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Channel: LOS COQUILLAS DE CIFUENTES
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MANOLETE..... su tauromaquia ( Capítulo VIII )

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Decía Balañá que : " Había una carnicería en las Ramblas de Barcelona que cuando toreaba Manolete ponían un cartel " Carne del toro de Manolete " .
Pronto descubrió Balañá de lo que era capaz de hacer Manolete con los toros.
El 13 de julio de 1941, con reses de Contreras, actúan mano a mano Marcial Lalanda y Manolete, que le corto al sexto de la tarde los máximos trofeos.
El día anterior sabado, habían toreado un festival en la Monumental de Barcelona Rafael el Gallo y Belmonte entre otros varios toreros más.
El día 13 asistieron como espectadores en el mano a mano entre Marcial y Manolete.
La corrida no llevaba muy buenos resultados y el público se estaba dedicando más a aplaudir al Gallo y Belmonte, que a los toreros actuantes.
Pero con la salida del sexto, cambió el panorama : Manolete estuvo colosal, insuperable, desde que se abrió de capa hasta que remató de una soberbia estocada al bravo animal, la plaza era un clamor.
Cuando Manolete se paseaba por el ruedo con los trofeos conseguidos, don Pedro Balañá, que estaba en el callejón acompañando a Camará, le indicó que mirara hacia donde estaban El Gallo y Belmonte, los cuales puestos en pie, aplaudían emocionados de lo que habían visto.
El jueves 30 de agosto de 1945, después de estar toda la mañana lloviendo, se celebró en la Monumental una corrida de toros, con Manolete, Arruza y Rafael Llorente, de Barajas que tomaba la alternativa.
A pesar del mal tiempo se llenó la plaza, y cómo estaría el Monstruo, que tras el arrastre del quinto toro se paseó una pizarra por el ruedo que decía : Mañana en esta plaza Manolete y Arruza, mano a mano ", y la plaza se volvió a llenar.
Manolete desde su primera actuación en la Monumental de Barcelona el 1º de octubre de 1939, hasta su última tarde, el 6 de julio de 1947, se vistió de luces en el Hotel Oriente habitación nº 11, con balcón con vistas a las Ramblas barcelonesa.
La habitación que habitó el torero cordobés, fue designada como la " suite " de Manolete en los siguientes años de la tragedia de Linares.
Manolete no se cansaba nunca ni de leer libros de Historia ni de estar en el campo.
En Salamanca pasaba muchas temporadas en las dehesas de don Antonio Pérez, de Galache, y de don Atanasio en Campocerrado. A " Jandilla " y a la finca de don Carlos Núñez.
No montaba mal a caballo y le encantaba formar collera con don Álvaro en los tentaderos de machos.
Los galgos, las cacerías y las faenas camperas eran sus aficiones. El flamenco le gustaba mucho.
En una ocasión el duque de Medinaceli le propuso a Manolete el venderle un lote importante de cortijos suyos, de los que tenía en Andalucia.
Mucha cantidad de tierras y elevados precios.
Camará aconsejo a Manolete que hiciera la operación.
Este sólo compro uno que luego vendió la madre en ochenta millones de pesetas. Si los hubiera comprado todos, habría tenido una fortuna incalculabre.
Ahondando en el tema de estilos toreros, para mí, Manolete ha sido un torero muy importante - yo no lo ví torear como tampoco a Joselito ni a Belmonte, pero después de ambos estimo a Manolete como el primero en la escala de mis valores.
Belmonte reunió genialidad y racionalidad. Manolete fue más racional - y racial - que Belmonte, pero menos genial e inspirado. Manolete lo estimo como torero más largo que Belmonte. Para mí, un torero es tanto más largo en cuanto que más capaz sea de torear un mayor número de toros.
Juan, fue un portento de genialidad creadora. Manolete lo fue por su capacidad de estar bien tantas tardes.
Tantísimas que nunca estaba mal.
Luego.... vino Antonio Ordóñez. Para mí considero que el mejor cartel hubiese sido el reunir a Belmonte, Manolete y Ordóñez. La gran clase de estos tres para mí la preferida.
De todas formas para completar me falta el gran mérito que tuvo Carlos Arruza de espolear a Manolete muchas tardes.
Manolete reunía muchas y muy elevadas virtudes humanas. Las resumía todas en su concepto tan claro del cumplimiento del deber. Todo lo sacrificó a esa idea, que personificó en forma ejemplar e insuperable.
Su compenetración con Camará, fue absoluta.
Cuando empezaron a estudiar sus hijos, le dijo - Pepe, les pienso pagar las carreras. Camará no se lo acepto.
No creo que hayan existido dos personas más fundidas en una sola como Manolete y Camará.
Repito una vez más que Manolete en 1939 cobraba de media unas 12000 pesetas, por corrida. La cifra fue ascendiendo al compás de que crecían sus éxitos.
En su recta final en 1947, cobraba de media 250.000 pesetas por corrida.
En la que más cobró en 1946, el día de la inaguración de la Monumental de México, cobró 200.000 pesos, que al cambio de entonces suponían un millón de pesetas.
Sus primeros dineros los puso en cuenta corriente. Lo primero que compró - obsequio para su madre - fue la casa en Córdoba, en la avenida de Cervantes, a finales de 1943.
En 1945 compró la finca del " Carrascal ", ( termino de Posadas ) ; pagó por  ella cuatro millones y medio de pesetas, después de su muerte la vendió su madre en setenta y cinco millones de pesetas a Rumasa. En 1946 compró la de " El Alcaparro ", le costó nueve millones de pesetas.
Sus mejores faenas la de Madrid, al toro " Ratón " de Pinto Barreiros, otra en Tudela, a un toro de Montalvo.
( Continuará )






MANOLETE.....su tauromaquia ( Capítulo IX )

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Después del gran triunfo en Sevilla en la feria de 1945. En cuatro tardes - con cuatro orejas, que debieron ser más, en ocho toros -, lo hecho por Manolete no hay pintor que lo pinte, ni poeta que lo cante. Nunca conoció la Maestranza un triunfo - por cuatriplicado - semejante. Las cuatro tardes con las taleguillas rotas. Fantástico con los Clemente Tassara, fabuloso con los Núñez, asombroso con los Miura, más allá de lo extraordinario con los " braganzas " de Curro Chica.
Dicen que había dicho Juan Belmonte :
" Llegará un día que exista un torero que sea capaz de hacerle faena a todos los toros.
Manolete fue capaz de hacerle faena, ¡ Y que faenazas ! y además.... ¡ cómo los mató al volapié !
Manolo Camacho se atreve en una ocasión a preguntarle a Juan Belmonte :
¿ Oye, Juan, será este Manolete ese torero que tú anunciaste que llegaría a torear todos los toros a que se enfrentase ?
Esta fue la contestación del trianero :
- Pues....., pues....., si puede ser que sea Manolete.
En Valencia, zambombazo, en la insuperable ( cuatro orejas y dos rabos, alternativa en que apadrina a Parrita )
Agustín Parra no sólo es ahijado, sino también su mejor discipulo. Es el torero más emmanoletado. En Barcelona nada menos que ocho orejas y un rabo conquista Manolete.
En junio de 1945 torean juntos Manolete y Arruza se hermanan en triunfos en los cosos de Granada, Barcelona, Plasencia, Badajoz y Alicante. En esa plaza un toro de Curro Chica le fractura la clavícula a Manolete.
Los dos, además, han consolidado una amistad tan sincera como entrañable, desde el día de la famosa paella en Valencia. En ella fraternizan ellos dos y también Camará y Andrés Gago, apoderado de Carlos Arruza.
Veinticuatro horas después de la fractura que sufre Manolete en Alicante, sucumbe Arruza en la plaza de Burgos al herirle gravemente un toro en la ingle..
Para los primeros días de julio estaban los dos anunciados en Madrid. Tras laboriosas negociaciones se logró formar cartel de la corrida de la Prensa, con Domingo Ortega, Manolete y Arruza. Serían de Atanasio los toros y estaba confeccionado el billetaje. Se pensó sustituirlos por Pepe Luis Vázquez y Lorenzo Garza, pero para esa combinación era imprescindible rebajar los precios, y la imprenta en tan pocas horas no les daba tiempo a confeccionar las nuevas localidades.
A pesar de los grandes sustitutos era necesario bajar precios con el nuevo cartel.
Al final la empresa madrileña dio una corrida ordinaria con Ortega, Garza y Pepe Luis con los toros de Atanasio a precios más bajos. Gran éxito de Pepe Luis esa tarde.
El mes de julio resultó de vacaciones forzosas para Manolete. Sana antes Arruza. Reaparece el 6 de agosto en Vitoria, pero el de Córdoba se resiente. Otra vez al obligado reposo. Será en Linares - días 28 y 29 de agosto donde pueda reanudar Manolete su temporada de 1945.
Sólo pudo cumplir 71 contratos de los más de 100 que le suscribió Camará.
El de Córdoba compitió en 1945 en 47 tardes con Arruza de imborrable recuerdo.
Vuela Manolete a México en el otoño de 1945.
En 1946, torea una sola corrida en España - la del 19 de septiembre, en Madrid - el de 1946 es el año de Manolete en América.
También en México torea Manolete festivales. En uno de ellos actuó como picador. En esa tarde ( 19-11-46 ) fueron matadores los que ejercieron de varilargueros.
Uno de los actuantes como matador fue el mismísimo Mario Moreno " Cantinflas ".
Al alzar la copa, brindando por el Nuevo Año, en Puebla de los Angeles, no podía sospechar Manolete el Calvario que le esperaba en el recién estrenado 1947.
Manolete tuvo pasodoble, lo que no es frecuente es que se escriba uno a un novillero, como ocurrió con Manolete, en la primavera de 1939.
Uno de los autores, Pedro Orozco, actuaba con su orquesta en Villa Rosa. El señor Ligero, un entusiasta de Manolete encargó al señor Orozco su composición se estrenó en 19 de marzo de 1939 en la plaza de toros de Córdoba, que actuaba Manolete con novillos de Carmen de Federico.
A principios de 1947, Manolete se encontraba en la finca " Jandilla " de los Domecq, en Jerez de la Frontera y vino a Córdoba expresamente para realizar la tienta de vacas de la ganadería de las herederas de Alfonso Olivares.
A la mañana de aquel día Manolete se encontraba en su domicilio de Córdoba, en la avenida de Cervantes . Allí se encontraban, dando los últimos toques a su indumentaria campera, le acompañaba su compadre, " el calé " Rafael Vega " Gitanillo de Triana ". El " Hispano " de la cuadrilla aguardaba a la puerta. Manolete tomó asiento junto al conductor. Rafael Vega sentado en la parte trasera le decía a Manolete :
-¡ Compadre ! ¡ Hasta aquí hay que venir para tentar unas vacas, con lo tranquilos que estabamos en Jérez.... ?
Y respondio Manolete, sonriendo :
- Esto es un compromiso de amistad. Yo siempre he " hecho " la tienta " en esta ganadería.
Y continuó el " auto " subiendo en uno de los más intricados parajes de la incomparable sierra cordobesa.
Le decía Gitanillo :
-¿ Pero cuando acabaremos de subir, Manuel. ¿ Si ésto está todo en cuesta. Yo creo que aquí no vamos a encontrar un llanito para una plaza de toros.
Aquella fue la última vez que tentó Manolete, en su compromiso de amistad con Conchita  Barzanallana, y también su último tentadero en Córdoba.
El día primero del año 1947 toreó en Puebla de los Angeles. Doce fechas después lo hizo en la capital de México, en la Monumental, repitió el 19 de enero de 1947, sigue toreando en varias plazas y terminó su temporada el 5 de febrero en Aguascalientes, y el 12 de febrero, en Mérida de Yucatán.
La ruptura de relaciones taurinas hispanomexicanas no le permitió torear más este año en esa nación
Retorna a España donde en junio de 1947 empezará su temporada en España.
( Continuará )





MANOLETE..... su tauromaquia ( Capítulo X )

