta.
Los recelos de las grandes figuras a las exigencias de Madrid no es nada nuevo, pero entonces comparecían más que en la actualidad. El Guerra dijo : " En Madrid que atoree San Isidro ". Y cuando Joselito, un día antes de su muerte, escuchó el acre y bárbaro grito de los tendidos " ojalá te mate un toro mañana en Talavera ".
Si examinamos las distintas tauromaquias que se han escrito, desde la primera a la última observamos que sus reglas son tan genéricas como las del ajedrez ; conviene conocerlas a fondo para evitarnos que nos den el mate de Pastor o nos coja el toro en el primer enfrentamiento.
Torear de salón es una manifestación coreográfica que permite entrenarse y adquirir agilidad en los brazos para jugar el capote y la muleta, y lograr músculo en las piernas para clavarlas en el suelo sin moverse, y también para identificarse con los instrumentos empleados en la lidia.
Contaba José Ignacio Sánchez Mejías que su tio Rafael " El Gallo " todas las tardes, después de haber tomado café, copa y puro - como se decía entonces -, cogía la muleta y el estoque y decía : " Me voy a entrená ".
Y, sin prisas lo hacía por el pasillo de la casa de su hermana Lola, con la que vivía.
De una forma u otra, es necesario un aprendizaje, y después entrenar a diario, el capote y la muleta, por su peso, conviene manejarlos el mayor tiempo posible.
Tanto Fernando " El Gallo ", como su hijo Rafael " El Gallo " no fueron toreros competitivos :
Tuvo que surgir Machaquito para que la competencia se produzca con Bombita.
Entonces se hablaba de torero largo y torero corto.
El primero tiene más recursos para dominar al toro en los tres tercios y una mayor variedad en el manejo de capa y muleta, mata con facilidad.
En cuanto a toreros cortos digamos existen dos tipos : los que se caracterizan por si irregularidad, ahora se les llama torero artista.
Hay otro tipo que, se caracterizan por ser cortos en expresión estética, al que suele calificarsede bastos, poniendo al descubierto su mediocridad con los toros muy bravos.
Joselito " El Gallo " representó la síntesis del mejor toreo anterior, y casí seguro que no hubiera tenido rival, como sucedió con Guerrita, si no hubiera surgido Belmonte.
Su paso por los ruedos fue muy breve tenía tan sólo veinticinco años el día trágico de Talavera de la Reina, pero de una gran intensidad por el número de toros que mató y por la rapidez con la que asimiló el cambio radical que supuso la nueva forma de concebir el toreo, qué apuntó Juan Belmonte.
La comptetencia entre José y Juan nace con una característica peculiar :es la única que no se entabla entre un torero y un matador de toros, La direfencia es más radical : Joselito, a pesar de su juventud, es un clásico ; y Belmonte, un revolucionario.
José es el continuador de toda una tradición taurina sevillana, que se conjuga con el conocimiento y dominio de los toros .Es un torero completo que ejecuta todas las suertes con arte, con gracia, capaz de vencer cualquier dificultad que le presente su enemigo.
Belmonte es un torero que trata de imponer una nueva concepción del toreo. Condicionado por sus facultades físicas, intuye que la única forma de imponerse es quedarse quieto, y que solo podrá conseguirlo invadiendo los terrenos del toro. La  forma clásica de torear es conseguir que el toreo abandone su propio terreno y hacerle entrar en lo que se denomina jurisdicción del torero.
Juan, en sus comienzos, como todo revolucionario, es incomprendido, nadie sabe lo que en realidad pretende. Se le califica lo que ahora se define como torero tremendista, y su nombre se asocia a Terremoto, Cataclismo. Aseguran que no tardará mucho en matarle un toro, porque torea en su terreno en el que todos piensan que es imposible torear.
Joselito sigue la linea de los grandes continuadores, que perfeccionan el toreo de los que le precedieron, dentro del respeto a las normas clásicas. Belmonte rompe con ellas y vuelve a los inicios del toreo. Sus primeros pasos los da a ciegas, intuitivamente, y no pueden ser más toscos y primitivos.
Los primeros contactos de Belmonte con los toros los tiene en el auténtico terreno del toro, la dehesa, cuando cruza el rio de noche, para luchar con ellos clandestinamente ; y digo luchar porque va nada menos que a reinventar el toreo partiendo de cero. Sus escasas facultades físicas le condicionaron en extremo. No puede competir con el toro en movilidad y recurre a la proximidad y a la quietud. Casi todos le auguran un final trágico. Sólo algunos, que impresionaron al público por la emoción de ver a un hombre moverse entre los cuernos de un toro.
Joselito y Belmonte acabaron con los demas toreros. Los públicos se cansaron de los viejos modos, cuya transformación era patente, y a la quw no podían adaptarse los ya antiguos. Sólo Rafael " El Gallo " pudo sostenerse, y aún intentó la retirada, de cuyo acuerdo volvió repetidas veces.
Belmonte comenzó a quitárse la montera en su segundo toro, por comodidad.
El genial torero de Triana consideró que podía arrimarse a los toros y leer Cervantes y soñar con Chopín y las literaturas rusas y francesas.
Pero torear es templar y templar es tener valor para no inmutarse ante la acometida del toro.
Pero la evolución estaba en marcha............
Para entender la Tauromaquia de nuestro tiempo, y la del futuro, es preciso conocer la Historia del Toreo, al menos desde los Romero, y sobre todo las llamadas " Edad de Oro " y " Edad de Plata ".
En la próxima entrada hablaremos de un gran torero de la " Edad de Plata " de Manolo Bienvenida, en aquella época nunca llegó a existir un " Número Uno ", ni una pareja que mandase en el cotarro.
Contaba Alfredo Corrochano, otro buen torero de la " Edad de Plata ", que toreando en Las Ventas con Juan Belmonte y Marcial Lalanda, le susurró al oído Marcial : " Alfredito ven y siéntate a mi lado en el estribo para que la gente nos vea, porque hasta ahora sólo están mirando a Belmonte,









MANOLO BIENVENIDA ( CAPÍTULO I )

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Bienvenida, pueblo de la provincia de Badajoz es conocido por ser " cuna de una dinastía torera ", que adoptó el nombre de su pueblo, " los Bienvenida ", situado al este de Zafra, donde abundan las encinas, olivos, viñas y cereales, es un pueblo muy agrícola.

                                                     LA DINASTÍA BIENVENIDA :

BIENVENIDA 1 : Manuel Mejías Luján. Nacido en Bienvenida ( Badajoz ) el 23 de julio de 1844 y fallecido en Sevilla el 21 de marzo de 1908. Banderillero, novillero y otra vez banderillero. Fue auxiliador y maestro de su hijo Manuel. Formó parte de las más famosas cuadrillas y fue un torero sabio, elegante y largo. Casado con doña Teresa Rapela Camacho, tuvo cinco hijos : Teresa, José, Luisa, Manuel ( muerto a los dos años al torear a una cabra )  y Manuel. Es el fundador de la gloriosa dinastía.

BIENVENIDA II : José Mejías Rapela. Nacido en Bienvenida ( Badajoz ) el 1 de abril de 1880 y fallecido en Sevilla el 20 de diciembre de 1959, banderillero, matador de toros y de nuevo banderillero. Sabio y gracioso, no llegó debido a su carácter rebelde y aventurero. Casado con doña Rosa Ferrier, no tuvo hijos, Es el tío Pepe.

BIENVENIDA III : Manuel Mejías Rapela ( El Papa Negro ). Nacido en Bienvenida ( Badajoz ) el 12 de febrero de 1884 y fallecido en Madrid el 4 de octubre de 1964. Famoso matador de toros. Gran figura, casi inutilizado por una cornada cuando se encontraba en la cúspide del toreo. Genial artista y sabio maestro, guió a sus seis hijos siendo el patriarca de la dinastía. Casado con doña Carmen Jiménez Älvarez, tuvo nueve hijos : Manuel, José, Antonio ( fallecido a los 5 meses ), Rafael, Carmen ( fallecida a los catorce meses ), Antonio, Ängel Luis, Carmen Pilar, y Juan.

BIENVENIDA IV : Manuel Mejías Jiménez. Nacido en Dos Hermanas ( Sevilla ) el 21 de noviembre de 1912 ( aunque la partida diga el 23 ) y fallecido el 31 de agosto de 1938 en la clínica de San Ignacio, de San Sebastián, victima de una cruel enfermedad.
Torero cumbre de su época, de casta arrolladora, largo, artista y de garbo singular. No había cumplido aún los 26 años y había hecho nueve temporadas de matador de toros. Murió soltero.

BIENVENIDA V : José Mejías Jiménez. Nacido en Madrid el 4 de enero de 1914 y fallecido en Lima ( Perú ) el 3 de marzo de 1968. Gran maestro : sabio, largo. completo, seguro y excepcional banderillero. Casado con la actriz Pastora Peña, tuvo dos hijos : Pastora y Manuel.

BIENVENIDA VI : Rafael Mejías Jiménez. Nacido en Sevilla el 31 de agosto de 1917 y fallecido -- asesinado -- en Sevilla el 31 de marzo de 1933. Becerrista. Fino y gracioso. Dada su edad murió soltero.

BIENVENIDA VII : Antonio Mejías Jiménez. Nacido en Caracas ( Venezuela ) el 25 de junio de 1922 y fallecido en Madrid el 7 de octubre de 1975, a consecuencia de una cogida sufrida el día 4 en la finca " Puerta Verde " ( El Escorial ). Genial maestro, que ha toreado como nadie toreó nunca, fundiendo lo rondeño y lo sevillano en perfecta conjunción. Casado con doña María Luisa Gutiérrez Balbi, tuvo cuatro hijos : Maria Luisa, Antonio, Ángel Luis y Paloma.

BIENVENIDA VIII : Ángel Luis Mejías Jiménez. Nacido en Sevilla el 2 de agosto de 1924. Matador de toros. Fino, elegante y artista. Casado con doña María del Carmen Älvarez-Buylla Menéndez, tuvo cinco hijos : Rafael, Miguel, Carmen, Älvaro y Luis.

BIENVENIDA IX : Juan Mejías Jiménez. Nacido en Sevilla el 31 de julio de 1928. Matador de toros. Largo, completo, artista y gran banderillero, su carrera fue obstaculizada por muchas cogidas. Casado con doña Concepción Maraver Boyer, tuvo tres hijos : Juan, Concha y Julio ( fallecido al poco de nacer ). Murió Juan el 30 de mayo de 1999, en Madrid.

El último eslabón como torero de alternativa Ängel Luis Mejías Jiménez falleció en Madrid el 3 de febrero de 2007, en el toreo y en la vida representaba la elegancia absoluta. Sus amigos le llamaban El Inglés.

Comienza nuestro relato en la mañana del 10 de julio de 1910. Torea en Madrid, Manuel Mejías Rapela, ( Bienvenida III en la dinastía ) ( El Papa Negro ).
Era una mañana tranquila, hermosa, calma. Sin sueños, sin nervios, despertó el matador naturalmente de un breve descanso gozado después de la llegada del tren.
El cuarto del hotel pronto se llenó de amigos y aficionados y a media mañana llegó don José Uriarte, el mago de los sastres taurinos, con el precioso terno grana y oro. Era perfecto. Bonito y torero. Del color de las muletas la seda, oro de " entonces " en los bordados.
Rogó al sastre que a las cuatro y media y acompañado de su esposa viniera a recogerle, pues quería que le condujera en su coche a la plaza.
Entró en el patio de caballos, animadísimo, y tendió la mano a " Celita ", sobresaliente y al que Bienvenida le dió la alternativa algún tiempo pasado.
En su primero dió la vuelta al ruedo, En su segundo ocurrió lo mismo y la ovación trono en la plaza. Pero no era lo que Manuel quería.
- Tendrá que ser con mi tercero " Viajero ".
Salió como un huracán. Bravo, pronto, nervioso y noble. Era un toro de bandera. " El Papa Negro " en aquel momento más aficionado que torero, paladeaba la fiera e ideal arrancada.
Como en los anteriores tomó las banderillas en medio de una gran ovación.
Puso un par al quiebro y dos al cuarteo verdaderas filigranas.
Al clarinazo para matar, el trespalacios quedó entre los tercios, un poco hacía fuera. Iba Bienvenida
a poner en práctica su teoría de la estatua, seguro del éxito. Cruzó la plaza para citar con la mano izquierda. El público del tendido 5 al verle ir en aquella dirección, creyó que le brindaría la muerte y muchos espectadores se levantaron de sus asientos. Fue la llamada de la fatalidad. Debía no advertir el noble deseo del público, pero no se atrevió a defraudarle.
Y variando de propósito, continuó el camino para brindar como pedían. Estos minutos tan breves, cambiaron la suerte.
El toro al refrescarse volvió a su ímpetu, bravo y poderoso.
Se le arrancó muy de largo, en terrible embestida. Para aguantar así a un toro se necesita gran confianza en uno mismo. No es valor, es otra cosa distinta. Es la seguridad de que el sereno reflejo, medido al milímetro, desviará aquella masa ciega. Al verle llegar tan de largo, juntó los pies, esperándole erguido en posición natural. Seguro, movió ligeramente la muleta cuando el animal entró en el engaño. El toro se arrancó tan fuerte que no pudo torcer su ruta, doblar los centímetros necesarios para sesgar el cuerpo y seguir la tela, docil, hundió el pitón en la pierna de Manuel. Le alcanzó con el pitón izquierdo, y le hundió el cuerno hasta la cepa, por la fuerza del impulso. El pitón penetró hasta la ingle y al girar el cuerpo los destrozos fueron terribles. La punta salió seis centímetros por detrás del muslo, cerca de la corva. Le tuvo enganchado mucho tiempo y los peones que llegaron a hacer el quite se vieron embestidos dos veces por el toro, llevándole prendido. El mismo sacó el cuerno al inclinar la cabeza al peso del cuerpo, Le cogieron los " monos " y oyo la voz de su hermano, que lloraba :
- ¡ Barbaro ! Te has dejado matar.
Con la mano derecha se tapó el enorme boquete y con el brazo izquierdo se sujetaba al cuello de su hermano Pepe. Tenía destrozada la vena safena y el nervio ciático. La vida se iba con aquel torrente de sangre.- ¡ Me muero, Pepe, me muero !
( Continuará )



                                                         El Papa Negro con su familia


MANOLO BIENVENIDA ( CAPÍTULO II )