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En abril de 1947 estaba Manolete en una barrera en la Maestranza. Le brinda Gitanillo un toro de Miura, la misma tarde en que le ofrenda otro Pepe Luis a Rafael " El Gallo ". Recoge la montera del brindis del calé ( que por cierto le pegó ese " miura " dos cornadas ) y se pone de pie con su proverbial elegancia. Unos le chillan increpándole la ausencia del abono, y otros le aplauden recordando pretéritos triunfos en la Sevilla que le consagró.
Torero siempre Manolete con traje de luces o sin él.
Dijo don Gregorio Corrochano que parecía más un banquero que un torero, y otra frase suya : " Nos lo ganó América con la fuerza de los dolares.
Mario Moreno " Cantinflas " llamaba a Manolete señorón.
Al reaparecer en España, mata dos torazos de Bohórquez en Barcelona, cortando orejas.
En este momento me viene como de la mano la teoría de las querencias de los toros.
Muchas faenas malogradas y muchas cogidas no tuvieron otra causa ( la de Manolete, entre ellas ) que el no entender o desentenderse del toro. Los defectos de los toros son un seguro peligro cuando no se ven o no se tienen en cuenta. Cuando se torea contando con ellos, el peligro se convierte en ventaja para el torero. El que no se haya dado cuenta de la querencia de un toro, torea a ciegas, el que la conozca, la aprovecha.
Si un toro tiene querencia a las tablas, el torero que se interponga entre el toro y las tablas no toreará a gusto y estará acosado o cogido, si el toro se ciñe demasiado a su querencia. ( Así fue la cogida y muerte de Granero ). El que se ponga por fuera y le dé al toro los terrenos de adentro, toreará, no solamente a gusto, sino " fuera de cacho " que es la manera de expresar en términos taurinos la ausencia de peligro. Esto no quiere decir que no se meta alguna vez en los terrenos de dentro ( que en este, por excepción, son los del toro ), pero sabiendo donde se mete, y para qué se mete, y, precisamente, para aprovechar en su favor la querencia del toro.
Nuestro maestro Joselito " El Gallo " dió una tarde una lección maravillosa de conocer y aprovechar las querencias. Le pidieron banderillas. El toro no estaba para que le banderillease lucidamente el matador. El público insistió . José cogió los palos. El toro se fue a las tablas, donde al parecer, tenía la querencia.
Para banderillear a un toro en tablas, al sesgo, hay que pisarle el tertreno para que se arranque, porque si no no sale de las tablas. Joselito había visto, sólo él lo vió, que en cuanto el toro saliera de las tablas le persiguiría, porque había marcado tendencia a irse por donde él tenía que salir del par. Una querencia apenas perceptible, pero que no pasó inadvertida para Joselito, que veía los toros como nadie. Y la cantó. La posición en el momento de banderillear era la siguiente : en primer término, Joselito ; después el toro, y al otro lado del toro, un burladero. Entre el burladero y el toro se había situado Blanquet, pegado a la barrera inmóvil, cubriendo el cuerpo con el capote para que no se le viera, como tenía por costumbre, para actuar, sin estorbar, en caso necesario.
José llamó al toro y, cuando le tuvo fijo en él, gritó : " Blanquet, al burladero voy con el toro ". Arrancó a banderillear, le pisó el terreno al toro, clavó, y salió por pies hacia el burladero, Blanquet, ya advertido, le dejo libre el paso, corriéndose hacia el burladero, detrás llegó José, y detrás de José el toro. Se cumplió la querencia de " al burladero voy con el toro ". Y fue.
Otra tarde toreaba Joselito con Camará ( el apoderado de Manolete ) se destacó en el toreo, banderilleando al cambio.
El público pidió banderillas. El toro no estaba para cambiarle con banderillas. José cogió dos pares y ofreció uno a Camará, que éste aceptó, y salió por delante. Camará citó al cambio, que era lo suyo, y en lo que el público quería verle con Joselito. El toro acudió poco franco y, al llegar, frenó, no siguió el cambio marcado por el torero y le cogio. Afortunadamente, Camará sólo sacó el vestido roto. A continuación fue a banderillear José. El público, después de lo visto, pidió que banderillease al cambio. Mandó correr el toro al sol. Se colocó José con los chiqueros a la derecha. Citó al toro, que le acudió como a Camará, pero Joselito le dió el cambio hacía la querencia de los chiqueros, y el par resultó fácil y perfecto y sin peligro. Camará lo contaba frecuantemente.
Acostumbrados en el momento actual del toreo a ver justificada la suerte de matar, con el consabido "no ha tenido suerte con la espada, perdió la oreja por la espada, matar bien parece una locura ".
De los toreros de época de Manolete, el que sabía,  y quería, y tenía valor para matar toros, era Manolete.
A Frascuelo, que no quedaba sastifecho si el toro no le rozaba la manga del brazo izquierdo. El toro estaba con la querencia a los chiqueros. Estos terrenos son peligrosos. En terrenos de " El gran pensamiento ", que no le mató, pero de la que murió para el toreo, porque tuvo que retirarse. En chiqueros le mató el toro a Pepe-Hillo, a pesar de que en su tauromaquia hacía la advertencia. Pero las circunstancias, las peripecias de una corrida saltan las reglas, y el hombre no hace caso de la advertencia del toreo, ni del aviso del toro, que casi siempre avisa.
El fotógrado Cano tiene el mejor documental de la cogida de Manolete. En él está explicada gráficamente.
Se compone de media docena de pases con la mano derecha. Cuando el pase se da a favor de la querencia de los chiqueros ( muy marcada por el toro ) el pase tiene una gran naturalidad, el brazo izquierdo del torero está caído pegado al cuerpo. En el siguiente, ligado, sin enmienda de terreno, como es contraquerencia, se le ve a Manolete muy forzado, obligando mucho al toro que frena, que no quiere pasar, y el brazo izquierdo está horizontal, con la mano muy abierta, como apoyándose en el aire para hacer fuerza. A continuación viene el pase a favor de querencia, y vuelve la naturalidad, el reposo a toda la figura sin agarrotamiento ; el toro no frena pasa a gusto ; el toreo está de acuerdo. El aviso del toro está clarísimo, la advertencia de la Tauromaquia a punto. Pero era tarde de peripecia, y Manolete, torero de raza, no tuvo en cuenta el aviso del toro, influyó más en él el amor propio.
Cuando Manolete entró a matar el toro tenía que arrancar contra su querencia ; se quedó en el centro de la suerte y se inclinó hacia su querencia, cortando la salida al matador. Este peligro no se le pudo pasar a Manolete, como no se le pasaría a Pepe-Hillo, pero las circunstancias de las corridas obligan muchas veces a los toreros valientes, pundonorosos y de vergüenza torera. Manolete pudo ser víctima de su gran estocada. Sabido es que los toros, al sentirse heridos, y más los heridos de muerte, suelen frenar por instinto y pérdida de facultades. Unos se encogen acobardados y dejan pasar ; otros derrotan para quitarse el acero.
" Islero ", al ser mortalmente herido, derrotó al mismo tiempo que se inclinaba a su querencia, por donde tenía que salir Manolete, alcanzando la pierna derecha, que es la última que sale de la suerte.
No, Manolete no fue un suicida en Linares. Manolete fue un gran matador de toros, acaso empujado por una tarde molesta. Cuando los clarines tocan a matar anuncian que uno va a morir. No podemos olvidar que el torero lleva una espada, el toro tiene dos.
( Continuará )





MANOLETE..... su tauromaquia ( Capítulo XI )

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Del toreo de Manolete queda lo accesorio, la hojarasca, lo vicioso, lo fácil, lo cómodo, lo que menos sirve, o daña. Los imitadores se salen siempre por la tangente ( la tangente de Manolete es la manoletina ), pero lo que había en él de torero de raza, eso no tiene imitadores, no es fácil, ni cómodo imitar la personalidad de este gran torero.
La circunstancia de que le matara un toro en la suerte de matar nos hace meditar : ¿ Se había fijado el público en la manera de matar de Manolete ? ¿ Le habían dado toda la importancia que tenía ? Existe la sospecha de que la fuerte personalidad del torero velaba la personalidad del matador hasta eclipsarla.
Mientras su toreo se jaleaba, apenas si queda mención de sus estocadas.
Se dijo en las crónicas : " Se echó encima del toro ". ¿ Pues cómo se matan los toros, sino echándose encima de ellos ?
Pedro Romero, maestro de maestros en la suerte de matar, decía a sus discipulos : " Dejaos coger, que es la manera de que los toros se descubran en la suerte de matar. No quería decir con esto que se dejaran coger físicamente hasta que entrara el asta del toro, sino que ejecutaran la suerte en rectitud tal, volcándose sobre el morrillo, que tuvieran la sensación que les iba a coger.
Clarito escribirá de Manolete con referencia a su etapa final.
El torero en 1947 se cuida menos en la calle y pierde su majestad en la plaza. Que torea forzado ; mustio el rostro - la tez ajada y sospechosamente brillantes las pupilas - y desvaída la serena naturalidad, base de su arte.
En junio de 1947 el día de San Juan en Badajoz, cumplió decorosamente.
Va el 26 de junio a Segovia, y nos dice K-hito : Lluvia y ganado menudo deslucen la corrida del Acueducto.
Dos orejas en San Pedro, en Alicante. Exito de Manolete con serios toros del Conde de la Corte. 
El 6 de julio, dos orejas en Barcelona.
Exitazo el 10 de julio en Pamplona, hasta tal punto, que por carta se lo cuenta a su madre.
La verdad que la temporada del 47 no se le estaba dando tal mal a Manolete como propalan a troche y moche sus falaces detractores.
16 de julio de 1947 : Corrida Beneficencia en Madrid, con Gitanillo de Triana y Pepín Martín Vázquez, Manolete resulto herido.
Esa corrida del 16 de julio sería la postrera de Manolete en Madrid. Selló con sangre su triunfo y su adiós a Las Ventas. Cortó las orejas en el toro que le hirió. No cobró ni un duro. La herida se la produjo el quinto toro de Bohórquez.
La pérdida que a Manolete le produjo la cogida unas diez corridas fue de unos dos millones de pesetas.
Con motivo de su actuación en dicha corrida de la Beneficencia el 29 de agosto de 1947, el ministro de la Gobernación : Blas Pérez González, concedió la Cruz de Beneficencia de primera clase, con distintivo blanco a Manuel Rodríguez Sánchez " Manolete ", la misma fue depositada sobre el ataúd por el marqués de la Valdavia.
Reaparece el 4 de agosto en Vitoria y el 5 repite en la misma plaza alavesa. Tres orejas suma en esas dos corridas.
Manolete pensaba ir a América en el invierno de 1947, a Colombia, a México depende de que se arreglara el pleito.
El 25 de septiembre de 1947 tenía que torear en Madrid la corrida de la Prensa, así se lo pidió don Victor de la Serna, con toros de Carlos Núñez.
El 10 de agosto torea en San Sebastián no hubo orejas para él. Al contrario ; como Camará no ha llegado a un acuerdo con la empresa de Bilbao, se le abronca a ratos con fuerza por veraneantes, guipuzcoanos y vizcainos. Los antimanoletistas se recrecen y le echan más leña al fuego. No obstante logra con los de Alipio transformar los pitos en palmas.
Antes del 28 de agosto había toreado 18 corridas en España y de ellas había cortado en 13 de ellas orejas.
La temporada de 1947 la última de su vida fue la más dura para Manolete. Todas las tardes, en todos los sitios y con los toros que fueran, tenía que comportarse como si empezara su carrera.
El 11 de agosto torea en Huesca. Alterna con Juanito Belmonte y Paco Muñoz, corta oreja.
Con el mismo cartel torea el día 15 en Gijón.
El 16, otra vez en San Sebastián : el éxito le acompaña, torea con Juanito Belmonte y Luis Miguel Dominguín.
El 17 de agosto en Toledo con toros de albaserrada corta las orejas.
El 24 de agosto de nuevo Gijón, torea con Luis Miguel Dominguín, que en el año 1947 incorpora en su cuadrilla a Alfredo David - anteriormente estuvo en la de Manolete.
Decía Alfredo David : " En el tiempo que estuve con Manolete sólo una vez tuve que escuchar una regañina. El hecho sucedió en la feria de Albacete. Manolete resultó cogido al entrar a matar, apreciándose un puntazo hondo. Al dar la vuelta al ruedo con las orejas en la mano, antes de retirarse a la enfermería, un detractor, no contento con insultarle, le arrojo una botella. Ante la injustificada agresión, sin poderse contener Alfredo David le dijo " hijo de perra ".
Manolete, en voz baja, refrenó la ira del peón diciéndole : - ¡ Guarda tu genio para el otro toro, que estos son gajes del oficio !.....
El día 26 de agosto en Santander, con Juanto Belmonte y Rovira. Manolete ovación con vuelta al ruedo y ovación.
Tras esta corrida en el norte, el retorno a la raíz andaluza. el 28 , en Linares, le esperaba su tarde infinita, toros de Miura con Gitanillo de Triana y Luis Miguel.
Manolete, prácticamente, no dejo, ni una sola de las temporadas en que toreó, de matar alguna corrida de Miura. Aún siendo novillero los estoqueó en Algeciras. En Sevilla, en las ferias de 1940, 1941, 1942 y 1945.
En su carrera mató 18 toros de Miura.
En la estrategia de Camará, nunca prescindió de que Manolete estoquease toros de la terrorífica ganadería. A su vez, " El Monstruo " acepto siempre que enfrentarse a esos toros era escabel de honor para un torero.
( Continuará )