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A pesar de estar en Madrid, sin anestesia, un médico cuyo nombre borró el torero de su recuerdo, le mandaron al hotel en una camilla. La noche fue muy mala.
- Siento que la vida se me va, Pepe.
Pero a la mañana siguiente vino el gran cirujano don Lázaro Pindado y ordenó que corrieran la cama al centro de la habitación
En el suelo había cuajarones de sangre y el colchón estaba calado. Nuevas curas. A los ocho días sacaron de la herida un trozo de taleguilla de casi cuatro dedos de ancho.
En las horribles operaciones, por no gritar, se partió los dientes.
Un mes y otra vez, lentamente la vida. Y al término de los treinta días, Sevilla. No se encontraba bien y llamó a don Gonzalo Blanco. Estudió la herida, su trayectoria.
- ¡ Qué crimen han hecho con esta criatura ! Tiene partido el nervio ciático y le han dejado inútil.
La pierna izquierda estaba inmóvil, de piedra hasta los dedos del pie. Las ilusiones... Pedía la muerte a gritos y quería dársela. El doctor Blanco llevó a Manuel a Barcelona y allí Bravo, ilustre médico, diagnosticó que para encontrar las fibras rotas y posiblemente muertas, tendría que abrir el miembro hasta el tobillo. Barraquer, especialista, le puso corrientes intensas que le quemaron la carne. Su opinión, muy pesimista. Bienvenida era un caso perdido. El doctor Blanco, Pepe y el amigo Alberto Robles que le acompañaron quedaron desolados.
Tenía fe, pedía a la Virgen de los Milagros, patrona de Bienvenida que le curara, ofreciéndole para su ermita una pierna de plata. En Cartagena le vió el doctor Maestre.
- Usted no podrá vestirse más el traje de luces.
Otra vez a Madrid; desaliento, la negrura ante las opiniones de los médicos más famosos.
Un picador Monerri, cierto día le dijo :
- ¿ Por qué no vas al doctor Decref ?
- ¿ Quién es ?
- Un tio que me ha curado un porrazo del que no me sanaba nadie.
Y fue a verle, contándole aquel calvario, indicándole que el doctor Maestre le recomendó un médico de Berlín.
- Ven mañana a las ocho en punto. Voy a ver si en España hay médicos que operen como los extranjeros.
Así comenzó la larga y penosa curación. Luchó con el torero por espacio de cinco meses y durante tanto tiempo ni un solo día dejó de verle.
En este momento apunta el idilio que ha sido la base de una vida y su fundamento sentimental.
Granado y maduro para el buen amor, con veinticinco años ya. Lo había tenido todo en su carrera, llegó el triunfo absoluto y en su cúspide, cae derribado, al parecer de un modo definitivo. Esos amigos, esos halagos del triunfador, se fueron con la sangre, a raudales también. Quedó solo, peor aún, acompañado por los que mentían y esperaban el fracaso.
El cuarto del hotel, lleno de gentes al vestir el traje grana y oro de la corrida de Trespalacios, apenas se sentía la huella de alguno, al que el torero importaba menos que el hombre.
En los minutos de pena y desaliento, conoció Manuel a la que debía ser su esposa. Tenía dieciseis años impregnados de la belleza más fina que pudiera concebir un alto soñador. Era hija de un tallista modesto, Carmen había nacido en Sevilla y vivía en Madrid  en la Cava Baja, 8. La belleza de la niña impresionó a Manuel y buscó su amistad en busca de su cariño.
-¿ Por qué es usted torero ?
Y la para Bienvenida insólita pregunta, sólo podía tener una contestación.
- ¿ Que quiere que sea ?
- Bueno.... Cualquier cosa menos torero.
Había en su modo de interpelar un dejillo de temor por el oficio.
Porque en sus esperanzas de volver a los ruedos, fundíase el miedo a no ser lo que fue. En la blandura del afecto femenino convalecía el espíritu, y en la energía del doctor Decref. Fueron novios y como al calor del corazón, latieron los tendidos. Una tarde al aplicarse las corrientes, pequeño movimiento en los dedos del pie, dió la señal de la convalecencia. El médico le abrazó emocionado.
- He triunfado, Manuel, pronto podrás torear de nuevo.
- ¿ Esta misma temporada, don Joaquín ?
- En abril.
Corrió a dar la noticia a la novia y la alegría de Manuel batió contra la tristeza de Carmen.
- ¡ En abril volveré a ser quien fuí !
Y lloró. Ella concebía su hogar de manera distinta.
Entre los aficionados el revuelo fue inmenso.
Ya ilusionado pidió quince mil pesetas a sus amigos los Pérez Tabernero, y con ellas comenzó a hilvanar realidades.
¡ El dinero de los toreros ! La leyenda era entonces m,enos cierta que ahora, aunque hoy sólo ganan para guardar lo suficiente una docena de profesionales.
Las cantidades son muchas, pero los gastos son más.
Después de muchos años de ganarlo, no tenía más que unos brillantes que fueron los que le salvaron de otras penas, en los primeros meses.
La casa de Sevilla era gastosa, su índole también. Y entonces herido, se encontró pobre, como lo fue al presentarse en Madrid, vistiéndose en la pensión de doña Maximiliana.
Para que toreara, Decref inventó un aparato que ocultaba el defecto a los ojos de los espectadores, porque, en aquella época, los dolores de los toreros se recataban al público. El aparato consistía en una bola alta con forma de zapatilla en su parte inferior y la media cosida a ella. La bota ceñía la pantorrilla y un fuerte muelle, entre las dos suelas de la planta, empujaba el pie hacia arriba al flexionar la pierna. Contrató los servicios de un cirujano joven. Necesitaba un médico para que le diera masaje y corrientes, y un cirujano por si tenía la desgracia de nueva cogida. Este buen doctor acepto la proposición de pagarle quince mil pesetas anuales y los gastos en los viajes.
Fue tanta su bondad que curó a los compañeros heridos en las corridas que Bienvenida toreó Juntos estuvieron hasta 1913.
En abril llegó la primera corrida en Barcelona. Se vió con una falta de facultades enorme, la pierna fallaba y varias veces estuvo a merced de su enemigo.
En San Sebastián cortó una oreja.
Habló Manuel a su madre, ya al borde del casorio. La madre, no quería y tuvo que traerla a Sevilla para que la conociera.
- Esta bien, dijo como comentario cuando la preguntó con ansia su opinión.
Se casaron el 17 de septiembre de aquel 1911, en la iglesia Catedral de San Isidro, de Madrid, rescindió la corrida que debía torear en Madrid la tarde de su boda.
Pensó que sería bonito casarse por la mañana y torear por la tarde. Pero por complacer a su esposa no lo hizo.
( Continuará )




DON EDUARDO MIURA FERNÁNDEZ

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A la muerte de don Antonio Miura Fernández, acaecida el 31 de marzo de 1893, su hermano don Eduardo coge el testigo de la ganadería. Ya no es el adolescente flacucho y reservado al que en ocasiones su hermano mayor amosnetaba durante las tientas cuando le parecía que, para su gusto, era demasiado prudente. Tiene entonces 43 años, luce unas soberbias patillas y desde hace tiempo se ha convertido en un jinete emérito con el carácter bien forjado que conoce todos los secretos de la ganadería creada por su hermano Antonio
El 31 de marzo de 1893, la afición se pone de luto por la muerte del Excmo. Sr. D. Antonio Miura Fernández, caballero Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica. Sevilla entera acompaña al cadáver, camino del cementerio de San Fernando, por las angostas calles, goteadas de la cera del Jueves y Viernes Santos. También el campo revive, gracias a la llegada de la florida primavera. Y las plaza de la Maestranza abre sus puertas rechinantes, para la inaguración de la temporada.
Don Eduardo Miura Fernández se pone al frente de la ganadería, que le pertenece por herencia.
Entre don Antonio y don Eduardo había una diferencia de veinticuatro años. Don Eduardo era aún un niño cuando perdió a sus progenitores, y don Antonio - que murió soltero - fue para él un verdadero padre, constantemente preocupado con la educación, el adiestramiento y la administración de los bienes del hermano menor, que le respetaba profundamente, como lo prueba el hecho de que, cuando pensaba contraer matrimonio, a los treinta y tantos años, se decidió, después de mucho pensarlo, a preguntar a su hermano :
- Antonio...... ¿ me puedo ya casar ?
El 25 de junio de 1893 se lidian en Madrid, por vez primera, los toros de Miura a nombre de don Eduardo.
Empezaba, probablemente, la época más gloriosa y , al mismo tiempo más difícil, de la ganadería. Pasó en pocos años de una aceptación sin límites por todos a una crítica feroz por parte de algunos, culminado con un rechazo total de algunas figuras de la época.
Don Eduardo era de estatura regular, más bien delgado, moreno y de piel curtida por el sol y el viento. La cara muy expresiva, con una permanente sonrisa, apenas esbozada.
Algunos ganaderos, como Pablo Romero, no tardaran en comenzar a darle grano a sus toros, ya no sólo hierba, multiplicando así sus costes de producción. Los otros ganaderos deberán seguir su ejemplo.
Para don Eduardo Miura, como lo había sido para su hermano Antonio, la venta de los toros es un negocio con todas las de la ley, no un divertimiento como para otros ganaderos, quienes siendo ricos propietarios, se contentan con no perder dinero al criar sus toros.
Será en Puebla del Río donde don Eduardo lleve a cabo su primera compra en 1899. Se trata del cortijo Margazuela que revenderá en 1908 para poder financiar otras adquisiciones, todas situadas al noroeste de Sevilla, entre Cantillana, Lora del Río y La Campana. Durante toda su vida, y sus hijos harán lo propio mientras puedan, don Eduardo conservará el cortijo de Cuarto, donde tantos recuerdos lo trenzan al pasado. Es ahí, desde que lo arrendaron en 1852, donde eran llevados los toros del año, a los que se saca a finales de septiembre de sus cercados en la marisma...... los de la Isla Menor, compuesto por " El Rincón de la Zarza ", " El Conde " y " El Conde Chico ".
Una trashumancia de unos diez kilómetros que se llevan a cabo durante el día por caminos aislados.
Los cabestros gigantes que provienen del hato iniciado por don Antonio en sus años mozos, abren la marcha para guiar el centenar de toros que van enmarcados por una decena de jinetes, con don Eduardo a la cabeza.
Cuando llegan al cortijo de Cuarto, los toros son dejados en manada, y allí llegan los compradores durante el invierno y hasta primavera, esperando timidamente que don Eduardo consienta en venderles una corrida. A lo que accede después de preguntar cuánto dinero le han traído. Y según la suma, entrando solo en el cercado en el que está toda la manada, con su garrocha separa uno a uno los toros que considera corresponde al precio pagado.
Don Eduardo conoce sus prioridades. Sabe que el futuro de su ganadería debe visualizarse a mayor altura, allá donde las tierras son mejores pero también más caras. Y durante 24 años, al final de cada temporada, don Eduardo va a vaciar en la mesa de su despacho, el contenido del cofre de madera en el cual a lo largo de todo el año, guarda el dinero de los toros que vende, y del que saca lo que necesita para pagar los gastos.
Por Navidades, el capital esparcido en la mesa representa los beneficios del año. Con el flujo de efectivo lo dedica a comprar sus cortijos, pacientemente, sin pedir prestado, sin jactarse de sus adquisiciones.
En 1901, compra El Tinajero, en Lora del Río, según la jurisprudencia Miura : los toros para los varones, las tierras para las mujeres.
Casí cuatro mil hectáreas en propiedad y más del doble en arrendamiento. Un pequeño imperio agrario en el que trabajaban centenares de jornaleros y una treintena de vaqueros.
Y con parecida naturalidad a la mostrada delante de sus toros se desenvolvía en todos los aspectos de la vida. Un buen día hablaba con esa misma sencillez a S.M. el rey Alfonso XIII, que, para premiar sus grandes méritos como ganadero y agricultor, le decía :
- Voy a concederle el título de marqués de Los Castellares.
- Muchas gracias, señor - contestó -, pero le ruego que desista de la idea...... Yo estoy muy conforme con llamarme Eduardo Miura Fernández.......
Don Antonio había llevado el nombre de Miura a lo más alto de los carteles, y sus toros se vendían más caros que todos los demás. Don Eduardo va a seguir sus pasos, con el mismo rigor, no cambia nada en la marcha de la ganadería, salvo el número de toros que van a lidiarse.
En veinticuatro años de 1893 a 1917, don Eduardo lidia 4152 toros, es decir un promedio de 173 al año, tres veces más que su hermano. En varias temporadas hierra 300 machos, y para que esto sea menos evidente, hierra la mitad en el costado derecho y la otra mitad en el izquierdo.
Pero no todo es positivo en el asunto de la superproducción. El público y la crítica cuando aparecen toros en el ruedo con presentación inferior a la categoría de la ganadería protestan y no satisface a ninguna de las dos partes.
En cuanto a los toreros, obligados a lidiarlos cada vez más a menudo, estan furiosos. Los toros de Miura son adversarios incómodos, duros, avisados, astutos, agotadores. Para las figuras de la época, resulta imposible evitarlos, ya que frente a ellos es donde deben demostrar la capacidad torera y donde se conquista la gloria.
El enojo aumenta en las cuadrillas y en ocasiones las reflexiones estallan :
Hasta el gran Guerrita exclama un día en que debe enfrentarse a una miurada difícil en el Puerto :   
"¡ Ojalá todas las vacas de Miura reventaran !
Pero el público adora los toros de Miura. Con ellos jamás se aburre uno. Y la terrible leyenda negra resurge :
( Continuará )





DON EDUARDO MIURA FERNÁNDEZ ( SEGUNDA PARTE )

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Cuando don Eduardo debuta en Madrid el 25 de junio de 1893, la Fiesta atraviesa una época de transición.
Frascuelo va a retirarse, Mazzantini intenta plantearle batalla a la nueva generación y Guerrita se perfila como el sucesor designado de Lagartijo, quien se encuentra en las postrimerías de su carrera. En ese contexto surge en Sevilla " El Espartero ", cuyas legiones de partidarios esperan que ponga fin a la hegemonía, de los cordobeses.
Su valentía es tal que parece que ningún toro puede ganarle la pelea. Como esos miuras que lidió en Sevilla el 20 de abril de 1894, con los cuales triunfa de manera clamorosa.
Pero el destino de " El Espartero " estaba escrito. En Madrid camino de la plaza un gato negro cruza la calle delante del carruaje. El banderillero Antolín se persigna, pero el maestro afortunadamente no es superticioso.
El toro " Perdigón ", de Miura, considerado demasiado chico para ser lidiado en Madrid, la temporada anterior permaneció casí un año entero en la dehesa de  don Faustino Udaeta, ganadero de Manzanares, quien le pidió a su amigo son Eduardo Miura el poderlo usar como semental para un número restringido de vacas. Es un toro colorado, ojo de perdiz, listón, muy astifino, cornidelantero, corto de cuello y enmorillado, una característica rara en los toros de Miura. En Sevilla en la Plaza de la Encarnación, en el domicilio de don Eduardo, a la criada se le ha olvidado encender las velas que, desde los inicios de la ganadería arden en la capilla familiar cuando se lidian sus toros. Cuando don Eduardo se da cuenta, la bronca es terrible. Los cirios se prenden a toda prisa, pero ya son las cinco, la corrida de Madrid empieza a las cuatro y media. Al tirarse a matar " El Espartero " a " Perdigón " que le avisó varias veces se fija en sus pies y en vez de meter la cabeza en el engaño, lo espera y lo lanza a volar a dos metros hacia arriba, Cae de cabeza, en lugar de dirigirse a la barrera para reponerse, el sevillano vuelve al toro. Le da otros siete derechazos y se vuelca sobre el morrillo para asestarle una estocada rabiosa. Una temeridad inútil. Incapar de pasar es presa fácil. " Perdigón " sólo tiene que alargar su corto cuello para coger al torero. Lo tira al suelo y le embiste de nuevo. La cornada en el vientre es espeluznante. Al mismo tiempo que se llevan al torero inconsciente, dobla el toro.
" El Espartero " muere veinte minutos después sin haber recobrado el conocimiento. Una vez más como ocurrió con Curro Guillén y Pepete, un toro de Miura mata a un torero en la cumbre de su popularidad.
Nace la maldición lanzada por Fernando Villalón : Malhaya sea " Perdigón ", el torillo traicionero.
Don Eduardo lleva la ganadería apenas un año. La muerte de " El Espartero " conmociona a España entera. Ya terrible, el nombre de Miura se vuelve sinónimo de peligro mortal para los toreros. Tan es así, que dos meses más tarde. el 15 de julio de 1894. la Maestranza es el escenario de una nueva tragedia. No se trata ni de una gran corrida, sino de un simple festejo con vacas toreadas para los aficionados. Y para el que don Eduardo ha mandado animales de desecho. Uno de los aficionados, no pudo matar a " Beata ". Un banderillero la llama a la tronera de un burladero para apuntillarla a buen resguardo.
Armado su brazo con el cachete, aguarda el momento oportuno mientras uno de sus compañeros toca a la vaca. Con un ojo fijo en el capote que agita a su lado la vaca vigila con el rabillo del ojo la figura que adivina muy cerca de ella. En dos ocasiones la mano se acerca a su cerviz, pero dos veces hace que retroceda. El puntillero está convencido de que a la tercera será la vencida : " Beata " le da la espalda. Arriesgándose el puntillero sale a medias del burladero y prepara el golpe, pero la vaca es más veloz y le asesta una cornada mortal en el bajo vientre. Un rumor se propaga, acusando a don Eduardo de mejorar la puntería de sus toros acostumbrándolos a cornear unos monigotes rellenos de paja.... La leyenda negra de los toros de Miura acaba de escalar otro peldaño. Se les empieza a llamar " los toros de la muerte ".
Don Eduardo no va a ser el único en aprovecharse del entusiasmo algo mórboso suscitado por sus toros. Para las empresas, una corrida de Miura equivale a un lleno seguro.
Para los toreros, si los miuras son unos adversarios más temibles que todos los demás, los triunfos que puedan cosechar enfrentándolos dan riqueza y gloria.
Aunque la ganadería de Miura no es ni por asomo una de las favoritas de Guerrita, mató 139 miuras en doce años.
Pero a principios del siglo XX, Miura sigue siendo fiel a su leyenda, la cual se nutre tanto de triunfos como de tragedias.
El 16 de octubre de 1902 sale en Madrid " Catalán ", el toro más bravo y más noble lidiado en esa plaza, como titula la prensa del momento.
Al día siguiente, la prensa es unánime :
" Catalan " merecía el indulto.
Una semana antes, sin embargo, el nombre de Miura fue sinónimo de tragedia cuando el 7 de octubre de 1902 en Barcelona, " Desertor " sosprende al modesto matador madrileño Domingo del Campo que muere en la plaza.
La leyenda de Miura sigue creciendo. Para verlos lidiar, de todos los pueblos de Andalucia salen trenes llenos de campesinos que han ahorrado durante varias semanas para pagar el precio de una entrada. Y en esos trenes la leyenda se enriquece.
Circulan los rumores más descabellados, algunos de los cuales tiene cierto fundamento. Unos explican el poder de los toros de don Eduardo atribuyéndolo a una poción mágica que éste les suministra cada día. Poción que había obtenido de un curandero muy viejo al que su hermano don Antonio había dado asilo hace mucho tiempo en su cortijo.
Esa poción secreta se mezcla con el pienso, mientras que para otros se diluye en el agua en los puntos donde beben los toros.
Otros dicen que esa poción se distribuye todos los días después de que los toros han hecho "gimnasia" ( lo que viene a confirmar el hecho de que Juan Pedro Domecq " inventará su tauródromo, don Eduardo siguiendo la costumbre de su hermano, hacía correr diariamente a sus toros ). Los campesinos vecinos del cortijo " El Cuarto " son abrumados con preguntas, y en el lento avance de los trenes en la campiña andaluza, algunos toros se vuelven célebres aun antes de salir al ruedo. Este porque ha matado a tres o cuatro de sus compañeros, otro porque se ha escapado, y que a don Eduardo y sus cabestros con sus vaqueros les ha llevado dos semanas reintegrarlo a la manada.
Otros como " Azafran ", mandado a Valencia, donde todo el mundo se dio cuenta de que estaba loco cuando le vieron matar a dos cabestros apenas salido del cajón, después se mató dando golpes contra las paredes de su chiquero.
" Berberino ", chorreado en verdugo y ojo de perdiz, lidiado en Madrid el primero de octubre de 1900, dande mató cinco caballos antes de coger a Mazzantini.
" Aguilillo ", lo tuvieron que matar a tiros en el barco que lo conducía a Marsella, después de que destrozó su cajón y sembró el pánico.
( Continuará )



Oleo de Adolfo Durá representando la cogida mortal de " El Espartero ", por el toro " Perdigón " de Miura.