MANOLETE..... su tauromaquia ( Capítulo XII )

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Cuando por las calendas agosteñas del 47, se publicaron los carteles de la feria de Linares, y ven que para la tarde del 28 está anunciado Manolete en la corrida de Miura, arrecian las críticas de los necios. Estos, que casi todos se integran en el bando antimanoletista, le reprochan a Camará que consienta que el de Córdoba vaya a matar a la según ellos plaza de segundona, unos toros que no le van a proporcionar ni una brizna más de la gloria que atesora.
Durante toda la mañana. la Corredera estuvo animadísima, a pesar del sol aplastante que caía sobre Linares. Las calles estaban llenas de gente llegadas de todos los contornos de Jaén y de Córdoba. Los limpiabotas no daban abasto para atender a los clientes que iban a lustrarse los zapatos. Las tabernas y los bares despachaban sin cesar. Se buscaba el alivio del vino freco o de la caña de cerveza, el tentepié del aperitivo y el pequeño ocio hasta la hora de la corrida.
Muchos jinetes apuraban las bebidas desde sus caballo. Por los alrededores de la plaza de toros, el bullicio era enorme. El Negre va revendiendo entradas a diecisiete pesetas, huyendo de los municipales. K-hito se ha dado un garbeo por el paseo de Linarejos con el conde de Colombí ; en el hotel Cervantes se suceden las visitas a los matadores, y en la taberna Los Pinetes se despacha el vino a raudales.
Se alaba y se critica a Manolete y a Dominguín., los que han visto la corrida en el sorteo de las doce del mediodía, dicen que es chica.
Pero es igual. El éxito taquillero está asegurado de antemano. El cartel elaborado por Pedro Balañá no tiene desperdicio para el aficionado andaluz.
Después del almuerzo, Linares queda vacío. El pueblo se refugia en la intimidad de la siesta.
El Negre revendió sus últimas entradas de sol que no había podido colocar en los Pinetes.
Linares, prácticamente paralizado, se prepara para la gran corrida de las cinco y media de la tarde. Manolete no había toreado en Linares desde el 29 de agosto de 1945, que lo hizo con Arruza y Pepín Martín Vázquez.
La competencia con el madrileño Luis Miguel Dominguín se encuentra al rojo vivo.
K-hito pensaba dirigirse a Almería con el conde de Colombí, pero en el último momento acordaron lo de la marcha precipitada a Linares.
" A la una de la tarde, fueron al hotel Cervantes, donde estaba alojado Manolete en la habitación 42 ".
La fiesta tiene en Linares una honda tradición y solera. Ya en el siglo XVI, con ocasión de haberle concedido el rey Felipe II, a los linarenses el previlegio de villazgo, se celebró una corrida de toros el 24 de junio de 1566.
La plaza de toros de Linares se asienta sobre la cuesta de la Moza, y fue inagurada el 7 de julio de 1867, Linares, por entonces, había comenzado a convertirse en la ciudad más populosa de la provincia de Jaén.
Las reses de Miura apartadas para la corrida de Linares pastaban en la finca La Cascajosa, en la villa de la Campana.
El camionero se llamaba " El Fatigón " y viajó con el mayoral y ocho toros de miura, el camión atraviesa sin detenerse, Villa del Río, Alcolea y el Carpio, quedan atrás Pedro Abad, Montoro y Andújar. Cuando cruzan los pueblos a la caída de la tarde, las personas que encuentran alzan la vista a su paso. Los últimos doce kilómetros entre Bailen y Linares son incómodos. El camión cruje al hundirse en los baches ; las ballestas se resienten ; las tablas crepitan y los pasajeros bailan sobre los asientos de la cabina, por fín el rótulo de Linares.
El hotel Cervantes, inagurado en 1905 por el italiano Ismael Saborini Forte, estaba en el número 23 de la calle Cervantes, esquina a Julio Burell, muy próximo a la plaza de toros.
Desde que, el 29 de agosto de 1941, Manolete debutó en Linares, siempre se hospedó en el mismo hotel, un edificio encalado de dos plantas, el más importante de Linares.
Nunca, como en aquella feria de San Agustín, había acudido tanta gente a Linares. el hotel estaba completo.
La vispera, a las ocho de la tarde, Manolete acompañado de Camará y su mozo de espadas Guillermo salieron de la calle Amador de los Rios, en Madrid, reuniéndose con Antonio Bellón para iniciar el viaje por carretera hacia Linares.
Manolete, como la mayoría de los toreros, viajaba por la noche. Entonces los coches carecían de aire acondicionado, el viaje así resultaba más fresco. Cenaron en ruta para llegar entre las dos y tres de la madrugada. Manolete utilizaba un Buick descapotable - " La primera capota mecánica que llegó a España, de color azul. Se lo compró al empresario mexicano Antonio Algara.
El Buick conducido por Guillermo, con Manolete a su lado. Detrás Camará y Antonio Bellón.
Manolete iba callado, fumando a intervalos,. Su rostro, surcado por la cicatriz de San Sebastián, era como de bronce. Imperturbable, con la mirada puesta en la carretera.
Cuando llegaron a Manzanares, a ciento setenta kilómetros de Madrid, se detuvieron a cenar en el albergue de la D. G. de turismo. Eran las once de la noche.
El aire olía a mieses, a espliego, a retama, a tomillo y a romero.
Camará preparaba cuidadosamente todos los viajes y se detenía y hospedaba siempre en los mismos restaurantes y hoteles.
Antonio Bellón, el crítico del diario Pueblo, planteó durante la cena el siempre eterno tema de la rivalidad entre Joselito y Belmonte. Camará, entusiasta de su padrino de alternativa, Joselito " El Gallo ", replicaba al belmontismo de Antonio Bellón, que aprovechaba todo el tiempo para meterse con Camará y a decirle que Joselito era peor que Belmonte para que Manolete se divirtiese un poco, porque Manolete irónico e inteligente, también le gastaba bromas a Camará : " Usted, Pepe, como torero, ¿ qué tal fue ?
Así transcurrió la cena de Manzanares. Al terminar, Manolete tomó el volante junto con el cronista. En los asientos traseros se situaron Camará y Guillermo, que pronto se durmieron.
Quedaba un recorrido difícil hasta Linares, había que cruzar Despeñaperros.
" De Despeñaperros para abajo se torea, de Despeñaperros para arriba se trabaja, dijo Cagancho.
El desfiladero se abre en Sierra Morena ; toda Sierra Morena se da cita en el desfiladero.
Cuando salieron de Manzanares al dormirse Camará y Guillermo, Manolete en voz baja hizo una serie de confidencias sobre su próxima boda con Lupe Sino, le pidió al crítico que fuese testigo de la boda, que estaba entristecido y amargado, que los públicos ya no le querían, el hombre le hizo en realidad su testamento humano en la larga conversación que sostuvieron desde Manzanares hasta Linares, llegaron a las tres menos cuarto. Manolete llegó malucho y al día siguiente amaneció también con el vientre descompuesto.
( Continuará )





MANOLETE..... su tauromaquia ( Capítulo XIII )

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El campanario de la cercana iglesia de San Francisco dio las tres de la madrugada, Manolete descansaba en la habitación 42, en la planta baja del Hotel Cervantes.
Don Fernando Garrido Arboleda, director del hospital de los Marqueses de Linares, era sobre todo el médico de los mineros del barrio de la Cruz. Su experiencia como cirujano le llevó a salvar muchas vidas en aquel gran hospital.
Pero la gran afición del doctor Garrido era la cirugía taurina que desarrollaba como jefe de los servicios médicos de la plaza de Linares.
Los médicos más famosos eran Jiménez Guinea y Tamames, éste de los Dominguines, que desarrollaban su trabajo en el Sanatorio de Toreros de Madrid, y cuyo prestigio era reconocido en toda España.
El sol caía impecable sobre el hotel Cervantes, la habitación 42, en la planta baja, era, posiblemente, la más fresca del hotel, y por esta razón la había reservado Camará para Manolete, desde la primera vez que toreó en Linares.
Desde hora temprana, los curiosos y aficionados se habían arremolinado frente al hotel para ver a las cuadrillas y a los apoderados de los toreros. Los aficionados iban del sorteo al hotel, a la espera de conseguir una entrada o saludar a los toreros.
Manolete se encontraba insimismado en su mundo intimo, muy lejos de la corrida de la tarde. Su salud era deficiente, se había ido debilitando poco a poco en los últimos meses.
La frágil salud del espada que arrastraba la indiferencia y el desencanto de todo. La madurez de Manolete le había mostrado, de pronto, la realidad de su vida. El ídolo de los públicos, el hombre más popular de la década de los cuarenta, estaba tumbado en la cama de un hotel, sin ilusión, sin fuerzas, indispuesto y con la enorme responsabilidad de matar una corrida de Miura ante un público exigente y contradictorio que se venía gozando con la repulsa sistemática al diestro, azuzado por el grupo de partidarios de Luis Miguel Domingín que seguía a Manolete en sus corridas por España con la consigna de abroncarle en todas sus actuaciones y arrastrar al público en su crítica al diestro de Córdoba, porque los fracasos de Manolete eran triunfos para el joven madrileño apoderado por su padre, que estaba dispuesto a que su hijo ocupara el primer lugar del escalafón taurino.
Su matrimonio con Lupe Sino seguía contando con la oposición de su madre doña Angustías, y de su apoderado ; pero él estaba decidido a casarse con ella y a retirarse del toreo, al que ya no podía dar más.
La compañia del crítico Antonio Bellón, hombre culto,de conversación reposada e inteligente, ponía en la vida de Manolete un punto de paz espiritual en aquella etapa crítica, cuando todo se le volvía de espaldas y el ídolo se desmoronaba bajo su pena de barro.
Le quedaban todavía 27 corridas en septiembre y ocho en octubre, antes de despedirse el 19 de octubre en la plaza de Barcelona. Y en noviembre se trasladaría a Colombia para cumplir un ventajoso contrato con la empresa de la plaza de toros de Bogotá. Pero estas corridas que años atrás le hubieran ilusionado, era una carga que, aquel mediodía, se sentía incapaz de afrontar.
Pidió otro cigarro a Camará y lo fumó en silencio, mientras en la calle llegaba el rumor de la gente arremolinada ante la puerta del hotel.
Cuando llegó Pinturas a la plaza de Linares, alguien le advirtió que dos miuras se habían matado hacía unas horas en los corrales. Camará, conversaba con Bernardino Jiménez y Pedro Balaña.
A las doce en punto, en presencia del presidente de la corrida, se inició el sorteo.
Tras un buen rato de controversia entre los banderilleros de las tres cuadrillas, los lotes quedaron determinados. Para ello se había tenido en cuenta el tamaño, los kilos, los pitones, y la zona de los cuartos traseros. Porque a los toreros lo que les preocupa es el poder del toro, que se manifiesta en los cuartos traseros. Con los riñones derriban los toros a los picadores y fuerzan las cornadas.
Camará le preguntó a Pinturas :
- ¿ Cómo ha ido el sorteo, Antonio ?
- Tóo arreglao, don José, Zuperió.
Un camarero limpió con esmero una bandeja en el hotel Cervantes hasta hacerla relucir. Sobre ella, con cuidado, un punto nervioso, colocó una copa de cerveza fresca, un huevo a la copa y una raja de melón.
Ésta iba a ser la comida del diestro cordobés, más frugal que en otras ocasiones, debido a sus molestias instentinales.
Se aproximó con cierto apuro a la habitación y llamó con los nudillos. Abrió Camará.
- La comida, señor - dijo el camarero.
- Déjala en la mesa - respondió el apoderado, oculto tras sus gafas negras.
- ¿ Mandan algo más ?
- Lo que tomen los señores que han venido de Córdoba lo pago yó, ¿ estamos ? - dijo Manolete, incorporándose en el lecho - , ¿ Qué hora es, don José ?
- Cerca de la una.
Camará puso discretamente una propina en la mano del camarero, que abandonó la habitación entre sonriente y aturdido por haber visto tan cerca a su ídolo de siempre.
- Sabe usted ? Me gustaría haber acabado la temporada. Nunca me había pesado una corrida tanto como hoy.
Yo quisiera cortar las orejas a los miuras para demostrar a Luis Miguel que aquel novillero que llevaba un traje alquilado en Tetuán de las Victorias sigue siendo el número uno.
- Y lo eres, Manolo .
Manolete los días de corrida comía muy poco. Aquel día, decía Antonio Bellón : " recuerdo que tenía mucha sed ".
En cambio los días de corrida cenaba muy bien.
Las dieciocho mesas del comedor del hotel Cervantes se ocuparon entre las dos y las tres de la tarde. La cuadrilla de Manolete se reunió con Camará en dos de ellas, mientras la de Gitanillo de Triana comía junto a los ventanales de la calle Julio Burell.
Cuando Manolete terminó el frugal almuerzo, encargó a Camará que no le molestaran y de dispuso a echar una siesta, después de fumarse otro cigarrillo con la mirada perdida en el techo blanco de la habitación.
A los pocos instantes, el diestro se durmió, aislándose de su realidad.
Se acercaban las cinco de la tarde la entrada al patio de caballos por la rampa adoquinada de la calle Argüelles estaba atestada de aficionados.
Sobre el suelo del patio de caballos resonaban los hierros de los picadores, la gente se arremolinaba junto a la puerta de la capilla a la espera de ver salir a los diestros.
- Se ha acabado el papel, Manolo - dijo Camará, disimulando una tenue sonrisa.
Camará ajusto la corrida en doscientas cincuenta mil pesetas ; Balañá llenaba la plaza en su primer año de arrendamiento.
Manuel Rodríguez Sánchez " Manolete ", soltero y con treinta años comenzaba su último paseillo, en la oscuridad del chiquero pestilente, la muerte.
( Continuará )





MANOLETE..... su tauromaquia ( Capítulo XIV )

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A " Islero ", negro, entrepelado, bragado y marcado con el número 21, no le puedieron enchiquerar hasta las cuatro y media de la tarde, y lo hicieron a pedradas y latigazos.
" La verdad es que bregó mucho " recordaba Antonio Bellón. Los toros de Miura bregan mucho por ser muy recelosos y se matan unos a otros, como ocurrió la vispera de la corrida que se mataron dos.
Los corrales de estas plazas eran malos. La madre de " Islero "" Islera ", tenía el número 226, era una  vaca chorreada, mulata, una de las doscientas cincuenta vacas que don Eduardo Miura tenía en ese momento.
" Islero " nació en La Cascajosa, en el termino de Carmona donde en aquel momento estaban las vacas de don Eduardo.
En su vida en el campo no hubo nada extraño en su comportamiento, el destino de " Islero " era Murcia, pero Balañá cambio de parecer unos días antes y cambió de Murcia a Linares.
Don Eduardo, al conocer la muerte de Manolete mandó matar a " Islera ", la cabeza se la regaló a la empresa de Sevilla, se encuentra en el Museo de la Maestranza.
Igual hicieron con la madre de " Perdigón ", el toro que mató al Espartero.
Y llegó el quinto de la tarde de la corrida de Linares, la res, embravecida por el aguijón de la divisa, se cegó cuando se abrió la puerta del toril. El aire caliente de la tarde se estrelló contra la altiva cabeza de " Islero ", que se detuvo un instante en el ruedo, aturdido por la luz solar y por el ronco murmullo del público en el último tramo de la corrida.
" No hay quinto malo " dijeron en un tendido.
Apuntalado sobre las patas inició su carrera.
En quince minutos tenía que desarrollar toda la bravura contenida durante sus cuatro años de vida.
El toro se arrancó con furia hasta el pico del capote de Cantimplas, metido en el burladero más próximo al toril, y derrotó con saña levantando astillas de madera, mientras el subalterno echaba la cara hacia atrás en un gesto instintivo ante la agresividad del Miura que le miraba con fiereza queriendo cogerle. La res prosiguió su recorrido alrededor del redondel hasta que salió a pararlo   Pinturas . " Islero " metió la cabeza en el capote, frenando y obligando al subalterno a retroceder. Desde el burladero de capotes, Manolete miraba como abstraído las evoluciones del toro, que no se entregaba en el engaño del peón.
- ¡ Ea, dejalo ! - grito el matador.
Manolete salió del burladero al encuentro del miura. Se quedó quieto, alegró a la res con la voz, adelantó los brazos, la pierna contraria, y embarcó al miura en la primera verónica, acompañado el lance con un tenue movimiento de cintura para dar salida al toro. Cuando se revolvió, Manolete le esperaba enhiesto, serio, pálido como su traje de luces. Una segunda verónica cargando la suerte puso al público linarense en pie, cerrando la serie con más verónicas y rematando con media, mientras Pinturas recogía al toro.
El pañuelo del presidente iba a marcar la salida de los picadores, Ramón Atienza, después de Miguel., era el mejor picador de la familia, estuvo en la cuadrilla de Alfredo Corrochano, para seguir en la de Marcial Lalanda y después en la de Manolete.
A su lado El Pimpi salía de reserva para " hacer la puerta ".
" Islero " había mansurroneado de salida en los capotes y la cuadrilla andaba presta para ponerle en suerte.
Atienza se alzó sobre los estribos, levantó la vara, golpeó con el zapatón de hierro la estribera y gritó al toro, que retrocedió como asustado y volvió a escarbar, Atienza le volvió a llamar, ahora con más brio, apretó el palo pero el miura se quitó el palo. La res, sin empujar con los riñones, cabeceaba a derecha e izquierda con fuerza. Atienza trató de hacerle sangrar pero se salió suelto. Cantimplas le echo el capote abajo y la bestia se detuvo, y volvió con ímpetu y Atienza empujó la vara con toda la fuerza de su brazo, al retirar ésta un borbotón de sangre cayó por la paletilla hacia la pezuña.
El toro se zafó del peto, y atravesó el ruedo hacia El Pimpi, tomando una última vara, doliéndose del castigo.
Cuando el presidente ordenó el cambio de tercio, Manolete siempre respetuoso con los presidentes, no pudo reprimir un leve gesto de contrariedad y se retiró al burladero.
El diestro se refrecó la cara y la nuca, secándose con rápidez, y trasegó un buche de agua que escupió sobre la arena. Se recostó sobre la barrera para observar el tercio de banderillas a cargo de Cantimplas y Gabriel González.
Guillermo tenía preparada la muleta, montera y estoque.
Los matadores y las cuadrillas se habían apercibido de la mansedumbre del miura, que se refugiaba en toriles escarbando.
Camará, desde el callejón, advirtió a Manolete, apoyado de espaldas sobre la barrera sin dejar de mirar al toro, de la mansedumbre de " Islero ".
Los toros de Miura dieron juego - según decía Antonio Bellón. El primero fue muy toreable, Gitanillo cayó en la cara del toro pero la nobleza del astado hizo no le hiriese, tuvo tenue petición. El cuarto cumplió, aplausos, y en el lote de Luis Miguel, al tercero le cortó la oreja. En el sexto, ya nadie se ocupaba de lo que pasaba en el ruedo, pendiente de lo que podía decir la enfermería.
En el primer toro Manolete estuvo decoroso, y por eso se forzó en el quinto.
Manolete, sin dejar de mirar a " Islero ", serio y pálido, con el rostro brillante por el sudor, con los avíos, se dirigió con paso rápido hacia el balconcillo presidencial.
El sol caía a plomo sobre el coso. Los refrescos y las gaseosas se habían terminado hacía rato. La corrida entraba en su tramo final y el público soportaba los cuarenta grados esperando ver a Manolete.
Manolete conquistó los terrenos de su enemigo, que le esperaba en los terrenos de toriles, lo sacó de la querencia y, en medio de la expectación del público, abrió su faena con sus clásicos estatuarios, llenos de quietud. Los cuarenta y cinco músicos empuñaron sus instrumentos para iniciar un pasodoble que el maestro Martos tenía preparado. Era la pieza que llevaba el nombre del diestro cordobés, al escucharlo sintió el calambre eléctrico de la inspiración, Manolete se creció.
( Continuará )



Por las afueras " Islero " humillaba muy bien y permitía a Manolete torear con la mano baja.

MANOLETE..... su tauromaquia ( Capítulo XV y último )

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Todos sus músculos se endurecieron y, de muy adentro, del alma misma, le brotó una misteriosa fuerza.
Dejó que el toro se refrescara unos instantes, mientras se echaba la muleta a la diestra para ejecutar una tanda en redondo. Hasta Manolete llegaba la respiración fatigosa del toro. Con la muleta tersa, citó y dió el primer pase perfilero.
Bastó un redodndo para que los mismos que habían protestado se pusieran a dar aplausos en cada uno de los pases que siguieron.
Manolete tanteó a " Islero " y, sin más análisis, quieto, erguido, toreó por ceñidos pases en redondo que entusiasmaron, decía Antonio Bellón.
Allí se le acabó el toro. Huidizo hacia los chiqueros, Manolete renunció a torear al natural y se lució con las manoletinas.
La corrida entraba en una fase de interés. Allí ante la mirada sosprendida y crítica de los aficionados que llenaban la plaza, Manolete, disputaba a su marrajo miureño la efímera gloria de un triunfo que quería arrebatarle Luis Miguel.
Ahora ya no dejó reposar a " Islero ". Le fue a buscar a su terreno y de nuevo se lo volvió a fajar en unos muletazos lentos y con el engaño abajo. La res iba prendida en la flámula, babeante, bramando su impotencia. Manolete sentía el agobio del calor por fuera y la fialdad del sudor bajo su camisa de seda. Todo él era un cúmulo de sensaciones. Su boca estaba seca y en ella había amargos residuos de arena.
Sombreros y prendas volvieron a caer al ruedo y Manolete había perdido el contacto con la realidad.
Cano, el fotógrafo, corría por el callejón disparando su máquina sin cesar.
Frente al toro, Manolete dando unos pasos para provocarle cuando arremetió contra el engaño, el diestro le dió un molinete de rodillas. Cuatro manoletinas, cuatro ovaciones cerradas, y luego, una tocadura de pitón que enardece al público, para irse del toro majestuoso en su lentitud con la muleta plegada bajo el brazo.
Camará, impasible avanzó unos pasos en el callejón hasta la barrera. La suerte suprema iba a consumarse. Manolete tenía fama de buen estoqueador.
" Islero ", burlado por el diestro, escarba y recula en la media luna del sol y sombra en terrenos del tendido 1. Manolete esperó a que el toro juntase las manos, perfilándose en corto como solía despachar a todos sus toros. 
Arrancó a matar lento por derecho, con clásico arrastrar hacia el morro y hacia sí la muleta, para dejar clavado el estoque en las agujas en la ejecución del volapié.
En cuanto el toro se sintió herido y un calambre eléctrico sacudió su sistema nervioso, alargó el cuello en pura reacción miureña clavando su cuerno derecho en el muslo del matador.
En el embroque fatídico, Manolete se alzó un palmo del suelo. El asta rompió la carne en el vértice inferior del triángulo de Scarpa. Manolete sintió un fuego abrasador en la pierna cuando cayó retorciéndose, víctima de dos cornadas con un solo orificio de entrada ; una que llegaba hasta la cadera y la otra, hacia abajo, que atravesaba el músculo sartorio, para terminar casi perforando la piel en la cara posterior del muslo, con rotura de la vena safena.
El diestro, caído en la arena con las manos rojas de sangre en el muslo, sintió aflojarse todos sus músculos, y toda la fuerza que había desarrollado en la faena se escapó por el boquete de la herida, como un globo reventado.
Todos corrieron hacia él, que los miraba con ojos vidriosos.
Al pelele de oro y muerte, se lo llevaron gritando hacia dentro.
En 1947, doña Angustias Sánchez, madre de Manolete tenía sesenta y seis años. El 27 de agosto estaba descansando en San Sebastián y, como siempre que toreaba su hijo, estaba pendiente que le llamara por teléfono para anunciarle : " Tóo ha ido bien, madre ", pero aquella tarde quien llamó a San Sebastián fue Chimo, el mozo de estoques, diciendo que el diestro había sufrido un puntazo hondo en el muslo.
Doña Angustias se opuso siempre a la boda de Manolo con Lupe Sino. Le anunció que no asistiría a la ceremonia. El torero, ciertamente, estaba atravesando en 1947 una de las peores crisis anímicas.
Fatigado, rechazado por los públicos y espoleado por el clan de los Dominguines, había pensado retirarse en el mes de octubre, coincidiendo con la fecha de su boda.
A causa de su poca resistencia, no hacía nunca ejercicio, caso excepcional entre los toreros.
El mozo de espadas de Luis Miguel pidió al de Manolete una castañeta que habían olvidado.
Manolete dijo muy serio : " Bueno, ea, pues dásela para que así se ponga algo de torero ".
Fue el 29 de agosto de 1947, cuando Manolete expiró en la habitación número 18 de la sala de San Raimundo, en la planta baja, mientras la madrugada iba para arriba y la ciudad de Linares, en vela, estaba pendiente de las noticias que salian del hospital, donde se reunió gran número de personas a la espera de los acontecimientos. Los rostro alegres de unas horas antes se tornaron taciturnos, preocupados.
Tras la tez morena de los linarenses y los forasteros, palpitaba la inquietud. Había esperanza y temor. Parecía mentira que Manolete hubiera caído víctima de un miura en el ruedo de Linares. La preocupación sucedió al jolgorio ferial y aquellas gentes sencillas pasaron la noche a la puerta del hospital de los Marqueses de Lianres, donde la mayoría habían acudido alguna vez al quirófano o al paritorio a ver nacer a sus hijos.
Pero Manolete ya conocía el hospital. Dos años antes, atropelló a una niña en la calle Julio Burell y la llevó en su coche allí. Cuando lo vio tan limpio, le dijo a las monjas que valía la pena ponerse enfermo para que le cuidaran allí.
Y allí fue a morir, para darle fama a la ciudad minera. Los pueblos y las ciudades de España se hacen populares cuando muere un torero.
Doña Angustias, sus hermanas, los cuñados, Lupe Sino, Camará, Balañá, el público, los periódicos, el No-Do, el Ruedo, el pueblo, lloraron su muerte en un entristecido coro de lutos, flores y suspiros ; pero a Manolete no le mató " Islero ".