DON EDUARDO MIURA ( TERCERA PARTE )

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Faustino Posada, novillero sevillano de veintidós años quién, el 18 de agosto de 1907, es a su vez victima de la leyenda negra en Sanlúcar de Barrameda. Un día funesto que prometía ser triunfal, a tal extremo que la afición sevillana había bajado al alba por el Guadalquivir para apoyar a su joven promesa. La afición hispalense estaba convencida de que Faustino Posada era una gran figura entre los novilleros, y su inminente alternativa era considerada como un gran acontecimiento.
Después de haber toreado notablemente bien y de haberse perfilado para la estocada, Faustino mira un instante hacia los tendidos para pedirle al público que fueran testigos de la gran hazaña que intentaba realizar. Tarda más en quitarle la vista a su adversario que " Agujeto " en pegarle una cornada en la arteria traqueal.......  Al borde de la asfixia. Posada es llevado a la enfermería.
La noticia corre hacia Sevilla. A la mañana siguiente, don Eduardo, quien no asistió a la novillada a causa de la úlcera que lo aguijonea cada vez que se lidian sus toros, lleva a Sanlúcar al más eminente de los cirujanos de Sevilla. Pero Faustino Posada está ya en una situación desesperada y fallece esa misma noche. Ese año en solo unos meses don Eduardo ha lidiado en la Maestranza entre toros y novillos, 42.
Una cantidad que aumenta el malestar de la torería.
En 1908 todavía manda 24 toros a Sevilla.
Pero el recuerdo del malogrado Faustino Posada, sumado a las duras lidias que imponen los Miuras han creado un ambiente irrespirable. Y en el otoño estalla la crisis.
Es la primera en la historia que va a hacer que se enfrenten los ganaderos y los toreros.
A petición de Bombita y Machaquito, una docena de toreros firma un manifiesto en el que exigen que se los dupliquen sus honorarios cuando tengan que matar toros de Miura.
La intención de Bombita era obligar al ganadero a producir menos toros. Ya que éste último, con la fuerza que le daba el apoyo de la recién creada asociación de ganaderos, la cual estipulaba en sus contratos de venta que los toreros no tenían derecho a sustraerse a la obligación de lidiar los toros de los ganaderos asociados, había acrecentado de manera considerable su producción, pasando de 57 toros en 1902, a más de 120 en 1907. " Por poco que esta sobreproducción persista, decía el manifiesto, la ganadería de Miura ejercerá un monopolio en todas las plazas gracias a la aureola de su leyenda trágica, la cual es su mejor publicidad ".
Revelado por la prensa, el asunto tuvo el efecto de una bomba, inmediatamente se creó un frente de defensa de los toros de Miura, encabezado por el Duque de Veragua, quien presidía la flamante y todopoderosa Unión de Ganaderos. Se argumenta desde los dos bandos, las tertulias se animan, España entera no habla más que de este " pleito " de los toreros contra los toros de Miura.
Hábilmente, los ganaderos presentan el asunto como un " boicot ", cuando en realidad se trata de una cuestión de dinero.
Ya que los toreros, empujados por Bombita, quien torea miuras por doquier, ni piden sino una parte legítima de los importantes ingresos que generan dichos animales. Con la plaza llena, quieren ganar más porque sufren más. Además, dándose perfecta cuenta de que había un límite que no podía rebasar pese a su prepotencia, Guerrita se contentó a lo largo de su carrera con el único previlegio que le confería su estatus de figura : el obligar a los ganaderos, quienes entonces decidían el orden de la lidia de sus toros, escoger para él a los de mejor nota ; de donde procede el adagio de " no hay quinto malo ".
Si los toreros no quieren enfrentarse a los miuras, es por una simple razón ¡ les tienen miedo ! Los ganaderos advierten a las empresas que aquellas que contraten a los toreros rebeldes no podrán comprar un solo toro de ninguno de los miembros de la Unión. A Machaquito y a Bombita les abandonan sus compañeros. Cierta prensa comentan que don Eduardo abusa desde hace cierto tiempo de la popularidad de sus toros para vender también el desecho. Pero los toreros están derrotados. El 21 de abril de 1909, en ausencia de Machaquito y de Bombita, Pepete, Moreno de Alcalá y Martín Vázquez lidian a los Miuras en Sevilla.
Al día siguiente la corrida acapara los titulares de la prensa : " El desastre taurino de Sevilla ". Los tres toreros han sido heridos. El quinto toro se quedó solo en el ruedo y el sexto se quedó en el chiquero sin salir.
Cuando la crisis llegó a su fin, Bombita se reconcilió con los Miuras en Madrid, en ocasión de la corrida de la prensa del 25 de marzo de 1910, enfrentándose a " Bonobito " toro que don Eduardo le había reservado para el mismo. Durante los cinco años siguientes, hasta la retirada de Bombita y Machaquito, salieron a los ruedos los miuras más grandes y más duros de la historia.
Don Eduardo era terrible. Despuéd de la historia del " boicot ", cada vez que Bombita toreaba miuras le reservaba don Eduardo los más grandes, los más duros. El " pleito " marcó el final de una época. Otros toreros como Rafael " El Gallo " se convierte en un invitado habitual a los tentaderos de don Eduardo, a los que lleva a su hermano menor Joselito. Y cuando Joselito debuta en Sevilla en 1912 lo hace frente a los novillos de don Eduardo, el ganadero lidiará entre abril y septiembre ¡ la bicoca de dos corridas y cuatro novilladas en la Maestranza !
Si " El Gallo " no hubiera sido un torero medroso, sin duda no hubiera dejado una huella tan profunda en la historia del toreo. Su confensor dirá de él después de su muerte : " Rafael fue un espíritu puro, quien más que vivir, flotaba en este mundo en un estado de gracia perpetuo.
Esta cuasi-beatitud explica al mismo tiempo sus genialidades y sus espantadas, fugas que parecían una capitulación, pero que en modo alguno retratan al torero de cuerpo entero. Ya que para " El Gallo", la espantada no es más que una suerte accesoria dentro de una amplio repertorio que domina a la perfección, el cual hizo de él, inclusive antes del mismo Belmonte, uno de los más grandes artistas de todos los tiempos. " El Gallo ", como toda su familia, vive en Gelves, algunos kilómetros al oeste del cortijo El Cuarto, y su padre Fernando, quien había sido banderillero de Lagartijo el grande, mantiene desde hace mucho tiempo una relación previlegiada con la casa Miura. Sus dos hijos mayores, Fernando y Rafael, asisten habitualmente a sus tentaderos. Para Rafael, los toros de Miura son como todos los demás. Se anuncio con ellos en Madrid, Sevilla, Valencia, Zaragoza, Bilbao, Ronda, Pamplona, Barcelona, San Sebastián ....... y triunfa.
"¡ Son los toros que necesita un torero para consagrarse !
La leyenda negra no hace mella en él, y son numerosas las anécdotas que lo avalan. Como la del 5 de junio de 1910, cuando por primera vez se anuncia en Madrid.
Una corrida tan grande, que corre el rumor de que " El Gallo " no se presentará. La víspera, cuando después de bajar del tren se va directamente a la tertulia, provoca el asombro : "¡ Caramba, Rafael !   ¿ Estás aquí ? ", le dice uno de sus partidarios..........
" El Gallo " se indigna. "¿ Y por qué no habría de estar aquí ? No le tengo miedo a las divisas ? ¡ Al toro que embiste bien lo toreo a mi gusto ! y si embiste mal, poco importa de donde sea. " Hecho que se confirmaba con la lectura de las crónicas. " El Gallo " torea a los miuras a su manera, la cual dista mucho de ser tan brusca como la de la mayoría de sus compañeros. Con más de cincuenta años, un día Rafael fue repatriado de América, donde vagaba vanamente en busca de fortuna, por don Eduardo Pagés, empresario de Sevilla y de muchas más plazas. Una noche, al llegar en tren a Valladolid donde va a sustituir a un torero herido, don Eduardo Pagés le cede su habitación a las tres de la madrugada para que pueda descansar para torear al día siguiente.
( Continuará )





DON EDUARDO MIURA FERNÁNDEZ ( CUARTA PARTE )

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" El Gallo " pregunta : "¿ De quién son los toros de mañana, Eduardo ? ".¿Qué hacer?  ¿ Mentirle para que duerma tranquilo o decirle la verdad ? Sería ya imposible sustituirlo en caso de que se negara a torear.....
"¡ De Miura ! ", responde el empresario. Y " El Gallo " le dice :
 Perfecto, hace tiempo que tengo ganas de matar unas de esas....... ¿ Y de qué color son ? Pagés, que no tiene la menor idea, responde : " De todos, negros, castaños, berrendos......
" Formidable " - responde " El Gallo " metiéndose en la cama - esas son las buenas corridas de Miura. Y cinco minutos después estaba dormido, no sin antes haber pedido que le despertaran una hora antes de la corrida.
Un día que estaba Rafael tentando en lo de Miura, un gitanillo de tez aceitunada sale del burladero y antes de que nadie pudiera inpedírselo, logra dominar a una gran vaca colorada a la que nadie había logrado acercarse. Don Eduardo exclama : ¡ A ese niño lo parió una vaca !. Lo que el ganadero acaba de ver en Joselito era el saber enciclopédico que haría de él el más grande torero de esa tauromaquia arcaica.
Pero, mientras Joselito era tratado por don Eduardo como una gran figura, un chaval desharrapado torea a la vista de don Eduardo, se trata de Juan Belmonte. Antes del tentadero Joselito se dirige al cortjo de El Cuarto cabalgando sobre una preciosa jaca se cruza con Juan al que nadie ha invitado, sus miradas se cruzan.
El primero sabe hacer todo en el ruedo, el segundo prácticamente nada. Todo les separa, y es eso lo que va a acercarlos.
Un día le dijo Belmonte a Joselito :  " Piensa que puedes ser mejor que yo....... pero puedes estar seguro de que juntos podríamos ganar más dinero del que jamás has soñado ". Desde ese día, Joselito, hablará por ambos. " Lo que diga José ", decía Belmonte a las empresas.
Ambos van a imponerse lidiando toros de Miura, Joselito desde su primer año como matador de toros en Zaragoza en Octubre de 1913, domina a sus dos adversarios hasta el punto de cogerle con la mano el pitón a uno de ellos. Gesto que repite Belmonte el 21 de abril del año siguiente en Sevilla, cuando se enfrenta a los miura por primera vez : herido poco tiempo antes en Murcia, Belmonte ha debido renunciar a cumplir sus dos primeros compromisos en la feria de abril.
¡ Mentira ! claman los partidarios de Joselito : ¡ A Belmonte le dan miedo los toros de Miura !. Pero la leyenda está en marcha y va a escribirse con letras de oro durante la lidia de " Lentejo ", un terrible berrendo al que Belmonte le hace ese toreo que el mismo Joselito califica de " imposible ".
Hazaña que ratifica frente a su segundo enemigo ; en el que llevo a cabo el gesto prohibido de coger el pitón del miura con la mano.
Don Eduardo en el despacho de su casa esperaba como de costumbre el resultado de la corrida. Su mayoral tardaba en llegar más de lo común, y cuando por fin se presentó fue para decirle a su patrón que Belmonte le había cogido el pitón al toro berrendo........ ¡ Falso ! exclamó el ganadero, consciente de que con ese gesto Belmonte acaba de poner fin a la leyenda de la invencibilidad de sus toros......
De 1913 a 1920, Joselito toreó cuarenta y tres corridas de Miura, Belmonte, quien sigue a Joselito en todo, también los lidia.
Un día, en Bilbao, le había hecho a un toro de Miura una faena fuerte. En un momento dado se paró, con las patas juntas y el hocico en la arena.
Creí que lo había dominado completamente.
Me puse de rodillas junto a él. Era inmenso y estaba terriblemente armado. Permanecí allí un momento. Era el delirio en los tendidos. Yo estaba disfrutando de mi triunfo, olvidándome que el toro era de Miura. Entonces me fije en los ojos del toro, que estaban muy cerca de los míos.
Nunca olvidaré la luz que vi en ellos. El toro se había recuperado y era el amo de la situación : al menor movimiento me iba a coger. Me entró una angustia indescriptible : le hubiera bastado con alargar un poco el pescuezo....... sacando de los más profundo de mi ser toda la energía de que era capaz me lancé hacia atrás. Apenas acababa de hacer el movimiento cuando el toro brincó hacia delante. El encontronazo fue terrible. Me pescó por la taleguilla, un pedazo de la cual quedó enganchada en la punta del pitón. ¡ Afortunadamente, la violencia del impacto lanzó a varios metros de distancia a Belmonte, lo que le dio tiempo a su peón de interponer su capote y desviar la acometida del toro.
El mismo Belmonte confesaba que el toro más difícil de su carrera fue otro Miura que lidió en Bilbao en agosto de 1914. " Fue al mismo tiempo el más difícil y el que me dio mi triunfo más grande. Había sido imposible picarlo : atacaba al caballo con furia para luego retirarse de inmediato.
Estaba aculado en tablas, me vigilaba y me esperaba. Cuando estuve a unos diez metros de él, se arrancó como un bólido. Tenía dos opciones  huir o aceptar el reto. Si huía seguramente me alcanzaría, mientras que si lo esperaba....... no era más que una probabilidad. Así que lo esperé y no saqué la muleta sino hasta el último momento. Y de nuevo se encontró con mi muleta. Y así ocurrió diez veces más.
Estaba en medio de un remolino, atrapado por una tormenta.
Pero a medida que pasaba el toro, iba perdiendo un poco de su poder hasta que se paró. Entonces pude iniciar la verdadera faena. ¡ es uno de los momentos de mi vida en que más he disfrutado !
Una única vez en sus carreras, Joselito y Belmonte fueron superados por los toros de Miura por otro torero. Fue el 29 de abril de 1916, cuando Vicente Pastor, a costa de dos volteretas cortó la oreja de la historia de la Maestranza. Fue del toro " Recovero , un Miura monumental. " Es usted un valiente, señor Pastor ", publicó en su revista el severo don Criterio.
Contaba don Ignacio Zuloaga, que en una reunión en un conocido restaurante de la Carrera de San Jerónimo, de Madrid, con Joselito, varios amigos del mismo y el gran aficionado, popular en todo Madrid, Paco Avial.
Paco y José eran entrañables amigos, pero Avial se metía mucho con el gran torero ; siempre le estaba gastando bromas y tirando pullas. Lamentábase José de que habiendo tan buenos banderilleros no se superasen éstos al ejecutar la suerte, buscando más y más dificultades.
- No vi banderillear a Fuentes ni al Guerra, pero estoy seguro que ninguno de ellos puso dos pares al quiebro por el mismo lado.......
- Ni tú tampoco - dijo Avial.
- ¿ Qué no ? Vaya, señores, un almuerzo para toos, y va a ser en Madrid en donde yo los ponga, pa que me veáis vosotros.
El 5 de junio de 1913 torea José en Madrid toros de Saltillo. El primer toro de José, " Jimenito ", era bravo, y algo vería en él cuando apenas lo toreó de capote, cogió los palos y con un ligero  ademán se los brindo a Paco Avial, que ocupaba una barrera del tendido 1.
Entre los tendidos 1 y 2 citó y por el lado derecho quebró un maravilloso par, otra cita, y segundo par por el mismo lado ; un tercero inverosímil, y por último, previo permiso, cita en corto ; el toro no acude, coge la gorrilla de un monosabio, y arrojándosela para provocar la arrancada de la res, clava muy, muy en corto......
¡ El cuarto par cambiado por el mismo lado !..... Y después una de las mejores faenas y la primera oreja ganada por Joselito en Madrid.
La apuesta estaba ganada. Paco Avial aumentó su admiración por el gran Joselito y le costo pagar la comida.
( Continuará )







DON EDUARDO MIURA FERNÁNDEZ ( QUINTA Y ÚLTIMA PARTE )

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En 1916 torearon ocho corridas de Miura, Joselito con Belmonte, pero don Eduardo vivía su última temporada. Y el 23 de enero de 1917, como consecuencia de una larga enfermedad que jamás logro alejarlo de sus toros, murió en su casa de Sevilla, en la Plaza de la Encarnación, legándole a sus hijos Antonio y José, la ganadería más prestigiosa de todos los tiempos, así como las tierras que había adquirido con tanta paciencia.
Pero cuando los hijos de don Eduardo se hacen cargo de la ganadería, Joselito y Belmonte ya han cambiado el curso de la historia. La tauromaquia heredada del pasado desaparece y la estética del toreo moderno precipita el destino de las castas arcaicas. En casa de los Miura, la leyenda de los       "toros de la muerte " va a permitirles resistir.
Cuando debutan en Madrid el 10 de junio de 1917, los hijos de don Eduardo, Antonio y José Miura Hontoria, anuncian a sus toros con el nombre de " Hijos de don Eduardo Miura ", señal de que la huella de don Eduardo aun tiene fuerza. Para todos son los " niños Miura ". Antonio tiene 32 años. Al igual que su hermano José es un gran garrochista y junto con él se dedica a seleccionar de manera drástica la ganadería que han heredado. En el campo Joselito es el mandamás. Para él, el porvenir pasa por el encaste Vistahermosa, el cual después de la familia Murube y de don Eduardo Ybarra, va a parar en 1904 a manos de don Fernando Parladé, a quien en 1911 le vende una parte a don Ramón Mora Figueroa, quien hace lidiar sus toros a nombre de su madre, la Marquesa de Tamarón. ¿ Por qué preferir esos toros ?
Porque son bravos más tiempo que los toros de los encastes arcaicos, los cuales habían ocupado hasta entonces un lugar preponderante.
Y lo que dice Joselito va a misa : en Colmenar Viejo, la ganadería de Vicente Martínez emprende la cruza de sus inmensos toros jijones con el semental " Diano ", de don Eduardo Ybarra. A partír de ahí, todo el campo salmantino será irrigado con esa sangre brava. En Andalucía, aun se presta atención a sus argumentos, y la aportación de la sangre Saltillo, va a proveerle a la ganadería su época más brillante a partir de los años veinte.
Joselito tiene en mente el proyecto de comprar la ganadería de la Marquesa de Tamarón, pero su destino es otro. En 1920, cuando " Bailador " mata en Talavera a Joselito, don Ramón Mora Figueroa se encuentra sin comprador, encuentra otro, el Conde de la Corte, quien hereda el sueño secreto del gran torero Joselito.
¿ Cómo es posible que Joselito, tan amigo de los hijos de don Eduardo Miura, no les haya sugerido una mejoría en su ganadería para volverla más adecuada. a la tauromaquia moderna ?
No obstante, el fantasma del semental " Banderillero ", de la Marquesa de Tamarón, que hubiera sido llevado a Miura en 1917 después de la muerte de don Eduardo, todavía ronda por la memoria del mundillo taurino.
Lo que no hubiera tenido nada de extravagante en la medida de que ya había sangre Vistahermosa en Miura gracias a los dos sementales de Arias Saavedra agregados en 1854, cuyo aporte había sido tan beneficioso. Además, a Joselito no le hubiera costado mucho trabajo convencer a sus amigos Antonio y José para refrescar esa antigua aportación. Ya que si fue asiduo a los toros de Miura en los inicios de su carrera ( 15 en 1913, 13 en 1914, 17 en 1915, entre ellos seis en una sola tarde en Valencia, 15 en 1916 y otros tantos en 1917 ), en 1918 sólo lidió 6 y 4 en 1919. Es cierto que ya no tenía necesidad de lidiarlos para imponer su supremacía, pero aunque hubiera matado miuras sólo para quedar bien con sus amigos, ¿ de qué otra manera habría obligado a los demás ganaderos a modificar sus vacadas a su gusto, es decir, abandonando poco a poco el encaste vazqueño, si por otro lado continuaba anunciándose con los miuras ? Entonces, si Antonio y José Miura Hontoria deseaban avanzar hacia el futuro y permitirle a su manada que evolucionara hacia esa bravura más constante que permitía llevar a cabo ese incipiente toreo moderno, la aportación del semental de Tamarón era aun más indispensable puesto que la adopción del peto.
Ya era previsible, y puesto que los ganaderos de las castas arcaicas sabían que eso les significaría la ruina.
Los hermanos Miura no pensaron jamás en vender su ganadería, como prefirió hacerlo su amigo el Duque de Veragua, antes que contemplar como sus toros vazqueños se extenuaban contra el peto.
Sin dudarlo, los hermanos optaron por una evolución parcial......
Una evolución que, a fin de cuentas, afectaría también, después de algunos años de transición, a lo que quedaba de la vacada de Veragua, cuando ésta, ya en propiedad de Juan Pedro Domecq, fue ampliamente cruzada, hasta su completa absorción, con los tamarones que le había comprado al Conde de la Corte.
De los viejos tiempos no iban a quedar sino dos ganaderías : Miura, con sus cabreras-gallardos cruzados con lo de Arias de Saavedra y quizá con lo de Tamarón, y Pablo Romero con la aportación de Saltillo.
Las otras razas arcaicas que no entendieron la necesidad de evolucionar, desaparecieron por completo, excepto la casta navarra que encontró un nicho en el mercado.
A partir de 1920, la muerte de Joselito frenó la evolución de la Fiesta durante cierto tiempo. Belmonte se retiró y luego regresó.
No teniendo relación de amistad con los ganaderos, lo cual no impedía que salvaguardaran un respeto recíproco, ¿ por qué hubiera debido lidiar los toros de Miura , aunque éstos ya no fueron los mismos de cuando comenzó a torear ? Luego se abrió un período de transición desamparado por grandes figuras, pero rico en buenos toreros ; Fortuna y Fuentes Bejarano triunfaron en Madrid frente a los miuras : Chicuelo, Sánchez Mejias, Manuel Báez " Litri " y Cayetano Ordóñez   " El Niño de la Palma ", también los sortearon. Como lo hizo el nuevo amo del toreo, Domingo Ortega, y asimismo Manuel Bienvenida, el famoso " Papa Negro ", y Marcial Lalanda, un torero que se inspiró en Joselito. Este joven maestro realizó el 26 de julio de 1923, en Valencia, una de las mejores faenas de su carrera frente a un miura que pesó 400 kilos en canal ( cerca  de 700 kilos en vivo ), al cual le cortó el rabo.
Ignacio Sánchez Mejías, cuñado de Joselito, le había cortado otro rabo en la misma plaza, a otro miura llamado " Lucifer ", que también pesó 700 kilos.
A la muerte de don Eduardo Miura la vacada se redujo a la mitad : de 1000 vacas de las que disponía don Eduardo, sólo se conservaron 500, las mejores, repartidas sobre 3387 hectáreas. De 1927 a 1940 en 13 años, los hermanos Miura lidian 1200 toros, mientras que su padre había mandado a las plazas 4152.
¿ Por qué esta baja espectacular ? Porque aparte de los años negros de la guerra civil, la reforma agraria, obligó a los propietarios a consagrar para los agricultores las mejores tierras. En casa de los Miura, 915 hectáreas deben ser vedadas a los toros para ser cultivadas. Numerosas ganaderías emigran a tierras pobres y dehesas improductivas.
A partir de 1928 los hijos de don Eduardo tuvieron que abandonar el cortijo de El Cuarto, su último nexo con la marisma.
Los machos emigraron al de Cerro Gordo, arrendado en Carmona.
Las vacas pastaban en Los Gallos y Los Castellares.






LOS PRINCIPIOS DEL MONOENCASTE

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El monoencaste tiene sus cimientos en la Edad de Oro del Toreo. Belmonte lidió dos toros de Parladé en 1914 y Joselito nueve entre los años 1913 y 1914, ni uno más ni uno menos.
Pero frente a los Gamero Cívico, que son los hijos de los anteriores, ambos triunfarían : Joselito le cortó una oreja a " Mesonero " y otra a " Artillero ", en Madrid el 8 de octubre de 1916.
En octubre de 1917, Belmonte alcanzó uno de sus grandes triunfos madrileños cortándole una oreja a " Fandanguero " y las dos a " Carpintero ", un colorado chorreado, Joselito le arrancó otra oreja a " Cortijero " el 16 de mayo de 1918...... Fue entonces cuando los aficionados se dieron cuenta de que había nacido el toro moderno. En Sevilla el 17 de junio de 1917, " El Gallo ", Joselito y Belmonte le brindaron a Parladé un retorno triunfal " póstumo ", cortando las dos últimas sendas orejas a una excelente corrida que queda en los anales de Parladé, aunque el dueño ya era, por supuesto Gamero Cívico.
Otros ganaderos también poseen entonces toros de con sangre Parladé, pues contrariamente al Conde de Vistahermosa, el Barbero de Utrera, su yerno Arias de Saavedra, luego las viudas de Murube, y finalmente Eduardo Ybarra, quienes habían celosamente guardado para sí el tesoro de su casta, Fernando Parladé se mostró pródigo también en ese terreno. ¿ Habría planeado salvar su vacada multiplicando las ventas ? Probablemente no. De hecho su fortuna menguaba al ritmo de sus excursiones nocturnas, y encontró ahí la manera de financiar sus extravagancias. Fernando Parladé en un principio disponía de un hato de 258 vacas aprobadas por Ybarra, jamás lidió más de 40 toros por temporada, una cantidad que bajó a 18 en 1906, 1907, y 1909. En una década, se lidiaron únicamente 341 toros de Parladé, o sea una media de 5 corridas por temporada, en una época en la que don Eduardo Miura y Veragua vendían tres veces más. Aun vendiendo muchas vacas Fernando Parladé hubiera podido producir más toros. Esa doble personalidad hará las delicias de los cinco compradores que iban a dar origen a igual número de encastes, los cuales si Fernando Parladé hubiera llevado una vida más ordenada, probablemente no existirían : Francisco Correa, de Guillena, en 1904, se hace de 80 vacas y del semental " Bandolero ", los cuales irían a parar a manos de García Pedrajas.
Luego, Manuel Rincón, de Higuera de la Sierra, compra en 1908 un lote de vacas y dos sementales, de cuya calidad dio testimonio el excepcional novillo " Palmero ", al igual que los novillos que se lidian en junio de 1918 en Madrid. Después de haberle pertenecido a Antonio Urquijo.
En 1910 y 1911, la viuda del Marqués de Tamarón, cediendo a la insistencia de su hijo Ramón, le compra a Parladé dos camadas de eralas así como tres machos, entre los que está el fabuloso " Alpargatero ", que actuará en esa vacada como un verdadero acelerador de bravura, un rasgo que será aprovechado por el Conde de la Corte en 1920.
La última venta, que incluye el núcleo de la vacada, el hierro, los libros y la memoria, es la que favorece a Luis Gamero Cívico en 1914, dando origen, principalmente, a las ganaderías de Clairac y Samuel Flores. Para entonces, Fernando Parladé ya esta en quiebra.
De inmediato, esa gloria que Parladé sólo pudo tocar con la punta de los dedos, va a recaer en aquellos que heredan todo su trabajo.
Bravo, noble, dotado de una preciosa lamina como tenía en tiempos de Ybarra, el toro que produce Gamero Cívico es - sin duda - el que Parladé había soñado.
Joselito y Belmonte le sacan un partido que nadie hubiera podido imaginar antes de ellos, el toro de Gamero Cívico, anunciado como " antiguamente Parladé ", no se convertirá en la gran cantera de la cabaña brava comtemporánea.
Pero en ese año 1914 nadie adivina aún el camino real que se abre ante el encaste Parladé.
Sin embargo, es su nombre el que se impone inmediatamente como calificativo para este encaste, pese a que, de entre todos los dueños del tronco Vistahermosa, la trayectoria de Fernando Parladé haya sido la más corta : nueve años tan solo. Ybarra conservó sus toros 20 años, Murube los tuvo 22 años, Arias de Saavedra 49 y los Riva 41. ¿ Por qué ?
Quizás porque Parlade fue tan atractivo que su aura eclipsó a la de todos los demás.
Para los gamero cívicos actuales, el porvenir se dibuja menos radiante que su pasado. En Salamanca, los de Clairac subsisten en un aislamiento magnífico, mientras que en el corazón de la Mancha, los de Samuel Flores dudan entre dos caminos desde que Enrique Ponce ya no los mata ; la línea dura, que tiene muchos bemoles, o la nobleza exquisita.
El cortijo La Jurada en 1914 cobijó los toros de Gamero Cívico, marcados con la misma " Y " utilizada por los hermanos Ybarra. Dámaso Ybarra, primo de Rafael y Pedro, le compró a Fernando Parladé el remanente de la vacada. En 1921 se divide en cuatro lotes :
Uno de ellos se quedó en La Jurada bajo el nombre de Torre Abad ( después de haber pertenecido a Juan Guardiola Fantoni, esta ganadería se convirtió en propiedad de los herederos de Félix Hernández Barrera, quienes también conservan el hierro ), los otros le correspondieron a Samuel Flores, Rafael Llamamié de Clairac, Clemente Tassara y Domingo Ortega, quien se quedó también con el hierro de Parladé.
Ese hierro fue adquirido por Juan Pedro Domecq para su vacada de Parladé, en tanto que la ganadería del maestro de Borox fue comprada por Domingo Hernández y luego objeto de un mestizaje.
Junto con el hato de Parladé, Luis Gamero Cívico obtuvo los libros, lo que iba a ocasionar que Dámaso Gamero Cívico poseyera un tesoro único : los libros de su tío bisabuelo Eduardo Ybarra, los cuales, después de haber sido mantenidos al día durante diez años por Fernando Parladé, llegaron a manos de Dámaso debidamente completados por su abuelo Gamero Cívico y por su propio padre.
Ybarra, Parladé, Gamero Cívico, la memoria de la rama dura del encaste Vistahermosa descansa por lo tanto en las páginas amarillentas que Dámaso hojea de vez en cuando.
Si Ybarra hubiera aguardado todavía un poco, con el advenimiento de Joselito habría poseído una mina aun más rica que todas las que ya explotaba. Pero en 1904 Joselito aun no existía como figura, y no fue sino hasta diez años más tarde, a partir de la vacada que Eduardo Ybarra le había vendido a Parladé, cuando la rama dura de Vistahermosa apareció como la gran cantera con la que se iba a nutrir la ganadería moderna.
A pesar de su prestigiada filiación, la ganadería de Gamero Cívico está actualmente reducida a su mínima expresión, al igual que la de Pedrajas y la de Rincón, las cuales nacieron de la de Parladé entre 1910 y 1914. La que las sustituyó a todas fue la que procede de la vacada de la Marquesa de Tamarón, cuyo hijo Ramón Mora Figueroa, aparece hoy como el gran alquimista de la ganadería contemporánea, pues su hato - Parladé puro según las genealogías oficiales - dio origen a la del Conde de la Corte, del que a su vez salieron las de Atanasio Fernández y Juan Pedro Domecq. Teó
ricamente, las ganaderías de Gamero Cívico y Tamarón son las dos ramas de un mismo tronco, pese a que los analisis de ADN aparece, curiosamente, una ligera diferencia entre las dos.