Entró a matar en la suerte contraria y el pitón derecho del toro se hundió en el muslo de Manolete.


OTOÑO, LA DEHESA Y EL TORO BRAVO

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El otoño de 2015 comenzó el 23 de septiembre y durará 89 días y 20 horas terminando el 22 de diciembre dando comienzo al invierno.
Esta es la época del año en que la longitud del día se acorta más rápidamente. El Sol sale por las mañanas cada día un poco más tarde y por la tarde se pone antes.
En la dehesa, el otoño, es muy bien recibido y hace acto de presencia invadiendo y adueñandose de la misma. Los cálidos rayos de sol otoñales y los intensos colores de una vegetación exuberante, transforman a estos parajes en un entorno bellisimo durante esta época del año.
Este sistema natural, único en el mundo, cuenta con unas condiciones climáticas muy caracteristicas que convierten a la dehesa en una de las zonas boscosas más extensas y mejor conservadas.
La Montanera hace acto de presencia y los animales que las pueblan comen su bocado favorito " la bellota ".
Las crías de bravo comienzan a nacer, las más prematuras, a principios de septiembre, nacimientos que suelen terminar a mediados de abril, los más tardíos, ya que en Extremadura los toros se echan a las vacas de diciembre a final de junio.
La razón principal de utilizar las fechas tradicionales, reside en procurar que en la época de cría esté el campo en condiciones de alimentar a la madre, para críar bien, con holgura suficiente y pastos abundantes, incluida la montanera, pues de ser buena la otoñada es una bendición asisitir a las dehesas, y sobre todo observar a los animales que la disfrutan. Las crías en sus comienzos exigen menos, no maman mucho, aunque a medida que van creciendo su ración de leche y hierba que mordisquean, ha de doblarse y triplicarse.
En Salamanca y en el Centro nacen unos meses más tarde. La razón principal ha de buscarse en evitar que los becerros nazcan en los meses de más frío, cubiertas las dehesas con una espesa sábana de nieve, pues las bajas temperaturas pueden ocasionar bajas a los recien nacidos. De todas formas, siempre hay un tanto por ciento de becerros que mueren al nacer ; influye la suerte que al nacer no tengan días de excesiva niebla, en Extremadura a veces en una semana no vemos el sol, vientos muy fuertes, noches muy frías.
La vaca al sentir que el parto en inminente, busca sitios resguardados y escondidos del hombre en la dehesa, suele parír echada en el suelo ; sin embargo, cuando el vaquero la sosprende, se levanta y lo tiene en pie. Cossío sostenía que, durante el día procuraban mirar mejor hacia el sol que donde reina la sombra, caso naturalmente de no tenerlo de noche.
Una vez fuera la cría, la madre, como en todas las especies de la raza bovina, se come la envoltura que lo cubre, " las pares " como en la terminología del campo se llama. Es interesante ver, que hasta que la vaca no limpia al becerro por completo y se come " las pares ", apenas si hace caso del becerro ; pero ¡ ojo !, una vez termina esa operación, la vaca brava defiende a su cría a viento y marea, contra cualquiera que se acerque a pie, a caballo, incluso con un tractor, porque ya sólo le interesa defender a su becerro. Los vaqueros lo saben y han de luchar con su impaciencia por saber si es macho o hembra, aparte de ser un deber consignarlo en el parte diario de nacimientos, en el que se especifica el número, nombre y crotal de la madre, número del crotal del becerro recien nacido, y si se trata de macho o hembra. En esta aspecto será curioso anotar cómo hay años, lunas que las vacas " machean " o " hembrean " en más o menos, y a decir verdad, no sabemos por qué.
En los años que estuvieron con las vacas sementales nuevos en mi ganadería, observé que al parír las vacas cubiertas por él " macheaban " mucho.
A muy poco tiempo de nacer, los becerros tratan de levantarse, andan con pasos desequilibrados y a veces se caen. La vaca madre, quizá pensando que no lo ha secado suficientemente, vuelva a hacerlo con su lengua, hasta que éste sale de su entumecimiento, dándole su calor, y el becerro tiene la energía de iniciar nuevos pasos. Cuando pasados unos minutos se decide a mamar los calostros, le entra el sueño calostral. Digno es de comentar cómo la madre se esfuerza en que se duerma en el sitio menos visible, para marcharse a comer la comida que diariamente se les suministra a todas las vacas presentes en un cercado, teniendo en cuenta que el sueño del becerro dura varias horas.
Al igual que la vaca intenta profundizar en su instinto de ocultar el becerro, el vaquero se esfuerza por encontrarlo, para crotalizarlo a la mayor brevedad posible.
Ese juego entre la vaca y la curiosidad de los vaqueros será interesante, porque la vaca, en cuanto ve acercarse al vaquero, tiende a separarse más del sitio donde lo tiene escondido, lo cual despistaría a uno cualquiera que apareciese por allí, pero no a un vaquero de bravo que sabe como encontrarlo en poco tiempo.
Las vacas jovenes se espantan poco porque no conocen todavia la inteligencia del hombre, las viejas, las experimentadas, aparecen siempre en el lado contrario donde lo tienen.
Otas veces el vaquero, para encontrar los becerros, simula ante la vaca el berrido del mismo. Las vacas jovenes responden siempre, porque creen que le paso algo a su cría, y rapidamente se dirige al escondite del hijo. Las viejas, por perfecto, que escuchen el berrido que simula el vaquero, no contestan jamás, se hacen las distraidas, porque conocen de sobra el truco. Son inmensas las argucias que puede haber aprendido una vaca vieja en más de diez partos.
Lo bueno de todo esto es que el becerro, mientras tanto, no chista ni se mueve. Debe ser algo así como un subconsciente ancestral de ataques de animales feroces ; la perdiz apeona por el lado contrario de donde guarda el nido, para engañar al cazador, mientras la pollada queda quieta y muda. Quizá por el mismo motivo la vaca brava, recién parida, no puede soportar la presencia del perro ; en el fondo no deja de ser la sombra del lobo.
Cuando el becerro duerme sonámbulo por los calostros, es un buen momento para hacerles la señal en la oreja que cada ganadero tiene designada.
Así empezamos a señarlos en Encina Hermosa, y tuvimos que dejarlo para hacerlo el día del herradero, motivo, en los primeros herraderos se nos moría algún becerro, sobre todo, siempre de los mayores, al no sangrar durante el herradero y bregar tanto en el cajón de herrar no se descongestionaban como ocurre cuando sangran por la señal que se les hace en las orejas, desde entonces no tuvimos más bajas. Yo tenía la impresión que al hacer la horca en ambas orejas, que es la señal de la ganadería, nada más nacer se les hace menos daño porque las orejas son más tiernas, la herida cura antes y tiene, además el enorme cicatrizante de la lengua materna, pero ante los resultados tuve que doblegar.
Cuando los becerros cumplen un mes, corre como su madre, corre, salta, inclusive se pelea con los otros becerros. Embiste, topa con lo que se le ponga por delante, porque el misterio de la bravura lo domina desde el mismo momento de nacer.
Sanz Egaña en su libro precisaba : " El becerro recién nacido, acomete con la misma técnica que el utrero. "" Con loa años el toro adquiere poder, pero no bravura . "
La brisa a traves de la hierba, la brisa a traves de los árboles, la brisa en la cara, la luna llena, el sol caliente y cegador son los mundos del becerro.
Es curioso observar a primera hora de la mañana como las vacas dan un paseo seguidas por su becerro, cuando se cruzan con otros emprenden carreras, cuando se marchan lejos de la madre, ésta los llaman con un bajo " muuu " que ellos reconocen, y tan pronto la ven levantan la cola y corren junto al caliente costado de su madre.
Los becerros sienten curiosidad por todo. La hierba del otoño joven y tierna les acaricia haciéndoles cosquillas en el hocico. Conocen el bramido triste, quejumbroso, de su madre, y a él sólo obedecen. Una llamada única, inconfundible, a la que atienden siempre.
La dehesa es uno de los últimos paraisos que debe seguir albergando al toro bravo.

¡ En el campo bravo, es tiempo de OTOÑO !







MEMORIAS DE LA EDAD DE ORO DEL TOREO

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La Edad de Oro del toreo, la de José y Juan, tiene unos límites que se pueden precisar.
Comenzaría con la alternativa de Juan Belmonte el 16 de octubre de 1913, de manos de Machaquito. en Madrid, y terminaría el 16 de mayo de 1920 en Talavera de la Reina.
Entonces, en 1914, se decía que la empresa de Madrid hacía constar que en sus contratos con Joselito y Belmonte no torearán juntos en ningún día festivo, - ocho corridas Belmonte y siete Joselito - y que ambos se encontrarán en el ruedo madrileño los días 2 y 3 de mayo.
Pero también se decía por la calle Sevilla que Vicente Pastor había pedido 1000 pesetas más que Belmonte, y que Rafael " El Gallo " no pedía más. pero exige 1000 pesetas más por cada toro de Belmonte que tenga él que matar ; y se preguntaban los belmontistas : ¿ y quién va a matar los toros que deje vivos Rafael " El Gallo ? "
Bombita y Machaquito no toreaban en Madrid, por su disgusto con Mosquera.
La afición quedaba desamparada ; no había competencia, no había emoción.
La gente iba a los toros pesarosa, triste, su afición le pesaba como una losa.
En busca del torero en quien modelar el ídolo, no perdía movimiento, comentaba el gesto de los lidiadores, y los 13011 espectadores de la plaza de Madrid escrutaban con sus 26000 ojos. Pero un día, un lidiador de los del montón, de los que no toreaban más de 15 corridas durante el año,estoqueo un toro con rectitud y guapeza, y en la plaza brilló un relámpago de optimismo, se tocaron palmas, se cambiaron miradas de ansiedad, interrogantes ¿ será éste ? ; pero ante el temor de una desilusión, nadie se atrevió a comentar en voz alta.
La faena se repitió. Dos toros más cayeron estoqueados magistralmente, saliendo muertos de los vuelos de la muleta cuando el matador transponía el costillar. Ya no cabía dudar, ni era posible contener la impaciencia por más tiempo. Un grito de entusiasmo salió de la plaza.
Ya teníamos uno ; uno que despuntaba nada menos que estoqueando, lo más difícil, lo que más escaseaba : un mirlo blanco de la torería.
Y, de repente, la afición con esa vehemencia que caracteriza, lo pusieron en el pedestal para adorarlo como a un dios.
Lo sacaban todas las tardes en hombros, pero no hasta el coche, según costumbre, sino hasta la Puerta de Alcalá, siguiendo el carruaje detrás, de respeto, como en las grandes solemnidades.
Una tarde, rompiendo moldes y tronchando la majestad rígida, inflexible, única, de la Plaza de Madrid, le concedieron el honor de cortar una oreja a un toro.
El ídolo fue consagrado ; era intangible ; profanación discutirle ; un alamar arrancado por un toro, era reliquia.
Todo en él parecía excepcional : que viviese en casa con ascensor, que no se riese nunca.
Ese  torero - ya no hace falta decirlo - era Vicente Pastor.
Con una modestia que parecía nacer de la desconfianza, tenían que obligarle mucho para que diese la vuelta al ruedo después de una colosal faena indiscutible.
- Riete hombre - le decía el público.
Y Pastor no reía ; recibía los aplausos, las exaltaciones del pueblo, con recelo. A veces sonreía como preguntando : "¿ Durará mucho esto ? "

En abril de 1914, tuvo un fuerte percance en Murcia, Juan Belmonte, que le había contrariado mucho, muchisimo. Su afán por torear en Sevilla era grande y legitimo.
Pero Belmonte, se hubiese sometido a las prescripciones facultativas si no le hubiesen ido con habladurias.
- ¿ Qué se dice por ahí ? - preguntaba Belmonte, imposibilitado de salir del cuarto del hotel.
- Pues se dice...., nada ; no se dice nada.

Y había guiños de ojos y subidas de hombros.
- Pero ¿ pasa algo ?
-  ¿ Y por qué no decirselo ? Es mejor que lo sepa.
- Por mi......
- Pues, para que lo sepas, se dice que Juan Belmonte no tiene nada, y que lo del pie es un pretexto para no torear en Sevilla con Joselito.
-  ¿ Eso dicen ? - asombrado.
- Eso dicen - rotundo, afirmativo, apoyando con un rápido ademán el brazo derecho, con dedo índice estirado.
Belmonte estira la boca más que nunca y pregunta, después de una pausa, sin dar importancia :
- ¿ Qué día es el de los miuras ?
- Creo que el martes .
- Si, en efecto ; el martes.
Y el lunes, cuando el médico le dice que continué con el reposo, Belmonte le contestá que se va a Sevilla, a torear el martes la corrida de Miura.
- No es posible.
_ Es necesario.
- Vas por una cornada.
- Voy por lo que Dios quiera.
Y se fue a Sevilla y toreó con éxito la corrida de Miura.
Y Belmonte salió en triunfo de la plaza de Sevilla.
Pero en la Edad de Oro del toreo hay una " prehistoria " que se inicia con el apendizaje de Joselito y Belmonte y un larguísimo épilogo después de la muerte de Joselito, época en la que Juan Belmonte absorbe, elabora e incorpora la sabiduría y el ejemplo de Joselito.
En ese épilogo Juan Belmonte depura su técnica y su arte.
Para algunos, torea entonces mejor que en ningún otro momento de su vida. Juan e incluso Ignacio Sánchez Mejías afirmaron entonces : " José está más vivo ahora que todos nosotros ".
Las alternativas de Joselito y Belmonte ponen el punto final a una época, la de los " naides " : ellos fueron los ídolos, junto a ellos Rodolfo Gaona, Vicente Pastor, Rafael " El Gallo ", Manuel Mejias " Bienvenida ".
Pero el encuentro entre Joselito y Belmonte, da lugar a un bipartidismo enardecido.
La revolución que todo el mundo comenta en 1913 es la de Juan Belmonte. Novillero desconocido, sin antecedentes taurinos,, que ha brotado de la lucha por la vida, desde las más humildes capas. Han bastado unas escasas actuaciones, con vestidos de torear alquilados, para lanzar a la fama un torero nuevo. Frente a esa nube de tormenta que era el belmontismo incipiente estaba el sol radiante, la celeste hermosura de la majestad serena y equilibrada del toreo de Joselito, suma y compendio de todas las normas clásicas del buen toreo.
Guerrita dijo su sentencia : " Eze niño ha jecho cosas que no las habemos jecho más que Lagartijo, yo y él, Joselito, ezo é un monumento ".
Joselito fue el primer torero en la historia que llegó a la cifra de 100 corridas toreadas en una sola temporada, pues sumó 102 en 1915, 105 en 1916 y 103 en 1917.
El año que más toreó Juan Belmonte García fue el de 1919, que sumó 109 corridas.
Así eran las crónicas de aquella época, la de la Corrida de la Cruz Roja, con Rafael " El Gallo ", Joselito y Belmonte.
Pero si ayer se eclipsó el sol rafaelista - permitid á mi Gallismo una pizca de esperanza para no creer y escribir que se " puso " - lució más esplendido que nunca el sol joselista.
Es la ventaja que tenemos los Gallistas para satisfacción nuestra y rabieta de los contrarios. Se nos va ó se esconde uno ; nos queda otro.
Es mucho Joselito. ¿ Que ya lo he dicho doscientas setenta y tres mil veces ? Pues todavía no llegan ni a la quinta parte de las que hay, para decirlo para empezar á dar idea de la enormidad de torero que hay en José.
Si algún hombre nació para su oficio, ha sido Joselito. El lo sabe todo, y lo que no, lo presume, y lo que no, lo inventa.
¡ Y todavia hay quien lo niega !.......
Santa Lucia bendita les conserve la vista.
Es mucho Joselito
Que le echen lo que quieran. Ayer, los dos peores. ¿ Y qué ?
¿ Cuantos toreros hubieran podido con estos dos toros ? El y sólo él.
Los demás toreros, tienen un toro de su estilo : Joselito tiene un estilo para cada toro.





MANOLO GONZALEZ - GONZÁLEZ SÁNCHEZ - DALP

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Pocas zonas en el mundo poseen vestigios taurinos tan antiguos como la sierra de Aracena.
Rodeando a Aracena por el sur, el Monte San Miguel es una joya que los Sánchez Dalp adquirieron a comienzos del siglo XX. Los Sánchez Dalp eran de Sevilla.
En Aracena, durante el primer tercio del siglo XX, los hermanos Miguel y Javier Sánchez Dalp erigieron los edificios más emblemáticos de la ciudad, con el toque magistral, en la mayoría de ellos, del arquitecto sevillano Aníbal González. Tanto actividad le valió a esta familia varios títulos de nobleza. El primero de los que cayeron - mediante una boda - fue la Baronía de la Vega de Hoz, después el marquesado de Casa Dalp.
Aquel año, 1908, se comenzó en Sevilla la construcción, por parte del arquitecto argentino, Simón Barrio y Bes, de lo que sería la casa palacio del Conde de las Torres de Sánchez-Dalp.
En Sevilla, Aníbal González construyó, entre 1915 y 1917, la casa Sánchez-Dalp. Antes los hermanos habían comprado en Aracena la finca que rebautizaron como Monte San Miguel.
En 1911, Juan del Cid López Boza Valladares, alcalde de Aracena y Francisco Javier Sánchez Dalp sufragaron las obras de la Gruta de las Maravillas descubierta en 1886. A partir de 1914, fue la primera cavidad con fines de explotación turistica en España.
En 1915, la Gruta recibió la visita de Alfonso XIII, que merendó en el Monte de San Miguel el 14 de marzo y creó el marquesado de Aracena quizás para agradecer el esfuerzo realizado por Francisco Javier Sánchez Dalp con el fín de ofrecer a Aracena una riqueza de la que disfruta tadavía hoy, con más de 140.000 visitantes anuales. Pasado el tiempo, después de casarse con una de las hijas del Nuevo Marqués - Socorro Sánchez-Dalp - Manolo González, compró dos partes del Monte de San Miguel ; la de su suegro y la de Javier, quedándose en indiviso con Miguel el tercer hermano.
De Miguel heredó Javier, el hermano de Socorro, que vendió su parte a sus sobrinos los hijos de Manolo González y Socorro Sánchez-Dalp, uniéndose así la totalidad de la finca Monte de San Miguel.
Un busto de barro rojizo de Manolo González preside el salón principal del palacio, velado por "Capuchino ", el famoso toro de Graciliano Pérez Tabernero. El busto lo hizo Miguel García, autor de la estatua ecuestre de doña Mercedes de Borbón que preside La Maestranza.
Manolo González nació en Sevilla, en la calle Sol, el 7 de diciembre de 1929, en el seno de una familia humilde. Su padre albañil, murió cuando éste tenía siete años. Su madre lo mandó a estudiar con los Maristas, pero en la misma calle Sol vivía el Moreno de Algeciras, torero valiente que tenía a toda la chiquillería del barrio presa de sus historias de gloria taurina.
Y así, el crío espabiló ; su maestro don Felipe de los Maristas era un sabio pero estaba canino, mientras que el viejo torero iletrado le parecía más desahogado económicamente. Eran los años de la pobreza aderezados con sueños de grandeza. Manolo, que tenía siete años estudia un día para complacer a su sacrificada madre, pero aprende a torear al atardecer. Un día anuncia su decisión de ser torero y su madre pide ayuda a su tío Juan " Cabrerito ", que había sido banderillero con " El Gallo ".
- " Yo no puedo con er, Juan. El Moreno le tiene sorbió el seso al chiquillo con las cosas que le cuenta.
Manolo no vive pa na ; sólo piensa en ser torero, y yo, la verdá, si tu no te hases cargo, me temo que el día menos pensao se escape de casa pa irse a los tentaderos y sabe Dio "..... Y el tío Juan busca para su sobrino, que ya tiene once años. Emilio Fernández, dueño de un taller, primero le da trabajo, y después, al verlo con su primera vaca, sentencia : Éste será el Chicuelo der porvenir. Tres fiestas en Dos Hermanas tejen cierto ambiente entorno al chaval.
Los meses pasan y, cuando cumple 16, su padrino le avisa de que va a debutar con caballos en La Maestranza, en una de ocho novillos para ocho novilleros. Gusta lo repitan y recibe una cornada.
En realidad Manolo González no fue conocido hasta que se presentó en Madrid, el 4 de agosto de 1946.
Toreó en 1947 con frecuentres triunfos en 42 novilladas que le hicieron tomar la alternativa en La Maestranza el 27 de mayo de 1948, padrino Pepe Luis Vázquez, toro Bailarín de don Clemente Tassara, testigo el albaceteño Manolo Navarro.
Brillante éxito obtuvo en Sevilla, pero aún mayor el alcanzado en Madrid el 3 de junio de 1948 al confirmar alternativa de manos de Antonio Bienvenida y testigo Pepín Martín Vázquez, dió la vuelta al ruedo en el primero Manolo González y cortó las dos orejas en el sexto ; al toro " Capuchino ",de Graciliano, que desde entonces vela sobre los salones del Monte San Miguel.
El triunfo con " Capuchino " fue brutal. Colosal. Multitudinario. Era un toro muy ibarreño y un torero muy sevillano. En una tarde, Manolo González se encumbra. Esa temporada del 48 es toda suya, y la concluye cortando un rabo en la Maestranza al lado de Luis Miguel y Pepe Luis Vázquez.
En el 49, conforma las base de la feria de Sevilla, donde su toreo alegre confirma su hondo calado.
Aquellos triunfos en ruedos de tanta importancia y en circunstancias tan trascendentales para él, le abrieron inmediatamente las puertas de la primera fila. Su garboso estilo sevillano, su gracia personalísima y su valentía ( puesta todas las tardes de manifiesto ) rendían a las multitudes y ganaban el fervor de los aficionados, y en 1949 torea 78 corridas, 72 en 1950, 75 en 1951 ( que pudieron ser más sin una grave cogida que sufrió en Vitoria el 5 de agosto de 1951) y 64 en 1952.
Se retiró en 1953 y reapareció en 1960 y el 23 de julio de 1961 toreó su última corrida, que se celebró en la plaza de toros de las Arenas de Barcelona, en cuya ocasión dió la alternativa a Manuel Blánquez, figurando El Viti como segundo espada y se corrieron toros de don Baltasar Ibán.
Faenas de otros tiempos, de poderío e improvisación, de corta duración pero de calado eterno. Encabeza el escalafón, y de pronto, en el cenit de su gloria, en el San Miguel del 52, anuncia que lo deja. Al maestro de la calle Sol nunca le gustó perder el tiempo, y su carrera en los ruedos se caracterizó tanto por su brevedad como por su gracia y valor ; cinco años, del 48 al 52, en figura grande después de consagrarse en Madrid frente a " Capuchino ".
Tras una retirada siete años, regresa otra temporada y media, del 60 al 61, apoderado por Camará. También se ha casado con una hija del Marqués de Aracena : Dolores Sánchez-Dalp. Manolo es ya una figura consagrada, con un toreo más hondo y más reposado, pero sin perder un ápice de su sevillanísima gracia. Y a los treinta años, la retirada es definitiva.
Cuando le preguntan entonces cuál fue su mejor faena, contesta sin dudarlo : " Quitar a mi madre del trabajo "
Le espera otra vida : viaja a la Costa del Sol, donde por quellos años, acogen con los brazos abiertos a todos los emprendedores capaces de contribuir al milagro inmobiliario que convierte el desierto en playa turistica. Y Manolo González, recordando, quizás, el oficio de su padre albañil, y espoleado por el éxito de su familia política en la construcción, aumenta con creces la fortuna ganada en los ruedos. Triunfador en la plaza ; lo es también fuera de ella, algo poco frecuente.
A pesar de que ya no torea, Manolo González tampoco ha perdido la afición. Forma una primera ganadería en 1961 y la pone a nombre de su esposa, Socorro Sánchez-Dalp. Procede de la de Juan Belmonte. Pero, en 1974, cuando ya le ha cogido el pulso al oficio, compra a Carlos Núñez la mitad de su ganadería y el hierro de hermanos Núñez : 1.000 cabezas, 400 vacas madres y 24 sementales.
( Continuará )