ENCASTE SANTA COLOMA ( CAPÍTULO X )

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En 1939, don Graciliano Pérez Tabernero, vende su ganadería, para conservar sus fincas. Cuatrocientas cabezas. Tenía 61 años, pero se queda con veinticinco becerras y un semental, fue la segunda época de don Graciliano Pérez Tabernero.
Las cuatrocientas vacas, las compro don José Escobar Barrilaro, permanecieron durante cuatro años cerca de Ciempozuelos ( Madrid ) en una finca alquilada a la familia Esteban Hernández.
Pasado ese tiempo emprendieron el viaje hacía el sur. Santiago Aparicio tenía entonces dieciséis años y trabajaba con su padre, mayoral de la ganadería de Sánchez Rico.
Le convence don José Escobar para que se trasladara a la mariama Santiago, que hizo el viaje en tren con los 400 animales, una novedad en aquel momento en la historia de la ganadería brava, después participó en el traslado a Salteras y, finalmente, en la última recta del camino. Los ganaderos vecinos de don José - Pablo Romero, Concha y Sierra, Pérez de la Concha, Miura...... participaron en el traslado a pie enviando ochenta cabestros y decenas de vaqueros de sus respectivas ganaderías.
Separaron la manda de los cuatrocientos animales, en seis grupos y, dos días después, los gracilianos llegaron al majestuoso castillo de la Isla Mínima, construido por don José Escobar en los años cuarenta sobre los restos del palacio del marqués de Olaso con el fin de ofrecer a los toros un hábitat previligiado en la marisma del Guadalquivir.
Una joya, con una asombrosa `plaza de tientas que, guardando las proporciones, don José quiso a imagen y semejanza de la Maestranza ¿ Incluido el palco del Principe !
Don José Escobar encontró enseguida un hueco en las grandes ferias.
Impulsados por la etapa de don Graciliano, de Salamanca, los gracilianos de la marisma participaron en las tardes gloriosas de Manolete - y a la inversa -, hasta el punto que, a menudo, éste los imponía, como ocurrió en Pamplona o Valencia para corridas triunfales.
Algo que dio pie a una jugosa anécdota, cuando don José Escobar, ganadero tan anglófilo, viajó a Londres para ofrecerle a Winston Churchill la cabeza disecada de uno de los toros lidiados por Manolete, - el 23 de julio de 1944 en Valencia - , que tenía en la testuz una mancha blanca en forma de V de la victoria similar a la inmortalizada por el primer ministro inglés. Pero esta victoria no fue como el ganadero esperaba. Poco a poco, a partír de los años cincuenta, la ganadería abandonó la primeria línea. ¿ Don José Escobar había cedido en exceso a las pretensiones amistosas de los toreros reduciendo la cara de sus toros ? Lo cierto es que, salvo notables excepciones, sus camadas ya no daban ejemplares que pudieran entrar en las grandes ferias.
La casta y la nobleza continuaban, y esto tampoco contentaba al público, cuyo gusto se había radicalizado
Menos aún cuando en Salamanca, a partir de las veinticinco vacas que don Graciliano conservó una nueva ganadería tomaba el relevo, despertando interés de la mano de Juan Luis Fraile, quien se esforzaba por mantener el picante que, rápidamente, enloquecería al público francés.
En los años sesenta don José Escobar dedicó quinientas hectáreas a la crianza del arroz, reservando para los toros la parte más pequeña, que no ha dejado de disminuir por una sencilla razón : el arroz se vende mucho mejor que los toros La mecanización del cultivo del arroz, aceleró esta reconversión. Las vias del tren - que llegaban hasta aquí cuando los camiones no podían acceder se usaron para construir los cercados, mientras que la aldea de San Lorenzo del Guadalquivir, eregida en los años setenta por don José Escobar con el fin de proteger a los trescientos trabajadores contratados en la finca.
Tras la muerte de don José Escobar, la ganadería permaneció hasta 1995, a nombre de sus herederos.
A partir de entonces se escinde en dos lotes.
El primero conserva el hierro originario su propietaria su hija Rosa Escobar, mientras que el segundo ha pasado a ser propiedad de su otra hija, María Victoria Escobar.
Para llegar a la Isla Mínima, pasado Coria, La Puebla y la venta El Cruce, el camino se hunde hacia las tierras del arroz.
El rancho " El Rocio " de los Peralta se situa a la izquierda, las ruinas de Pérez de la Concha más allá a la derecha, y después el pueblo de Villafranco del Guadalquivir. Tras los silos de una importante cooperativa agrícola a los cinco minutos aparece Isla Mínima.
Don José Escobar Barrilaro, nacido en Ronda ( Málaga ), hizo fortuna.
El dolar y la libra no guardaban secretos para él. Banquero del Loyds Bank. Deseoso de echar raíces en el campo, compró diversas propiedades, siempre a la orilla de rios. Cuando en 1944 unos compañeros ingleses le comunicaron que Isala Mínima se ponía a la venta, no vaciló para comprarle, a la Compañía Inglesa de Marismas, algunos cientos de hectáreas, pensaba dedicarse al arroz, su prioridad consistía en devolver al encante Santa Coloma, de don Graciliano Pérez Tabernero, su esplendor.
Aficionado profundo don José Escobar Barrilaro comenzó su carrera como ganadero de primera categoría.
En la actualidad el hijo de Rosa Escobar, Mauricio, regenta la ganadería que su abuelo don José inició en 1940.
Para remediar el problema de la escasez de cuernos fueron a San Martín a buscar dos sementales.
A diferencia del hato de Juan Luis Fraile, todo negro, en el de Mauricio Soler Escobar, con el refrescamiento resulta evidente en los pelajes.
En septiembre de 2012, una novillada de Mauricio Soler Escobar con aire asaltillado, despertó el interés de los aficionados toristas.
Don Rafael Cabrera, tituló en su cronica :
"¡ Que vuelvan ! ". Este reconocimiento por parte del sector más exigente de la afición le permitió a Mauricio Soler Escobar vender, al año siguiente 2013, una corrida en Vic, capital histórica del torismo francés.
Mauricio lleno de esperanza sigue luchando. Desgraciadamente, el sueño se trunca de forma brutal el 19 de mayo de 2013, sentencia la Federación de Sociedades Taurinas de Francia en su blog :
" Lote bien presentado y armado, pero flojo.
Tampoco los gracilianos han servido mucho a los toreros. Las nubes negras que los había acompañado desde la marisma descargó su rabia en Vic.
El porvenir de los gracilianos de la marisma depende de forma exclusiva, de la capacidad de Mauricio Soler para seguir defendiéndolos a capa y espada.
La luz ambarina de la marisma, más bella que ninguna, continúa iluminando los arrozales.
( Continuará )











ENCASTE SANTA COLOMA ( CAPÍTULO XI )

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Pasada la Venta El Cruce con dirección hacía Isla Mínima, la antigua placita de tientas de Pérez de la Concha se encuentra en ruinas.
Construido en 1790, el cortijo ha sido invalidado por hierbas encrespadas.
De la casa sólo sobreviven las paredes desconchadas adornadas con azulejos rotos. En un cuarto todo polvoriento con una puerta de hierro que chirría, una cabeza de toro roída por las ratas yace enterrada bajo un montón de escombros.
Allí tentaron Rafael " El Gallo ", Joselito y Belmonte.
Hace algunos años los herederos edificaron dentro una placita redonda más pequeña que jamás terminaron.
De la vieja placita sólo subsiste una pared longilínea agujereada de aspilleras.
De todas las ganaderías que se instalaron en la marisma Pérez de la Concha fue la única que sobrevivió - hasta no hace mucho - en manos de una misma familia y en la misma finca, la famosa Vuelta del Cojo, actualmente rodeada de arrozales y medio en ruinas.
Con una compleja mezcla al principio - donde se encontraban sangres desconocidas - , pero probablemente vazqueñas y algo de Lesaca antes de que fuera Saltillo, a la ganadería de Pérez de la Concha se le añadió más tarde algún semental de Ybarra, y posteriormente se introdujo un lote de vacas de Joaquín Buendia. Nunca se quitó lo anterior, en los años 1970 la ganadería contaba con 700 vacas.
Una barbaridad. Los de Pérez de la Concha disponían de un capital inmenso legado por Fernando Sierra a sus descendientes, y durante los muchos años en los que la ganadería funcionó, sacaron de ella una confortable renta. Los problemas llegaron cuando desapareció Enrique Pérez de la Concha, el último de la saga, dejando sus bienes a su segunda esposa, Carmen Martínez, muy alejada del mundo del toro. Esta, a su vez, nombró como heredero a su sobrino, Enrique Martínez, quien tampoco estana muy interesado por los toros. De hecho, vendió a Ignacio Huelva la ganadería e hizo lo mismo con la Vuelta del Cojo, trozo a trozo, antes de fallecer hace unos años.
Durante esta penosa decadencia, los Péres de la Concha conservaron la calidad de la ganadería gracias a los conocedores y administradores que se ocuparon de ellos : como Manuel Salas Díaz, conocedor primero y administrador después.
" Esto era lo mejor del mundo ". Lo mejor de Santa Coloma. Tenían un toque de Ybarra y Veragua.... y salían unos jaboneros de Veragua maravillosos. Hablo del año catapum. Lo tenían todo mezclado, las tres ramas y unos salían más a una rama y otros, a otra. Toda vaca mulata que había entrepelada en cárdena era Ybarra. Pero al final, esto se eliminó, era muy bronco. Lo peor era lo que tiraba a Saltillo. Salían muy broncos. Pero lo mataban las figuras del toreo.
A partír de 1961, don Enrique empezó a dajarlo abandonado, y al morir don Enrique, su viuda, se quedó con esto y no sabía nada de nada.. Lo único que le interesaba era vender y cobrar.  En el año 1971, teníamos 600 vacas y 300 estaban sin tentar. Echaban dos sementales nada más a las 600 vacas y claro esta. No podían con todas.Cuando entró Manuel Salas Herrera, se encontró con 34 machos sin herrar y 36 hembras. Me quería ir, porque esto era una pena. Pero se quedó y le dijo a la dueña que se quedaba si al año siguiente todo cambiaba,
Escogió 20 machos y los echó a las vacas.
Lo tenían muy definido y se veía perfectamente el que embestía y el que no. Los bajitos con pitón blanco no fallaba ni uno.
Al año siguiente herraron 150 machos y 160 hembras. ¡ La dueña no cabía de alegría !
Los toros los vendía la dueña a 100.000 pesetas y los novillos a 50.000. Una miseria. Me fuí a Sevilla, vi al Vito, y le pedí 500.000 pesetas por toro y 300.000 por novillo. Vino a verlos en la Vuelta del Cojo y se quedó con todo.. La dueña alucinaba. En el cortijo había en las paredes diez cabezas de toros, cuatro eran jaboneros, uno castaño y los demás cárdenos.
Pero al final, lo único que quedaba allí era Santa Coloma puro, lo de Veragua, lo de Ybarra y Saltillo lo quitaron.
Lo de Santa Coloma lo había adquirido don Enrique a Joaquín Buendía. Cuando murió su mujer Carmen, yo me fuí de la Vuelta del Cojo, lo ví venir. Fue un desastre, una pena. Si esta ganadería hubiera aguantado trinta años más, estaría hoy en todas las ferias importantes por la calidad que tenía.
Esto embestía a rabiar y con el hocico por los suelos.
Que no exista ya, me da ganas de llorar. Yo, en doce años, la levanté y la puse en dinero.
Me da mucha pena. Es que no paso por ahí para no ver cómo está aquello. Lo vendieron todo por trozos. Paco Camino quiso comprar el ganado.
Las vacas de pitón blanco embestían todas. Las de pitón negro no. Era saltillo. Al final el sobrino de doña Carmen lo vendió todo y muy barato y con el hierro regalado. ¡ Uno de los más antiguos ! Con lo que ha sido la marisma no queda nada
¡ Fíjese ! En la Vuelta del Cojo vi a Rafael " El Gallo " siendo yo un chiquillo. Sus botas, su chaqueta y su sombrero perfectos. Tenía una clase, una calidad.
Se llevó a la vaca a los medios andando y ahí le pegó cinco o seis derechazos y otros tantos naturales.
¡ Qué grandeza, qué categoría ! Estaba tieso como una regla, el pobre. Lo mantenían Belmonte y don Enrique , mi jefe, administrándole el dinero de un festival que se había organizado para él en la Maestranza.
A Morante, ya trabajando yo en la Vuelta del Cojo, le eche su primera añoja un día de herradero.
Tendría seis añitos. Y de todo aquello no queda ná. Haber conocido la marisma en esa época y verla ahora. Sólo se hablaba de toros. A los chavales les afecta menos. Pero nosotros lo sentimos mucho.
Bueno a mí me dan ganas de llorar.
En la Venta del Cruce, antaño punto de encuentro entre vaqueros, jinetes, ganaderos, toreros, ahora acoge a los ciclistas ecologistas que vienen a fotografiar a los patos.
Manuel Salas, fue novillero, hijo del administrador de don Enrique Pérez de la Concha, su bisabuelo y su tío Antonio trabajaron con los Miuras cuando estos estaban en la marisma, y ambos murieron en la tarea uno cayendo del caballo encerrando una corrida y el otro de una cornada de un Miura.
( Continuará )






NAVIDAD 2.014

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" Que la Navidad inunde con sus colores mágicos cada instante de tu vida "

                      Para todos ¡ FELIZ NAVIDAD !

DESPIDIENDO EL 2014

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Nos faltan pocas horas para despedir el 2014,su balance en lo taurino no es nada halagüeño las grandes empresas del sector taurino dicen estar desconcertadas ante el 2015.
La verdad, durante el 2014, se han visto muchas calvas en los tendidos de las principales ferias.
Los empresarios llegan a esta conclusión tras hacer balance " del grave deterioro económico, especialmente en los últimos cinco años.
La juventud no acude a los toros, es un espectáculo caro, pero la juventud  es primordial para la continuidad de la fiesta.
Los aficionados de siempre ya no se divierten como antaño lo hacían, ven en el espectáculo que los toreros realizan su labor con monotonía, sin aportar ese entusismo que entonces sosprendía.
Los toros en muchos casos disípan las esperanzas del aficionado. Quizás el rebajar tanto la casta por parte de los ganaderos han eliminado del toro la " emoción " sin la cual la fiesta se está muriendo.
Necesitamos muchas tardes en las que el público salga " toreando " de las plazas.
Hace algunas décadas Sus Majestades de Oriente llevaban en sus equipajes pequeñas plazas de toros con figuritas de plomo. Vestían los toreros de purpurina y vivos colores. El toro llevaba una pincelada bermellón en el morrillo y venía con una gran actitud de embestir. ¿ Por qué no se construyen ahora aquellas plazas ?. A los soldados de plomo sustituyeron los de materias plásticas. A los toreros, nadie.
Aquellas placitas en miniatura, han sido sustituidas por los muñecos embaucaniños que tanto anuncia la televisión, pocas raíces hispánicas encuentran los infantes de ahora.
Yo recuerdo que tuve varias de esas plazas. Los juguetes son un vehículo de trasmisión de las actitudes y valores de cada generación. Nada más decisivo que ir a la plaza de la mano del abuelo, del padre, para ser después un excelente aficionado.
Durante el programa " Tauromaquia ", serie emitida bajo supervisión técnica de Juan Posada, con rodaje en España y México. Los niños de aquella época volvieron a jugar al toro y abrieron los ojos para admirar al más bello animal de nuestra geografía ibérica.
Desempolvar los castizos pasodobles, interpretarlos no sólo con maestría técnica sino con afición ( el maestro Guerrero supo dirigir su orquesta con una banderilla cuando hizo falta ), sería un modo de hacer llegar a los jovenes aquellas emociones que sintieron nuestros abuelos, a los que muchos o casi todos no renunciamos.
Anémica y " reprimida " llega entre uno y otro toro la música a los espectadores de Las Ventas.
¿ Cuántos al escucharla saben lo que oyen, si es que lo escuchan ?
Resulta curioso ver que la actual plaza de toros de Las Ventas fue proyectada por don José Espelius en 1919 y terminada por don Manuel Muñoz en 1931, aunque inagurada oficialmente en 1934.
La amistad que unía a Joselito " El Gallo " con el joven arquitecto Espelius la razón que movió a encargar el proyecto de una plaza de toros capaz de albergar al numerosísimo público deseoso de presenciar las corridas de toros. Precisamente en 1920 vivían un esplendor desconocido. Se trataba de pasar de los 12.000 espectadores de la plaza de la Avdª de Felipe II, hoy Palacio de los Deportes, a los 26.000 de Las Ventas.
Después se redujo su capacidad a 22.000 espectadores por motivo de comodidad.
En 1969 se ampliaron 705 localidades más.
Pero Joselito también había patrocinado otra Monumental en Sevilla, en 1918, y otra en Barcelona en 1916.
En 1920, Madrid tenía una población de 825.000 habitantes, hoy 3.300.000 cuatro veces más.
En aquella época el público empeñaba relojes, colchones, por asistír a las corridas de toros.
Y ochenta años después, los grandes empresarios del toreo ( ANOET ) nos dicen : " el mundo del toro está en quiebra ".
Los costes de producción de los festejos taurinos son insostenibles, nos llevan a números rojos, y así con resultados tan deficitarios es imposible montar un festejo taurino.
¡ Y digo yo !
Lo que dicen los empresarios ahora, lo vaticiné en el blog el 25 de diciembre de 2011 : ¡ Se aproxima el fin !
Ahora al leerlo de nuevo notas como todo lo que se dice en el mismo era verídico y no exagerado como en su día los que lo leyeron pensaron.
Para nada pensé al publicarlo que tres meses después " Los Coquillas de Cifuentes " abandonarían Encina Hermosa para siempre.
Lo sentí y lo siento en lo más profundo de mí, pero a toro pasado y después de tres años no dislumbro otro panorama distinto de aquel.
Mientras tanto Encina Hermosa se encuentra envuelta en soledad con la única compañia de las encinas y alcornoques y desde entonces llora a sus " Coquillas " diariamente,  lo acredita con un impresionante y triste silencio
A los ganaderos que siempre pasaron lo suyo en lo económico, los empresarios no pueden exprimir más, lo han dodo todo siempre, por afición, y en estos momentos podemos decir sin temor a equivocarnos que tener una ganadería de bravo es una magnífica forma para aruinarse.
La salida del toro bravo al ruedo de las plazas suscita imágenes de campo ; actua en primer lugar como embajador de los prados, mensajeros de las sierras, delegado de los juncos y los murmullos del río.
Esperemos que estos negros nubarrones que se ciernen sobre los aficionados, lleven más luces que sombras y que 2015 en lo taurino nos traiga el ingrediente que más necesita la fiesta
" EMOCIÓN !
Les deseo a todos un ¡ FELIZ 2015 !





MARÍA ANTONIA FONSECA ( CAPÍTULO I )

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Pedraza, lugar reservado para ganaderías bravas, en la actualidad la gran cantera de Pedraza se ha apoderado de estos territorios.
Sobre la pared ruinosa del caserío en ruinas, salvaguardado por una alfombra de zarzas, un azulejo añil.
En la época en que fue colgado, la familia Fonseca disfrutaba de una situación próspera y, sin formar parte de los grandes ganaderos charros :
- Antonio Pérez, Gracialiano, Paco Coquilla, Atanasio, Galache y Cobaleda, con estas dos últimas estaba vinculada, también criaba toros bravos. Pudieron rescatar del paso del tiempo, que sólo respetó las paredes exteriores del caserío, una chimenea monumental rematada con una " m " redonda.
Sentados delante de la misma, tres generaciones de ganaderos : Luis Fonseca, su hermana María Antonia, y después Domingo, hijo del encargado, amadrinado por ella y que, por falta de hijos propios, acabó adoptando.
Luis Fonseca compró en 1931 un hato de Carreros con el que se presentó en Madrid en 1934. A su muerte, cuatro años más tarde, su hermana María Antonia Fonseca Herrero hereda la ganadería, elimina lo de procedencia Carreros y lo reemplaza por doscientas vacas y dos sementales de Agustínez, de origen Villagodio, es decir " COQUILLA ".
Pronto redujo su ganadería a unas setenta vacas y, en 1942, añadió el semental " Vistahermosa " de " COQUILLA "; iniciando su andadura en Vitoria el 4 de agosto de 1947 y en Madrid el 19 de marzo de 1950. Pero su ahijado Domingo la convence de que hay que buscar algo mejor, le da plenos poderes para ir a casa de Juan Pedro Domecq y Díez para comprar vacas y sementales procedentes del Conde de la Corte y Pedrajas. O sea : Parladé arcaico a traves de Mora Figueroa y Gamero Cívico con algo de Tamarón. En aquel momento, Juan Pedro Domecq y Díez no había completado la fusión con la sangre Núñez obtenida en casa de su hermano Álvaro.
Se cuenta que en 1946, en la escuela taurina de Porrita cercana a las Ventas, en una placita que después fue reemplazada por una hilera de edificios, donde acudía un joven chaval de nombre Julio Aparicio. Su padre tenía una peluquería de señoras en la calle Alcalá, 96, donde acudía Lupe Sino, que invitó al muchacho a un tentadero en casa de Fonseca, donde acudía su novio Manuel Rodríguez " Manolete ".
Después el maestro Julio Aparicio aclararía, que a Pedraza le llevo un banderillero amigo de su padre, que Lupe Sino le recomendó en casa de Atanasio Fernández y Manolete ni siquiera le dijo hola. Vivía en su mundo. Pero el que se fijó en Aparicio fue Camará apoderado de Manolete. Un año más tarde Manolete caía muerto por " Islero ", de Miura, en Linares y Camará apoderó a Julio Aparicio.
Comentaba Julio que en aquellos años la finca Pedraza era bonita. María Antonia una mujer encantadora y su ahijado Domingo una persona formidable. Sobre los toros de la ganadería y con memoria precisa aclaraba que en aquel momento tenían " COQUILLAS ". En Pedraza pasé varios inviernos. Me acogían como uno más de la familia, Luego todos murieron, María, su marido, y al final Domingo, muy campero, muy buena gente.
Me regalaron unos zahones extraordinarios, mi hijo Julito los usa todavía. Están como nuevos. Con toda la amistad que tuve con esta familia, nunca les maté una corrida.
Lo de " COQUILLA " que tenían no debía de gustarle mucho a Camará, y él lo hacía todo. Yo no opinaba. Toreaba. Y después lo de Domecq que compraron no lo alcace a ver. Ya coincidió con mi retirada.
Cuando murió María Antonia empezaron a vender todo, cachito tras cachito. Los toros primero y después la finca. Esto desapareció. Se arruinaron. Fue una pena.
El abuelo " Gorrilla ", de nombre Domingo Fonseca, era un charro imponente, propietario de varias fincas, Pedraza, era una de ellas y estaba muy arbolada.
Tres testigos lo rememoran : Felicísimo con 84 años en la actualidad fue contratado en el invierno de 1934 para recoger bellotas. " Tista " Ledesma entró a los diez años como obrero y Javier Galán vieron mutar Pedraza desde el esplendor hasta la decadencia.
Javier Galán era sobrino de Serafín Serrano, que se había casado con María Antonia Fonseca, siendo ambos mayores. Murió Serafín prematuramente.
Serafín el marido de María Antonia, canalizó la finca y reemplazó los cereales por el mimbre, que era muy rentable. Hicieron una corta de robles a orillas del rio obteniendo buenos ingresos.
Los destinaron para pagar los intereses de un préstamo importante que consiguieron para construir varios edificios en Pedraza inmensos, incluida una nave para albergar 2000 ovejas.
Pero las tasas de los bancos empezaron a poner la economía de la finca en peligro. Serafín el marido de María era périto agrícola y conocía perfectamente la finca, pero murió joven en 1959.
Domingo, el hijo adoptado por María era un hombre de campo, no un financiero. Los intereses de aquella deuda comenzaron a roer a Pedraza que entonces fue tasada en 80 millones de pesetas, tenía 700 hectáreas. La tala de madera, el mimbre y las cosechas apenas bastaban para pagar los intereses.
El préstamo principal era de 40 millones de pesetas, ninguna de las fuentes de Pedraza lo cubría, se pagaban los intereses pero no se amortizaba nada del principal en ningun vencimiento. Sólo un milagro podría haber frenado este mecanismo por haber calculado mal las consecuencias de su audacia.
Pedraza en los años cincuenta, era un palacio semejante al de las películas. Se accedía a él por un camino de plataneros que desembocaba a un patio lleno de pavos reales, mientras en la explanada situada en la parte posterior de un torreón edificado en el siglo XV por Garci- López de Chaves y relacionado con el señorio de Villavieja. La vega del río Yeltes era una maravilla, pero unos años después todo fue liquidado.
Los árboles se cortaron, los álamos, los alcornoques......., los intereses y la deuda lo imponían.
Al atardecer, la tapia de la finca del lado de Sancti Spíritus estaba negra de tantas perdices.
Tenían también caballos de carreras. En Pedraza todo era espectacular. Ir a Pedraza era como entrar en otro mundo. Fue la primera ganadera que introdujo en Salamanca sangre Domecq. La criticaron por eso. Los toros eran un lujo que mantenía por placer. Cuando la situación se volvió insostenible, María Antonia acepto su suerte con resignación y una dignidad admirable. Los toros, apenas tres años después de haber comenzado a lidiar, fueron lo primero en venderse para pagar un plazo de intereses exorbitantes.
Le siguieron los caballos de carrera, las ovejas y las otras fincas de su padre el abuelo " Gorrilla "...... la de la raya de Portugal, la del Espino, un cuarto del Villar y por último Pedraza, el 8 de mayo de 1975, Pedraza fue vendida, María Antonia murió dos años después, exiliada lejos de su querido campo en un apartamente  el el número 10 de la Gran Vía, de Salamanca.
El debut de María Antonia Fonseca Herrero con sus domecq comienza el 10 de marzo de 1968, en Barcelona, seis novillos, actuando Juan José, el torero de la Fuente de San Esteban. Balañá le firma después de la novillada 50 festejos en sus plazas.
( Continuará )





2015............ PREOCUPACIÓN

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Comenzamos 2015 parece unánime la opinión de que es necesario y urgente regenerar la fiesta, pero a los aficionados nos preocupa un año más que los ganaderos no aporten un toro con emoción el cual venímos reivindicando desde hace mucho tiempo.
Y nos preocupa no ver realizar con perfección la suerte de varas.
Si se cumplieran estos dos puntos automáticamente el público regresaría a las plazas de toros.
De los muchos peligros que acechan a una ganadería brava está en no refrescar la sangre de sus animales a tiempo.
Unas veces no se hace bien por no gastar dinero, otras por un falso prurito de vanidad mal entendida, los ganaderos que no refresquen la sangre de su ganadería al menos cada cien años, corren el peligro de tirarla por la ventana.
Ahora bien, que nadie confunda cruzas con refrescar sangre.
Lo fundamental en una gandería brava es que su propietario se dé cuenta de lo que lleva entre manos. Que conozca a fondo aquello de lo que dispone y de lo que carece, y procure enmendarlo en cuanto le sea posible.
El toro es hipergenital y la testorona es una fábrica de irritabilidad y agresividad.
Si al capturar una codozniz con sólo introducir bajo la piel una tableta de testoterona ( principal hormona sexual que se encuentra en los testículos del toro ) se volvería alcotán rabioso ( semejante al halcón ).
La cólera actúa de analgésico del dolor y el toro es un polvorín de cólera concentrada.
Pero esas montañas de ira al explotar embisten mientras les queda una gota de sangre. Nada puede, entonces, detenerlos y constituyen como una fuerza de la naturaleza sólo comparables con el viento, el río o el relámpago.
Pero la verdadera dificultad del ganadero se encuentra en seleccionar valores tan huídizos y frágiles como la bravura.
La bravura en si conviene desmenuzarla para conocerla mejor con sus distintos matices, los tendremos positivos y también negativos pero a todos uno a uno tiene que valorar el ganadero en su laboratorio.
Entre los positivos encontrara :
Venir de largo, codicia, movilidad, fuerza, casta, fiereza, raza.
Fijeza, embestir derecho, temple, galope, meter la cara.
Duración, venirse arriba, no dolerse.
Entre los negativos :
Falta de raza, de codicia.
Se duele, se viene abajo, desigual en la embestida.
El berreo es un defecto de mal gusto, por llamarle de alguna manera, existen toros berreones muy bravos.
El berreo se puede encuadrar en los negativos cuando es un berreo de miedo.
El berreo afea mucho la embestida, por tanto el ganadero debe tratar de eliminarlo pues se trasmite con fácilidad y cuesta mucho que desaparezca.
La casta es facultad de la raza y como existe buena y mala, separarla es siempre tarea ardua.
La bravura tiene una escala de dureza o resistencia al dolor ; de codicia o rapidez, de nobleza o instinto claro ; de sentido, instinto oscuro defensivo. Un aficionado observador puede ver esta escala más o menos acusada a lo largo de una corrida.
El toro que no sea bueno para el ganadero, no es bravo y no debe ser bueno para nadie, aunque escuchemos frecuentemente - ha sido bueno para el torero.
Por otra lado la casta produce movilidad, pero muchas veces nos encontramos con falta de entrega en la muleta, que les hace volverse antes de terminar el pase. O lo que es lo mismo : no tienen la fijeza necesaria en la muleta a la que se arrancaron y varían su acción, dejan de ser profundos en la embestida ; no empujan, no se rebosan, no se entregan totalmente.
De ahí el peligro de pasarse al mezclar : bondad con fiereza, casta y excesiva dureza, porque ni el torero ni el público lo admitirían.
¡ Que gran misterio es el toro bravo !
Una de las pruebas decisivas de la bravura es la suerte de varas, la incomprendida suerte de varas.
Los toreros ordenan al picador peguen en el primer puyazo, cerrando la salida de tal manera que el toro no pueda irse,
Desde los caballos protegidos con un peto hasta el suelo, los convierte en tanques, frente a los cuales el toro se desangra, se derrumba, se pica donde caiga, y apretando ciegamente.
Pero los aficionados se resignan tarde tras tarde como un mal que no tiene remedio.
Los toros no se colocan adecuadamente en la suerte de varas y todos parecen iguales, porque a ninguno se le somete y se prueba debidamente. Así reducimos la corrida a la más mínima expresión.
Al picar así los puyazos se han ido desplazando desde el morrillo hacia la región de la cruz, desplazamiento que prioduce en el toro graves disfunciones de su aparato locomotor y que afectan a su movilidad.
La suerte de varas es ideal bien practicada para el estudio de la bravura así como para medir la fuerza del animal.
La volemia de un toro de 500 kilos de peso vivo viene a ser de 38 litros de sangre, picando en el morrillo, que hacen que el agujero se cierre más fácilmente por la gran presión de los planos musculares.
Al picar en el morrillo, no se producen lesiones óseas, puesto que la columna vertebral discurre por la región media del cuello, y no se perjudica gravemente la función locomora del animal.
El tercio de varas creado para adaptar al toro para la faena de muleta, se ha convertido en una suerte amarga.
De ahí lo difícil de encontrar la bravura tan necesaria siempre y tan precisa ahora.
Amarga verdad, pero no por amarga menos verdad.
Pero si somos sinceros al toro actual le falta la emoción que tuvo el de antes, está menos encastado y no trasmite vibración, el torero ha ido adecuando a sus necesidades plásticas las ganaderías más azucaradas en cada momento, para poder crear más belleza en su toreo.
Pero en estos momentos de regeneración de la fiesta sería importante saber si el público busca emoción o belleza en el toreo.
Los ganaderos tienen que buscar el toro con emoción como el que busca un diamante, algunos lo tendran en sus manos y a otros se les escapa, pero lo cierto es que no podemos seguir bajando peldaños en este recien estrenado 2015.






MARÍA ANTONIA FONSECA ( CAPÍTULO II )