NAVIDAD 2015

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" Que los colores mágicos de la Navidad inunden cada instante de tu vida ".

                                           ¡ Feliz Navidad !

MANOLO GONZÁLEZ - SÁNCHEZ DALP (CAPÍTULO II )

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No se trata de un capricho mediante el cual el torero retirado invierte el dinero ganado en los ruedos. Desde su marcha con la construcción en Marbella, ha ahorrado lo suficiente como para aburrir. Entre Coripe y Montellano, en la finca San Pedro, se despliegan 500 hectáreas de secano ideales para la crianza del bravo. Allí hierra su primera camada de machos : 121 en total. Y, acto seguido, lidia en todas las ferias las quince corridas que salen de esta primera camada. En el 1975, se anuncia en Sevilla con una novilladas y dos corridas, y la cosa sale bien. Pero, en Madrid, se los echan en el reconocimiento...... Falta de trapío.
Afortunadamente, cosecha su primer gran triunfo en Córdoba días después, con cuatro toros de nota alta. En Málaga y Huelva lo declaran triunfador de la Feria. Los núñez de los Derramaderos han encumbrado a la nueva ganadería. Y sin descanso también, el torero figura se hace figura de los ganaderos. En el 76, recoge el premio a la corrida más brava lidiada en Sevilla, así como el mejor toro de la Feria, " Enfachado ", lidiado por Palomo Linares. En el 78 es declarado el mejor ganadero después de sus triunfos encadenados.
En Madrid, Manzanares se ha encontrado frente a " Clarín ", un Rincón de embestida profunda y ritmo lento al cual corta las dos orejas. Ese mismo día Capea cuaja a " Huertano ". Otro toro de nota. En el 81, Paquirri sale a hombros de La Maestranza después de triunfar frente a los Manolo González, bravos en el caballo y de exquisito son en la muleta. Corta tres orejas. Los aficionados se alegran de la calidad de los ejemplares del Monte de San Miguel. Paco Ojeda, en Sevilla, el día que mata seis en solitario durante la tarde del 12 de octubre de 1982, corta cuatro orejas. Manolo Vázquez abre la Puerta del Príncipe cuando se despide de la afición el 12 de octubre de 1983, frente a "Clarines ", el toro que luce el hierro de Sánchez- Dalp.
En 1985, llega otro hito venteño cuando El Capea relanza su carrera frente al encastado 
" Cumbreño ", que le hace pasar las de Caín. Faena de toma y daca, de esfuerzo grande, y para nada de disfrutar. " Supe de inmediato que ese toro marcaba un punto de inflexión en mi carrera - contó después el maestro Capea. Sabía que hasta ahí había llegado. O me quedaba o pasaba la línea que me marcaba y se abría otro horizonte. Y la pasó, cortándole dos orejas al acertadamente bautizado 
" Cumbreño ".
En el 86, Manolo González emprende otra aventura, apoderando a Espartaco, que acaba de irrumpir con fuerza gracias al famoso colorado " Facultades ", que portaba el hierro de Manolo González. Un bombón con dulzor, son y fijeza ciega, gracias al cual, el torero medio ido, renace de sus jóvenes cenizas para alzarse hasta lo más alto del escalafón. Por si fuera poco, al año siguiente, se une a Manzanares al equipo, y el maestro Manolo González pasa a ser uno de los ganaderos más cotizados a apoderado de prestigio. Sigue sin perder tiempo. Sin embargo, este año no tiene toros para la Feria de Abril, ya que lidió los del guarismo a finales de la temporada precedente.
Manolo González muere demasiado joven, en Sevilla, el 25 de diciembre de 1987. Sus hijos toman el relevo. Manolo, primero, el mayor, que ha estado a su lado desde los principios. Luego Ignacio, cuando el primero se dedica más al apoderamiento. " Mi padre siempre entendió que lo mejor era lo de Carlos Núñez y esperó hasta que pudo comprarlo. No había forma de que vendiera don Carlos Núñez. Estuvo esperando el buen momento, y hasta pagó un millón de pesetas por delante sólo para ver los libros de la ganadería....... Luego escogio por reatas, por familias. Manolo González buscaba la vaca que embistiera por el rabo. Quería calidad. El toro de Rincón, cuando embiste, tiene más calidad, más ritmo......: el de Villamarta tiene mucha clase, fijeza.
No cruzaron nunca Rincón con Villamarta porque, haciéndolo, se pierde hasta el tipo. En 1990, frente al gran " Correríos ", Emilio Muñoz vuelve a consagrarse como figura en La Maestranza.
Los años siguientes son de una regularidad apabullante y, en 2006, Manzanares hijo se encumbra en Castellón frente a dos toros de Manolo González, de almibar. También el Cid, en Valencia, con    "Casibueno ", en la Feria de julio de 2008. Vuelta al ruedo obtuvo el toro.
En junio de 2013, en el Monte de San Miguel, el cielo medio nublado se destapa por rachas.
Pedro Cid, mayoral de la ganadería está preocupado : - hoy mismo un sobrero de la casa se encuentra encerrado en Las Ventas. El cante de los pájaros y del agua que baja de la sierra, no disipan la gravedad de un momento delicado. Desde hace años, las figuras han despreciado los núñez de Manolo González, y en los cercados del Monte San Miguel, la vitola que los acompañó durante décadas se ha difuminado.
Pedro Cid, de la familia de los Cid de toda la vida, de los Palacios.
El campo se está secando. La sierra siempre es generosa en agua. Localizar a los utreros no supone una tarea fácil. Los inmensos cercados son muy quebradizos. Desde lo alto de uno, donde no asoma ni un pitón, se comtempla a lo lejos el tejado del Palacio del Monte de San Miguel. Los utreros de Villamarta y Rincón, criados juntos desde el destete, y lidiados juntos también, cuando algún comprador aparece para llevárselos, lo que cada día es menos frecuente.
Comentaba Pedro Cid : - Cuando compraron lo de Núñez, los toros vinieron enseguida aquí y las vacas a la otra finca de Utrera. La que acaban de vender. Las camadas se han reducido bastante. A lo lejos el castillo de Aracena reina encima de los cercados, velando sobre la comarca desde hace siglos. El Monte de San Miguel está justo debajo : 1200 hectáreas entre pastos muy buenos y sierra quebrada. Para las vacas lo llano, para los machos, las alturas. Y los toros de saca a la entrada, por si algún comprador se deja caer atraído por el escaparate.
El Monte San Miguel comtempla el tráfico ante sus lindes, pero nadie se detiene.
Ignacio González, que ha tomado el relevo de su hermano Manolo al frente de la ganadería y comentaba : - El toro no da beneficios. Es más hay que poner bastante para que cuadren las cuentas. Y para esto, se necesita mucha ilusión.
La corrida que nos queda no tiene novio de momento. La han visto para un pueblo, pero no han confirmado. Los de Madrid son cinqueños. Son de la corrida desechada la temporada anterior. Era la más cara que iba de aquí, y la echaron p`atras para meter una barata en su lugar : La mitad valió.
Por eso, a todos los toros de esta camada que no veíamos en tipo, les hemos cortado los pitones y los hemos toreado a puerta cerrada. Y al matadero.
Ignacio González vive en el Monte San Miguel, y así vive el día a día de la ganadería. La siento muy de cerca.
-  " Mi padre vivía en Sevilla y venía aquí mucho. Luego se pasaba temporadas largas en Marbella. Mi hermano Manolo, es siete años mayor que yo, llevó la ganadería con él y luego solo, pero cuando se dedicó más al apoderamiento, me pidió la llevara yo.
También les atrajo la fiebre del ladrillo que supuso la consolidación de la fortuna de los Sánchez Dalp y de su padre.
Pero hay que ser realista : si nunca fue un negocio, lo bravo ahora supone una ruina. La situación es un desastre. Los toreros son muy caprichosos y con los empresarios hay que actuar con mucho cuidado.
La pena es que ninguna ganadería es imprescindible si no la piden las figuras.