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En 1965, el matador de toros salmantino Victor Manuel Martín recuerda perfectamente el corto periodo que las vacas compradas a Juan Pedro Domecq y Díez permanecieron en Pedraza - apenas seis añios entre 1963 y 1969 .En 1965, tuvo el honor de tentar la primera camada nacida en la finca.
Pedraza era una maravilla de finca, divina.... Metíamos dos eralas, muy fuertes y muy bravas, Con dos yo tenía para toda la tarde a gusto. Me hacían sudar. María Antonia estaba ya muy mayor, lo llevaba todo Domingo.
El 9 de junio de 1968, María Antonia regresa a Barcelona.
Matilla le compró toda la camada.
Rafael Ortega, El Viti y Andrés Hernando. El primer toro del encaste Domecq lidiado por María Antonia se llamaba Oidor, de 510 kilos.
Ocho días después, el 16 de junio de 1968 debuta en Palma de Mallorca, otra plaza de Balañá.
El 21 de septiembre de 1969, se lidia en Barcelona, Miguelín, Morenito de Talavera y Marismeño.
En el Ruedo publicaron : " Aunque se han cortado cuatro orejas, se rumorea que la ganadería de María Antonia Fonseca va a ser adquirida por don Baltasar Ibán para crear la ganadería de los Guateles, a partir de la cual regenerará sus Contreras ; mientras que un ganadero de Sanctis Spiritus, José Matías Bernardos " El Raboso " por una deuda que tenía Domingo Fonseca con él, al no tener forma de cobrar se quedó con unas vacas y dos sementales.
Domingo vivió en la Fuente de San Estaban hasta que murió. Se arruinó total.
En la primevara de 1970 desembarcaron en Botoa, finca que don Baltasar Ibán explotaba en asociación con Antonio Arribas, quien poseía el prestigioso hierro de Vicente Martínez, llegaron 75 vacas y tres sementales ; 36 con el hierro de Juan Pedro Domecq y Díez y 39 con el de María Antonia Fonseca, al igual que los tres sementales : Gardenio, Fantasio y Opresor. Todos provenían de Pedraza via El Escorial, donde habían pasado el invierno en el Cortijo Wellington en el Escoral frente a la Cruz de los Caídos, que ya protegía a la manada de Contreras que don Baltasar le había comprado a Manuel González " Machaquito " y que lidiaba a su nombre y al que añadió veinte vacas de Fonseca y dos sementales : Sonajero y Peleón.
Los animales de María Fonseca le deben la denominación que les acompaña hasta Extremadura los " Guateles " a unas pequeñas flores que en el Escorial crecen en las orillas de los arroyos.
Antonio Carnerero, cuyo padre había trabajado para Lisardo Sánchez en la finca Botoa, fue contratado el 5 de abril de 1968, Durante seis años veló por los " Guateles " escrupulosamente sobre las tierras que Lisardo Sánchez había hecho célebres.
Contaba Antonio, que don Baltasar Ibán venía mucho pero me daba poderes para hacer con la ganadería lo que quisiera.
Desde la compra no hemos cruzado con nadie.
Al año de la compra, la ganadería se presenta en Madrid el 13 de septiembre de 1970, con ocho toros para José Julio, Emilio Oliva, Efraín Girón y Enrique Patón que confirmaba la alternativa. Esos toros eran los que Domingo Fonseca había originado y seleccionado pero, ¿ quién se acordaba de eso ?
Seis años más tarde, una mañana de 1976, don Baltasar había legado su colosal fortuna a los Jesuitas que tuvieron la sabiduría de confiarle la gestión de la ganadería a Antonio Carnerero que, durante otros diecisiete años, iba a ser el único que tomase las decisiones en materia de selección.....
A la muerte de don Baltasar Ibán, la sociedad creada con Antonio Arribas se disolvió, y éste último se llevó a las 600 hectáreas de Cerro Verde - otro cuarto de Botoa, a cinco kilómetros de distancia que había comprado a los herederos de Lisardo Sánchez.
170 vacas y dos sementales, los fonsecas de Arribas con el legendario hierro de Vicente Martínez hacen gala de una clase extraordinaria.
Tras la muerte de Antonio Arribas en 1985, la ganadería se reduce a causa de vender a Manuel San Román y Pepe Moro para su hierro de la Cardenilla.
Con las 80 vacas y los tres sementales que quedaron en los " Guateles " después de la separación con Arribas, Antonio Carnerero continua su trabajo de selección preservando tanto la bravura como su diversidad de pelaje : salpicados, burracos, sardos, ensabanados y castaños. Durante San Isidro de 1978, los toros Oidor y Sonajero, lidiados por el Viti, Andrés Vázquez y Parrita, le brindan a don Baltasar un triunfo póstumo, y suponen para Antonio la prueba de su talento.
El 15 de septiembre de 1981, el toro " Sospechoso " mata en el ruedo de la plaza de Albacete a Fernando Villarroel " El Chocolate ", un espontaneo de 28 años al que " El Cordobés " dejo torear, lo que desencadenó una crítica tan virulenta que el diestro, muy afectado, interrumpió su carrera.
En 1981, Paquirri tienta el semental Guardián nacido en 1979.
En 1986 lidiaron una corrida en Castellón que valió 7.000.000 millones de las antiguas pesetas.
Cuando el abogado de los jesuitas, don Fernandon González les hizo saber que obtendrían una magnifico beneficio vendiendo la ganadería y la finca.
La ganadería de los " Guateles " tenía entonces muchos golosos, pero se metió el Litri hijo por medio y se quedó con la ganadería y con la finca. Durante tres años tuvo la ganadería en Botoa. Pero tuvo que vender la finca por expropiación para ampliar una base militar que coge cuatro fincas con tres mil hectáreas. El Litri entonces compró otra finca llamada Las Torres y el le cambió el nombre, le puso los " Guateles ".
Cincuenta kilómetros al norte de Botoa, pasada Aliseda, a veinte kilómetros de Cáceres en dirección a Portugal se encuentra la finca de los " Guateles " donde Miguel repatrió su ganadería, en plena Sierra de San Pedro.las inmensas fincas de la zona están dedicadas a la caza mayor, excepto la de Moheda de Zalduendo que alberga la ganadería de Fernando Domecq y la de los " Guateles " donde el Litri repatrió a su ganadería al tener que vender su finca de Botoa por la expropiación.
El 1 de julio de 2005 lidió en las Ventas Miguel una novillada " tan mala " que parecían los novillos toreados, fue tal el disgusto del ganadero que vendió la ganadería reservando las vacas de las mejores reatas y algún semental.
En el verano de 2014, Fernando Domecq vendió sus zalduendos al mexicano Alberto Bailleres que a la vez compro a Miguel la finca de los " Guateles para establecer en ella la ganadería de Zalduendo.
Estos días acaba de crearse FIT con el tridente de Bailleres, Casas y Cutiño.





MANOLO BIENVENIDA ( CAPÍTULO III )

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No quiso ajustar más corridas en la temporada de 1911. Toreó cuarenta y una, a siete, seis y cinco mil pesetas que eran los precios máximos, y le quedaban dos, los días 24 y 31 de septiembre. Apenas descansaron en la casa de Alfonso XII, 30, de Sevilla, en la que vivía su madre y las dos hermanas de Manuel.
Carmelita su mujer no quiso quedarse en Sevilla, ni aguardar en Madrid en casa de sus padres.
-- Yo quiero ir contigo........
-- No puede ser. Tú no supones lo duro que será para los dos que me veas vestir de torero y despedirnos para ir a la plaza. Quédate aquí o allí, puesto que son dos corridas nada más.
-- Quiero ir contigo.
-- Te va a pesar mucho ir a Lorca y, además te voy a llamar " lorquina " toda la vida.
-- Voy y voy.
Y fueron.
Familias de Lorca la atendieron. Al llegar el momento de vestirse, fue a otra habitación y desde la de Manuel oíanse los sollozos. Es difícil ajustarse así el traje de luces.
Se lidiaron toros de Anastasio Martín, actuando con " Cocherito de Bilbao ". Cortó dos orejas y el mozo de espadas las guardó en el esportón. Cuando ella apareció en la puerta del hotel, Manuel, las arrojó a sus pies y se abrazaron. Ella tenía los ojos irritados y dolientes.
-- ¿ Manuel le dijo ?
-- ¿ Quieres venir a Burdeos ?
-- Si.
-- Sea como mandes.
Era la última corrida de 1911, tuvo un éxito muy grande y en hombros le llevaron al hotel. Al dar la vuelta al ruedo lo hizo con una ramo de flores y el sombrero de una " demoiselle " entusiasmada. Indiscreto fotógrafo le retrato con él puesto y mandó la fotografía suficientemente ampliada. Fueron éstas las primeras lágrimas de la mujer por celos.
Volvieron a Sevilla. Era llegado el momento de cumplir la promesa.
-- Yo, Carmelita, prometí a la Virgen de los Milagros, patrona de Bienvenida, mi pueblo, llevarle una pierna de plata si curaba la mía y hacer el viaje a pie desde Sevilla.
--Iremos juntos.
-- Larga es la senda y pocas las comodidades.
-- Mi senda es tan larga como la tuya.
Para ello compró un coche de caballos y un caballo fuerte y tranquilo. Las primeras leguas las anduvo deprisa. Luego comenzaron a hincharse los pies.
Carmen le cuidaba al borde de las cunetas, lavó las heridas en los pueblos, velando el sueño del caminante agotado. La penosísima marcha terminó al fín y puso Bienvenida ante la imagen la enorme pierna de plata ofrecida. Celebraron una Misa en su altar, ante todo el pueblo y vendió el coche y el caballo. Retornaron a Sevilla en tren. Al abrir el balcón. bajo el incomparable cielo al que apunta la Giralda, le pareció que todo había cambiado dentro y fuera de él.
Visitó los pueblecitos cercanos a Sevilla y en Dos Hermanas encontraron una casa preciosa, tan andaluza que crujía en cal y encanto.
Compró Manuel a Carmen una escopeta de pequeño calibre y todas las mañanas salían a pasear y pasábanse el día cazando. Los propietarios de cotos cercanos dieron permiso a Manuel para correr sus tierras.
Feliz el invierno y lo hubiera sido más sin la terrible aventura que les ocurrió un mal día. Salieron a cazar y entraron en un cercado en el célebre cortijo de  Miura " El Cuarto ", cuando iban muy cogidos del brazo, con los avíos de la caza al hombro, un hermoso toro que estaba echado se levantó a pocos metros de ellos, mugiendo a todo pulmón. Y aquel toro aislado sin duda porque otros le habían castigado, era un gran peligro. Comenzó a andar muy lentamente y Carmen se aferró al brazo derecho de Manuel, convulsa, chillando desesperada. La pobre temblaba tápandose la cara, ocultándose detrás del cuerpo del marido.
-- Suéltame, Carmen, suéltame.........
Llevaba el chaquetón de invierno abrochado y estaba cargado con las escopetas. Paso a paso venía el toro, fijo en ellos, airoso, desafiante.
-- ¡ Suelta !
No le obedecía, no podía obedecerle. Su inteligencia se nublo por el horror y tuvo que tirarla violentamente al suelo, hacerle daño, y quitarse el chaquetón arrancándole los botones en un impulso de energía. Cargó la escopeta y arrodillándose al lado de su mujer esperó a que el toro metiera la cabeza para hacer el doble disparo.
El toro se detuvo a unos cinco metros de la pareja, se puso a escarbar ; los momentos parecían inmensos, terribles.
Reculó el animal y aprovechando su duda, se agachó Manuel como si fuera a coger una piedra del suelo, gritándole :
-- ¡ Fuera ! Toro..... ¡ toro !
Era lo que habría hecho un vaquero y el toro hizo lo que estaba acostumbrado a hacer, dar la vuelta y trotar en otra dirección.
Carmelita no podía levantarse. Era una masa inmóvil.
Fueron a toda velocidad en un coche de caballos en busca de un médico.
Tres días tardó en recuperarse y no quiso ver más una escopeta, ni salir de la carretera, ni aproximarse a un olivo.
Dos meses antes de comenzar la temporada 1912, decidió ir a Salamanca a la ganadería de los Pérez Tabernero.
En las entrañas de su mujer palpitaba el primer hijo.
Empezó la temporada en Madrid, tuvo petición de oreja. El éxito en provincias fue también grande y firmó cincuenta y seis corridas en pocos días. Volvió a Madrid en la corrida de los " Manueles " por esa coincidencia de nombres.
El día 12 de mayo de 1912, torea con Joselito y Mazantinito, el sexto toro le alcanzó dándole una cornada de dieciocho centrímetro en el muslo izquierdo, con tres trayectorias y sobre la anterior herida. Largo tiempo en el pitón estuvo Bienvenida.
Carmelita, en Sevilla. En una camilla le llevaron a Sevilla cuando fue posible. Todo se malograba. El sino truncó por segunda vez la ascensión y de nuevo era un invalido.
En cama estuvo 48 días, con un solo mes de convalecencia, porque no le era posible pasar más tiempo sin trabajo y sin dinero. Tenía a su cargo cuatro casas : la de su madre y hermanas, la de los suegros, la de su hermano Pepe y la suya. Era necesario un montón de billetes para que todos vivieran decentemente. Manuel, a quien gustó gastar y hacer las cosas bien y no tenía un céntimo ahorrado.
Había que torear, y con la herida abierta marchó a Pamplona. El primer toro le enganchó por la pierna herida al darle un muletazo, pegándole sobre la mal cerrada cicatriz y sacando las gasas que la taponaban. La Empresa de Pamplona disputó los honorarios diciendo que había salido herido ya.
Estaba sin gusto para la lucha, había perdido el " sitio ".
Unicamente le sostuvo en la brecha su necesidad, y por necesidad marchó a México.
( Continuará )




" Viajero " de Trespalacios, destroza la pierna izquierda de Manuel Bienvenida " El Papa Negro ", con su tremendo pitón.


MANOLO BIENVENIDA ( CAPÍTULO IV )

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En la primera corrida en México cogió a Manuel el primer toro en el primer lance de capa. El animal le levantó tres veces del suelo. Estuvo una semana dolorido por los golpes. Al término de ella su hermano Pepe le envió al campo con prisas. Manuel creyó que lo hacía por la salud física, pero era porque los periódicos publicaron un cable de España en el que se decía que al nacer el primer hijo, él y la madre habían muerto. No se enteró Manuel de esto, lo supo muchos meses después. Cumplió su contrato de seis corridas y estuvo regular en todas.
Manuel volvió cuando le fue posible con una gran alegría porque en Dos Hermanas estaban Carmen y Manolito su primer hijo Dos Hermanas en plena primavera y acariciada por el sol incomparable : la casa. El corazón saltándole en el pecho al cruzar la puerta, y en ella, Carmen con el hijo en brazos.
El chico era guapo, rubio y de ojos azules. Carmen a sus diecisiete años y ennoblecida por la maternidad.
Manolito Bienvenida nació en Dos Hermanas el 23 de noviembre de 1912.
Sintiéndose el hombre más dichoso del mundo, organizó Bienvenida, el bautizo de Manolito, con garbo de millonario. Baile y cante flamenco. Apadrinó al niño el gran sastre Robles, cartagenero, que le acompañó en sus penas durante la curación de la primera cornada.
Todo quiso pagarlo Manuel con el dinero ganado en México, sin pensar en nada, del porvenir, confiado en la suerte. Pero pronto la realidad llamó a su puerta y tuvo que reducir gastos. No era posible mantener y tuvo que reducir los gastos. No era posible mantener aquel plan de las cuatro casas, y redujo la suya trasladándose a Madrid a la calle Carmen, 18,
Allí era difícil sacar al niño para tomar el sol y buscó un hotelito en el Madrid Moderno, en la calle Alcalá, 144.
La temporada en España 1913, se presentaba difícil. Señores de las plazas eran Joselito y Belmonte.
El punto revolucionario era la aparición de Juan Belmonte.
Era un muchacho algo deforme, bajo y endeble, del barrio sevillano de Triana y destacando muy pronto entre muchos por su voluntad. Se informaba de cuantos tentaderos se celebraban cerca de Sevilla y a ellos iba casi siempre solo, para torear si lo dejaban, con un estilo que a muchos  asustaba y a todos entusiasmó, siempre trompicado por las vacas. Unos le compadecían y otros por envidia, le llamaron pelele. En Madrid le decían a Bienvenida : " los que realmente sean aficionados a los toros y tengan dinero suficiente para ir a verlo, deben correr a comtemplar un caso extraordinario, porque si esperan que llegue a Madrid, seguro estoy de que no le verán ".
Afortunadamente se equivocó y Juan Belmonte pasó su larga carrera de torero con varias cicatrices en el cuerpo.
Ya en la decadencia de Bienvenida --, qué triste y brumosa es la palabra --, toreó algunas corridas con Belmonte y fue un entusiasta partidiario de su arte y escuela. Le vió con la muleta tan ceñido, y con tanto arte, que le convenció plenamente.
Mala fue la temporada de 1913, en la que sólo se asomó Bienvenida en Madrid a la plaza de Vista Alegre, con " Corchaito " y " Ostioncito " muy bajos en el escalafón taurino. Manuel estuvo entonces muy lejos de las plazas de toros. Se encontraba inseguro y , como consecuencia, faltábale decisión. Cuantas veces se puso el traje de luces pensó : "¡ si un toro me mata ! ". Carmen, mis hijos. Pero no torear era ruinoso, porque Manuel no sabía hacer otra cosa que torear. Y confusa la mente, iba a la plaza a la fuerza, a perder a los suyos, como varias veces se lo confesó a su mujer.
Manolito su hijo ya andaba. Allí, en las Ventas, puso su primer par de banderillas a una cabra con un alfiler y un lápiz y el testarazo le conmovió, haciendo asomar lágrimas a sus ojos, que no sabía si eran de rabia o de dolor. Su segundo hijo Pepe nació en aquella casita el 7 de enero de 1914.
Con muy pocas corridas toreadas anunciaron a Bienvenida el 26 de mayo de 1914 en corrida de abono con Vicente Pastor y Juan Belmonte y toros de don Esteban Hernández.
Bienvenida por luto de su madre, muerta en aquellos días, vestía un terno morado y negro, con el capote negro en seda y bordados. Triste traje para una corrida de toros, a tono con su tristeza y desilusión.
Cuando se vestía Manuel, Manolito se acercó y se puso a jugar con los cordones de los machos. Se le llenaron los ojos de lágrimas al padre y exclamó con la más angustiosa sonrisa ; así no es posible arrimarse a los toros.
El primer toro era bravo, boyante. Y le huyó. Su hermano Pepe, que siempre fue fraternal,
susurró : -- Manuel, que estamos en Madrid ; mira que el toro es colosal, duro con él y verás la que armas.......
Mientras triunfaban el veterano matador y el neófito, Bienvenida estuvo peor que mal, ausente. Así transcurrió toda la temporada, la desastrosa temporada. Lo más triste es que no tenía capital y era necesario seguir en la áspera lucha.
Para allegar algo durante los inviernos se iba a México, Lima o Caracas, y en América torno a surgir el torero. En cuanto se separaba de los suyos y el dolor de la ausencia se apagaba un tanto, volvía a ser quien fue. Los éxitos que no pudo tener en España, los logró fuera.
El invierno de 1914, un amigo Arturo Chanz a quien conoció en Lima, tomó la plaza de toros de aquella capital y le puso un cable rogándole que ajustara a dos toreros que no pidieran más de mil duros por corrida, para torear cada uno cuatro. Era muy poco dinero y sólo hablo a " Chiquito de Begoña " y " Alcalareño ", quienes aceptaron las ínfimas condiciones.
Llegaron el ambiente era bueno.
-- Manuel de mi alma, estoy sin una peseta y en tí confió.
La afición limeña anda que arde porque no le agradan los toreros que has traido y si no te decides esto va a ser ruinoso. Figúrate, ocho corridas con esos muchachos........
Sirvió Bienvenida de choque y la censura y mal humor de la gente. Le culparon del futuro fracaso de la temporada " Chiquito " había toreado dos corridas en España y " Alcalareño " tomó la alternativa en Murcia sin confirmarla en Madrid. Le decía el empresario -- arrimate, Manuel, que sólo tú puedes salvarme.
Bienvenida en su primero tuvo una lidia completa y mató recibiendo a ley. " Chiquito " no quiso ni ver a su primero. Manuel no se separaba de él.
-- Pero hombre..... No vas a torear las cuatro corridas.
Mira que no te va a quedar dinero ni para llevar a tu casa un loro.
( Continuará )



Madrid 1914, Bienvenida de luto por la muerte de su madre, alternando con Juan Belmonte.


VERAGUA ( CAPÍTULO l )

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El ocaso del encaste vazqueño está escrito entre líneas en la historia de los años. Al fallecer Critóbal Colón de la Cerda en 1910, le sucedió su hijo Cristóbal Colón Aguilera, decimo sexto Duque de Veragua : sería el último  Duque ganadero y el segundo presidente de la Unión. Mi tío bisabuelo era un hombre reservado. No le gustaba la vida en sociedad, no participaba en ninguna de las actividades a las que se entregaban los antiguos duques, no se dedicó a la política y permaneció soltero. Le gustaba leer, escribir y hasta publicó una selección poética.......
Creo que continuó ocupándose de la ganadería más por tradición familiar que por gusto, pero lo hizo con habilidad ya que en sus tiempos se vendieron más toros de Veragua que nunca, casí cien por año. 
Los tiempos son más bien difíciles por muchas razones.
Primero, porque el número de ganaderías bravas había proliferado : de una decena a fines del siglo XVII, llegaron a ser 48 en 1879 y más tarde 82, cuando Cristóbal Colón y Aguilera pasó a hacerse cargo de la de Veragua.
La oferta se multiplica, los precios no aumentaron y dos toreros pueden, con mayor facilidad que antaño, evitar a las ganaderías que les disgustan. Con Joselito y Belmonte, los elegidos indiscutibles y que el público quieren ver sean cuales fueran los toros a los que se enfrentan, el encaste vistahermosa, mucho más propicio para las faenas más largas, toma definitivamanete la delantera. La razón es la misma que en la época de Guerrita : el toro veragüeño se defiende después de las varas, mientras que el vistahermosa se va para arriba.
De manera tácita en cuanto su poder se volvió absoluto, Joselito apartó de su camino a los toros de Veragua, favoreciendo el advenimiento del encaste rival y conservando la susceptibilidad del Duque cuya influencia todavía era grande. El primero de octubre de 1912, Joselito confirma su alternativa en Madrid frente a " Ciervo ", un jabonero claro de Veragua con el testuz rizado que no fue nada fácil.
El balance de la faena es explícito : un total de ocho pases y una estocada trasera. El segundo Veragua parado y bronco ¡ le duró tres minutos !
Pero para las fiestas del Pilar, en Zaragoza, el 11 de octubre de 1913, Joselito lidia seis excelentes veraguas con los que triunfa en grande. Joselita impulsa por doquier la construcción de plazas " monumentales " en las que podrán ofrecerse a un público más numeroso entradas a precios más accesibles.
Para inagurar la plaza monumental de Barcelona el 12 de abril de 1914, se eligen 8 toros de Veragua, pero Joselito no se apunta......
Al día siguiente un toro de Veragua le da una monumental paliza a Juan Belmonte en Murcia, paliza que pone en peligro su enfrentamiento con Joselito durante la feria de Sevilla, haciendo que pierda las dos primeras corridas previstas..... Reaparece frente a los toros de Miura el 21, pero siguiendo los consejos y el ejemplo de su compadre, a partit de esa fecha apartará también de su camino a los toros ducales. El veto disfrazado de los dos grandes toreros de la época contra los Veraguas sale a la luz en noviembre de 1915, cuando la empresa de Madrid propone reemplazar a tres toros de Vicente Martínez por tres de Veragua, y Vicente Pastor y Juan Belmonte se oponen.
Desde la mañana siguiente, la oficina ejecutiva de la Unión, cuyo presidente no es otro que el Duque de Veragua, decide a su vez boicotear a los dos matadores. El " pleito de los Veraguas " que sigue al de los Miuras hace que la bomba estalle, y el asunto se envenena cuando en Madrid se organiza un banquete para restablecer el honor del Duque, durante el cual se acusa a los toreros de querer lidiar toros jóvenes y pequeños. Los ganaderos de hecho planean, en la euforia del ágape, hacer frente común con las empresas para poner fin a los procedimientos de los culpables...... Pero Joselito tendrá la última palabra.
Solidarizándose con su amigo Belmonte, pide a su otro amigo, Eduardo Miura, que calme a los ganaderos, y de no ocurrir esto, le dice que tendrán que oponerse a él. Habiendo llegado a un acuerdo, Belmonte y Pastor se comprometen por escrito a lidiar los toros de cualquier ganadería perteneciente a la Unión.
Más aun, Joselito y Belmonte proponen enfrentarse a la corrida más seria del Duque en mano a mano...... cosa que no harán jamás.
Para concluir el debate y permitir que todos salvaran el honor, la autoriidad competente en lo que tocaba a la corrida conflictiva, declaró a la prensa que había sido ella la que se opuso a cambiar los toros de Martínez por los del Duque, y no los toreros.......
En octubre de 1917, Joselito cierra su temporada ( 103 corridas ) matando en solitario seis toros de Veragua en Málaga. El asunto parece una reconciliación diplomática, ya que en la mente del torero, quien proyecta comprar la ganadería de la Marquesa de Tamarón ( la cual acabará finalmente en manos del Conde de la Corte ), el encaste Vistahermosa tenía ya ganada la partida.
Joselito es en gran medida el responsable : incita a todos los ganaderos que tenían ganado de casta vazqueña a optar por la de vistahermosa, lidiando en toda su carrera sólo cuarenta y tres toros de Veragua. Y cuando se convierte en dueño de la ganadería vazqueña de Benjumea, lo hace para mandarla inmediatamente al matadero.......... Razón esgrimida : que el toro vazqueño es más para el público que para el torero......
Espectacular en varas, no favorece las faenas. La mentalidad del torero cambia. Los maestros antiguos, cuyo orgullo estribaba en enfrentarse a los adversarios más duros y más grandes para probar su valor, desaparecen en beneficio de toreros preocupados por imponer la nueva estética del toreo moderno inventada por Joselito y Belmonte, y para eso se necesitan toros distintos. Lo cual no quiere decir peores. En ese año, un Duque de Veragua bastante decepcionado le confia a Gregorio Corrochano :  " Creo que de aquí en adelante, el público se limitará a apreciar las faenas de los toreros, y que para él la corrida va a reducirse a eso. En este contexto, aunque se alimente a los toros con los productos cultivados en la finca, la ganadería es un negocio ruinoso.
Mi abuelo vendía sus toros a mil pesetas cada uno, y yo los vendo a mil doscientas cincuenta. Sigo por tradición familiar y afición. Si lo hiciera sólo por negocio, no continuaría un día más. Pese a las circunstancias y a las nuevas pagas, algunos toros recuerdan a la gente lo que fueron los Veraguas de antaño.
Cuando el toro " Bailador " de la Viuda de Ortega, mata a Joselito de un pitonazo en el vientre. La ganadería de la Viuda de Ortega estaba creada con vacas de Santa Coloma y sementales de Veragua.
La afición está apenas, reponiéndose de la tragedia de Talavera cuando un segundo drama la sacude. En Madrid el 7 de mayo de 1922, " Pocapena ", un cárdeno oscuro de Veragua, lanza violentamente a Manuel Granero, la gran esperanza de su generación. El torero se protege la cabeza y se queda inmóvil......, el toro le mira un instante y después le tira un derrote que le estrella contra el estribo antes de que alguien pueda hacerle el quite. Ahí, el toro derrota de nuevo y le da una cornada en el ojo, Marcial Lalanda, nieto del veterinario francés Lalande, al que el anterior Duque de Veragua había contratado para ocuparse de sus toros en la finca " El Molinillo ", finiquita al toro que mató a Granero " Pocapena " .
Para los toros de Veragua esta tragedia marca el inicio de una clara decadencia. Ya no los torearán más que los toreros modestos.
Critóbal Colón y Aguilera, quien había comprado el año anterior la yeguada del Marques de Domecq, comprende que los toros de la familia ya no corresponden al espectáculo que quiere el público.
La afición por los caballos del último Duque ganadero no impidió que se ocupara admirablemente de sus toros.
Entre 1918 y 1927, la ganadería de Veragua fue la que más toros vendió : 74 en 1918, por encima del Conde de Santa Coloma, con 46, de Pablo Romero con 39, y de Miura con 50.
( Continuará )





VERAGUA ( CAPÍTULO II )

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En 1921, vendió 87 toros, en 1922 vendió 88, 101 en 1926, y en 1927, 88. El abuelo Cristóbal todavía se ocupaba de ellos personalmente, y en 1921 llegó a romperse una pierna al caer del caballo mientras embarcaba una corrida para Madrid.......pero se ausentaba con frecuencia para recorrer el mundo en busca de nuevos pura sangre, dejando a su sobrino, Cristobal Colón de Carvajal y Hurtado de Mendoza, mi abuelo tenía la tarea de velar sobre sus toros. Mi abuelo vivía en el Castillo de Higares. Andaba todo el día a caballo. Tenía veinte  años en aquel entonces y en ocasiones acompañaba a los toros a la plaza en representación de su tío. Si la historia así lo hubiera querido, pienso que el hubiera tomado las riendas de la ganadería.
Pero la historia toma otros derroteros. A partir de 1926, - año de la publicación de la novela " Los Bestiarios ", en la que Montherlant, quien tuvo la oportunidad de frecuentarlo, presenta al Duque como al gran ganadero de su tiempo - después de verificar su eficacia en un tentadero en casa de los Veragua, Primo de Rivera crea una comisión para adoptar la utilización del peto en las corridas.
En nombre de los ganaderos y por convicción, el Duque y los picadores se oponen, ya que ven esta medida como el fin de su pasada grandeza. Pero los tiempos cambian y la falta de caballos es un argumento incuestionable ( en aquellos entonces, morían en la plaza unos seis mil equinos al año ).
El 7 de febrero de 1928 el uso del peto se vuelve obligatorio en todos lados.
En su " Muerte en la Tarde ", Hemingway profetiza : " Con el uso del peto comienza la decadencia del toro. " Efectivamente , esta protección permite al caballo resistir, pues antes se dejaba voltear una vez que los pitones le atravesaban.
Y por lo tanto, permite al varilarguero picar durante más tiempo, debilitando más al toro. Lo anterior supone una reducción del numero de encuentros lográndose el mismo resultado, y permite el economizar los capotazos para poner al toro en suerte. El animal aprende menos, lo que da a la faena de muleta mayores posibilidades.
La suerte de varas, los quites y la estocada pierden su supremacía, y el tercio de banderillas es dejado a los subalternos ; todo el interés de la lidia se centra desde entonces en la faena de muleta.
Y desafortunadamente, este es el punto flaco de los toros de Veragua : los bravos se apagan y los mansos no ofrecen muchas posibilidades.
Presintiendo que el espectáculo taurómaco va a cambiar de esencia y que la grandeza de sus toros no sobrevivirá, Cristóbal Colón de la Cerda no duda, y a finales de 1927, algunos meses antes de la adopción del peto que sabe es inminente, la noticia hace temblar al mundillo : El Duque de Veragua ha vendido la ganadería.
Pablo Lozano Martín y sus hermanos no habían nacido aun cuando su abuelo y sus dos hermanos le compran al décimo sexto Duque de Veragua los toros y el hierro de Veragua, pero en la memoria colectiva de la familia permanece el recuerdo de la transacción ". Mi abuelo era agricultor y tratante. Compraba y vendía toros para las fiestas de los pueblos. Un día que había ido a ver al Duque para rentarle la finca " El Molinillo " para alojar a su manada de toros, este le respondió : " Y si rento la finca, ¿ qué voy a hacer con mis toros ? ". Y después de una pausa . " Si quiere la finca, ¡ compremé la ganadería !". Discutieron las condiciones, y se hizo el negocio. Más de mil vacas bravas.... el hierro y todos los toros....... ".
Sin saber bien qué hacer con esta imponente vacada, en la que no tenía más confianza que el mismo Duque, Manuel Martín Alonso lidia a nombre propio una corrida en Madrid el 8 de julio de 1928, precisando en el cartel de origen veragüeño de los toros, esperando que se presente la ocasión de deshacerse de esta estorbosa ganadería que había comprado sólo para hacerse de las tierras de la finca " El Molinillo ". Los toros de Veragua eran entonces muy duros, mansos, a menudo se iban a refugiar a tablas.... De hecho, fue esa la razón de la tragedia del pobre Granero : trató de torear cerca de la barrera y el toro lo encerró ". Además, el abuelo Martín Alonso y sus hermanos tenían pensado comprar otra ganadería, excelente para los toreros de la época, la de Florentino Sotomayor, de origen Albaserrada......
En 1930, Martín Alonso no deja pasar la ocasión de revender sus Veraguas a Juan Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio, bernés de origen, cuya familia venía de Sauveterre de Béarn, y quien ante todo quería utilizar el hierro que portaban los toros -  la prestigiosa V de Veragua rematada con la corona ducal  -" para" ennoblecer la imagen de los vinos que producía en la región de Jerez, volviéndose así un precursor en el mundo de la comunicación.
Rápidamente, las figuras de la época van a ser requeridas para alabar los productos de la casa en las revistas taurinas.  ¡ Para calidad, Domecq ! " afirmaba Domingo Ortega y algunos más, resucitando un slogan que se volvió famoso . ¡ Para celebrar una buena corrida, o para olvidar pronto una mala !"
No contento con recuperar la imagen de la ganadería centenaria en beneficio de sus ambiciones comerciales, el nuevo ganadero se adjudica también la antiguedad de la ganadería de Vicente José Vázquez : si bien los Duques de Veragua hacían remontar la suya al 17 de octubre de 1836, Juan Pedro Domecq reinvidica para sus toros la fecha de 12 de agosto de 1790... fecha muy controvertida desde la presentación de Vicente José Vazquez en Madrid.
Se trata de la segunda ganadería más antigua, de la que origen a todas las que existen. De esta manera Domecq logra anclar su proyecto en un pasado glorioso
Pero el destino de los toros veragüeños probablemente se haya sellado al momento de la venta. Estos son repatriados a Andalucía en camión, mientras que las doscientas cincuenta vacas que se libraron de la depuración a la que fue sometida la manda por los hermanos Martín Alonso, para tener menos bocas que alimentar durante los tres años que manejaron la ganadería, bajan a pie desde Toledo hasta Vejer, a la finca de Jandilla. Un éxodo de treinta días a lo largo de setecientos kilómetros de cañadas, casí todas desaparecidas en la actualidad. Álvaro Domecq, hijo del ganadero jerezano, quien entonces tenía 14 años, se acordaba de las grandes vacas jaboneras llamando casí de madrugada a su progenie perdida en la bruma, de los vaqueros vestidos de corto con barba de ocho días, con la voz ronca debido al rocio matinal y a las noches a campo abierto acostados sobre los zahones y envueltos en una manta. Nada fue dejado a la suerte. El trayecto había sido recorrido de antemano, cada etapa cuidadosamente prevista, el cercado donde iban a encerrarse durante la noche, el pozo en el que iban a beber, los caminos que se tomarían, las carreteras que deberían cruzarse...,. Álvaro Domecq recordaba también a los enormes veraguas vazqueños conducidos a caballo a galope lento hasta la Venta de Antequera, donde permanecerían antes de la feria de Sevilla hasta su último viaje a la Maestranza. Con el dinero ganado en la trasacción, los hermanos Martín Alonso hacen realidad su sueño : " La ganadería de Florentino Sotomayor era entonces una de las preferidas por los toreros, recuerda Pablo Lozano Martín. y cuando mi abuelo y sus hermanos la compraron con el dinero que obtuvieron por lo de Veragua, lidiaron en Madrid y dos toreros cortaron un rabo : Curro Caro y Garza......... Pero eso es otra historia.
En 1931, aun con el hierro de Veragua los toros jaboneros estan presentes el 12 de abril en Barcelona, donde Domingo Ortega recibe un puntazo en la nalga un mes después de haber tomado la alternativa.
( Continuará )







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