INVIERNO, LA DEHESA Y EL TORO BRAVO

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En primer lugar quiero desearles a todos un ¡¡ FELIZ 2016 !!
Los augurios para la tauromaquia en el año que comenzamos, de entrada, no son nada halagüeños, esperaremos a ver como se van desarrollando.
El invierno hizo su aparición el 22 de diciembre y durará 88 días y 23 horas, finalizando el 20 de marzo con el inicio de la primavera.
El solsticio de invierno corresponde al instante que la posición del Sol se encuentra a la mayor distancia angular negativa del ecuador celeste.
En Extremadura, el invierno es suave, aunque a veces el viento silba canciones entre los alcornoques, las encinas y el rocio helado de las mañanas.
Hay muchos días en invierno que la niebla nos acompaña todo el día, a veces estamos una semana sin ver el sol.
En la dehesa se aprovecha el invierno para realizar la poda de encinas y alcornoques cuyo plazo de ejecución finaliza el último día del mes de febrero.
En las dehesas de bravo durante el invierno se llevan a cabo los herraderos.
Poco antes o poco después de cumplir el becerro el año de edad se procede a herrarlo, o sea, marcarlo con el hierro de la ganadería, a numerarlo y a señalarlo, en las orejas. El hierro y la señal en las orejas tienen por objeto distinguirlo de las reses de otras ganaderías.
El número, que " también " se marca con hierro, a fuego, para distinguir los individuos de la ganadería.
Tales operaciones se practican en el herradero.
Normalmente las marcas se colocan en el costado derecho de la res. No obstante, en ocasiones, en algunas ganaderías por tradición, disponibilidad o simplemente por capricho, se hierra en el lado izquierdo. Incluso existen ganaderías que hierran a los machos en un costado y a las hembras en el opuesto.
En cuanto a la manera de numerar a los machos, hay ganaderías, que comienzan por el número uno hasta donde termine la camada. Otros, y es lo más frecuente, prosiguen la numeración año tras año.
Son cinco las operaciones a realizar en el herradero a cada animal : muesca o señal identificativa en las orejas ; guarismo o cifra final del año ganadero, colocado en la paletilla ; hierro o señal de la ganadería en el anca o cuadril ; sigla de la asociación a que pertenece la ganadería ; La Unión, Asociación, etc., que se pone en la solapa, y el número individual en el costillar.
Existen dos posibilidades de herraje :
1. En frío, con nitrógeno líquido.
2. En caliente, con hierro al rojo vivo, que es la más frecuente y tradicional.
En algunas ganaderías el herrado se hace a brazo, es decir, enlazando por las patas al animal, derribándolo y sujetándolo en el suelo para, seguidamente, proceder al herrado.
El mayor número de ganaderías realizan el herradero en cajón especial para herraderos, consistente en hacer pasar a los animales individualmente desde la corraleta al cajón, lugar donde quedan suficientemente sujetos y aprisionados para poder realizar las faenas del herrado. El becerro entra en el cajón e inmediatamente se le inmoviliza la cabeza ; se le colocan dos cadenas, una en el pecho y otra en la bragada se le sujeta el rabo y entonces se abren las trampillas móviles laterales para facilitar el acceso de los hierros.
Se tienen dos numeraciones del 0 al 9, así como otras dos de la marca de la ganadería y otras dos de la sigla de la asociación, en algunos becerros hay que utilizar dos hierros al haberse quedado el primero frío.
Alguno como el Duque de Veragua, no numeraba los becerros y los diferenciaba por la forma y el lugar de estar colocado el hierro de la ganadería.
La costumbre de numerar las reses data de mediados del siglo XIX, es decir, del tiempo en que las ganaderías empezaron a tener un carácter más riguroso y una orientación segura. El hierro y la señal de las orejas son costumbre de siempre ; es decir de época anterior a la crianza de las reses con el destino exclusivo de su lidia.
Durante el herradero se aprovecha el momento para realizar las vacunaciones y tratamientos antiparasitarios correspondientes, y cualquier otra práctica sanitaria que el veterinario presente en el mismo estime oportuno, además de cumplimentar la reseña completa de la capa de pelaje.
La señal en las orejas cada ganadero designa la suya, puede ser : punta de espada, horquilla en ambas orejas, zarcillo, rabisaco, hoja de higuera, puerta, despuntada, etc.
A las hembras en el herradeo se les deja los crotales que al nacer se les pusieron en las orejas, a los machos se les quita, pero al lidiarlos se acompañan los crotales con la documentación pertinente.
Normalmente el ganadero observa la mayor o menor resistencia y bravura de cada animal en el rato que dura su herrado, y al inscribirlo en el libro de la ganadería, lo que debe hacerse, precisamente, después de esta operación, anotarlo en observaciones como dato que en algo puede ayudar a los de la tienta para formar juicio de las condiciones de la res para la futura lidia.
Normalmente un día se hace el herradero de los machos y otro el de las hembras.
Una vez herrado el animal se suelta ofertándole la libertad del campo abierto, y no es extraño observar ejemplares que vuelven al cajón de herrar creando a los que se encuentran descuidados momentos de verdadero apuro, incluso alguna paliza.
Tras el proceso de herrado el veterinario levanta acta del mismo que firman el veterinario y el ganadero.
En lineas generales, el herradero es una jornada alegre y oficiosa. Se hace con el ganado bravo igual que con el manso ; solo que en el bravo debemos cuidar, al efectuarlo, que el becerro no aprenda nada, para que vaya virgen, en este aspecto a las plazas para su lidia.
A la hora de colocar los hierros es conveniente apretar, pero no con exceso, al objeto de no cortarle nunca la piel y sólo quemarla.
Es importante comenzar a poner el número bien situado en el lomo, empezando por el final de dicho número, puesto que si tenemos que poner tres números, lo mejor es que el primero se coloque lo más cerca posible de la espalda, pensando siempre que el día que salgan al ruedo, aparezcan lo más perfectamente puestos y no desentonen y sean visibles para todos.
Si el becerro se mueve, el que hierra ha de apretar, al objeto de que esté quieto ; de no conseguirlo levantará el hierro para volver sobre la misma señal a herrar de nuevo, hasta lograr que el hierro han sido " hechos ", estar fijados y bien fijados, en tanto aquella res viva.
En casí todas las fotografías de herraderos, aparece el ganadero sellando sus becerros. Se trata de uno de los signos de posesión definitivos. Además si el refrán clásico es certero y el ojo del amo engorda el caballo, el sello del ganadero sobre su becerro garantiza la casta.







INVIERNO, LA DEHESA Y LOS TENTADEROS

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A partir de final de enero y hasta primavera, en las dehesas de bravo se realizan los tentaderos.
No cabe la menor duda de que la selección genealógica es importantísima y fundamental en las ganaderías, hasta el punto que existirán familias dentro de la propia ganadería que presentaran con mayor frecuencia las caracteristicas positivas y otras que lo haran con los caracteres negativos, de ahí que se tienda a buscar reproductores que, en la línea de la ganadería hayan producido reses más destacadas, para ir corrigiendo defectos paulatinamente hasta conseguir el toro que busca cada ganadero.
Podríamos decir que dos han sido, tradicionalmente, los métodos básicos que los ganaderos han utilizado para conseguir un toro que ofrezca espectáculo. Por una parte, la herencia genética, cuidándola con esmero y llevando un control riguroso de la misma, y, por el otro, la comprobación de la misma mediante la selección y el tentadero.
La tienta de hembras es como una corrida de toros.
Se ponen las becerras al caballo ; le pegan tres, cuatro, o cinco puyazos, los que sean, y luego ya la torean con la muleta. En un tentadero la vaca se pone sobre los medios, y el caballo del picador sobre las tablas. Según lo brava que vaya siendo, se va retirando cada vez más lejos.
La diferencia de la puya que se utiliza en el campo, lógicamente, nada tiene que ver con la que se utiliza en las plazas de toros.
La de los tentaderos es una puya de unos 15 centímetros que se encuentra en un palo que mide 2,20 metros, pero que hace sangre ; hay que hacer sangre, la ventaja de tentar en los meses de invierno es que no se suelen curar las becerras, al no estar presentes las moscas, con las mismas si no se curan, enseguida tienen cocos.
En el campo, la tienta se hace sin prisas, todo con mucha tranquilidad.
La vaca que va muy bien, va fija, va galopando, y la pones un poquito más larga y repite de la misma manera, es cuando se puede decir que aquello es todo un espectáculo, si lo hizo con buen estilo, con buen son, empujando, metiendo los riñones, entonces el ganadero dice : ¡ vamos a torearla !
La tienta de hembras se realiza entre los 24 y 36 meses de edad, no debiéndose adelantar antes de los dos años debido a que los animales más jovenes pueden tener reacciones poco definidas, ni después de los dos años y medio porque resulta antieconómico. Lo que si conviene es que las aspirantes a futuras madres hayan alcanzado un adecuado estado de desarrollo corporal y se encuentren fuertes en el momento de ser tentadas.
Cuentan una anécdota de Lagartijo y Guerrita, ambos toreros codobeses.
El gran Lagartijo a veces llegaba a la exageración.
Cierto día, ya retirado, asistió a un tentadero.
Por entonces, era " Guerrita " quien dominaba el escalafón torero.
Soltaron una erala que resultó de suave y dócil embestida, " Guerrita ", dirigiéndose a Lagartijo, le preguntó : " Rafael , ¿ quiere usted torear esta becerra, que es mu güena ? ". Lagartijo contestó con rapidez y no poca mala idea : " No esa toréala tú. A mí me avisas cuando salga una mala " .
Un aspecto muy importante es la forma de poner y quitar la vaca al caballo. Jamás se le debe tapar la salida como vemos, por desgracia, tantas y tantas tardes en las corridas.
Habrá que colocarla siempre de frente al picador, y , sobre todo, el torero, a partir del segundo puyazo, debe estar muy bien colocado para dejarla en suerte de un solo capotazo.
Cuando la  vaca está en el peto, el lidiador debera colocarse detrás, llamarla y sacarla andando hacia atrás, sin prisas, ni tirones, con la ayuda de un solo capotazo para dejarla nuevamente en suerte, nunca abusar de los capotazos para luego marcharse corriendo hacia el burladero contrario donde puede estar la querencia de la vaca, evitando así que el animal lo siga, ya que, de ser así, tendría que volver a ponerla en suerte fijándola al caballo.
No hay que precipitar nunca el momento de sacarla del peto porque, si está apretando y metiendo bien la cara, hay que dejarla para observar el final de la reacción : si se duele y se quiere marchar o si, por el contrario asume el castigo y mete los riñones con codicia y entrega.
En un tentadero se encontraba don Antonio Cañero, célebre rejoneador, y después de agotar a una becerra dando pases, se dirigió a Manolete, entonces novillero, y le dijo : "¡ Anda, muchacho ; que aún puedes sacarle muchos pases más ! ".
¡ Y tantos le sacó ! Todos ellos con poderío y con la personalidad que imprimía Manolete. Cañero, entusiasmado, exclamó : "¡ Como torees a los toros de esta forma, se va a quedar chico el Banco de España para guardar los dineros que vas a ganar...... ! ".
Hay quien dice que la ganadería termina siendo el carácter del ganadero, de quien la hace, porque la verdad si todos tuviéramos los mismos gustos, entonces sería un aburrimiento.
A veces la casualidad juega un papel, importante en las ganaderías. Recuerdo un novillo que se partió un pitón al embarcarlo. Bueno, pues como venía de una buena reata dije : vamos a tentarlo, a ver si es bueno y lo podemos echar a las vacas.
Al tentarlo, o se acordaba al apretar de la rotura del pitón, o por lo que fuera, quiso ver poco al caballo. Al tener roto el pitón y no servir para la lidia, para contentar a los toreros que asistían al tentadero, les dije : la muleta, cuando empezaron a torearlo aquello no paraba de embestir. Lo torearon todos y no cambiaba el ritmo, ni se aburria en ningín momento, al sacarlo al campo, lo siguieron toreando y no se marchaba de la puerta de la plaza de tientas.
Pues cuando tentamos los hijos y las hijas dieron extraordinario en el caballo.
La tienta tiene dos partes bien diferenciadas : una es la pelea con el caballo, donde el ganadero aprecia la bravura. Otra el comportamiento en la muleta, donde se valora la bondad y la nobleza.
Se necesita que esas dos partes den un comportamiento completo. Un notable alto, por lo menos.
A quien no tenga costumbre de ver tentaderos quizá le sosprenda el hecho de que dos vacas muy similares y de juego parecido obtengan calificaciones diferentes. Lo que hacen todas las vacas en esos minutos de prueba del tentadero es similar, lo que varía - y define su calidad - es la manera de hacerlo.
En los tentaderos se evalúa teniendo en cuenta los comportamientos ante los engaños ( capote y muleta ) así como ante el picador.
Rectitud : arrancarse derecho sin vencerse o acostarse.
Recorrido : longitud de cada arrancada detrás del engaño.
Meter la cara : humillación a lo largo de la arrancada.
Ritmo : arrancarse a una velocidad uniforme durante toda la embestida.
Nobleza : es el carácter contrario al genio. Con un animal noble el torero puede estar relajado.
Repetir : es la acción de arrancarse más de una vez seguida sin pararse.
Reponer : es la acción de revolverse después del pase, ganando una cierta distancia, obligando al torero a perder terreno para continuar con el pase siguiente.
Movilidad : que se desplaza con facilidad y sin hacerse esperar.
Fijeza : estar absorbido en la lucha y en el oponente sin fijarse en las demás cosas que le rodean.
Arrancarse de lejos : a cualquier enemigo que le provoque, sea caballo o torero.






INVIERNO, LOS TENTADEROS DE MACHOS

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Los tentaderos de machos, también se realizan en invierno, la diferencia con el de las hembras es que en el de los machos se realiza sin el concurso del capote. La razón es obvia, el animal toreado y no aprobado como semental sólo tiene una opción el " matadero ".
En la tienta de machos se procura que estén las personas verdaderamente imprescindibles. A los invitados a los tentaderos se los intenta citar en otra ocasión.
Aparte del ganadero y del picador, que suele ser algún varilarguero en activo de cualidades contrastadas, asistirán algún matador verdadero conocedor del tema.
Cabe recordar que la tienta de machos no es un espectáculo, más bien dentro del laboratorio de la ganadería se pretende poner de manifiesto el comportamiento psicológico y dinámico del animal.
La finalidad del tentadero de machos no es otra que probar la resistencia al castigo de la puya por parte del eral que se tienta, siendo observados y valorados por el ganadero aspectos como la acometividad demostrada al entrar al caballo, la forma de embestir más o menos limpia, los movimientos realizados por la res y, sobre todo, las manifestaciones exteriorizadas por el animal al aplicarle la puya.
Sanz Egaña decía que la " acometividad ", es un carácter psicológico trasmisible por herencia. Tentado reses jovenes, se consigue que acusen el instinto, pero no el poder. La bravura es cualidad activa, nerviosa, en relación intima con el sistema neurohormonal; el poder representa resistencia, combustión orgánica. Comprobada la impulsividad en la tienta, el poder es fácil de adquirir con el tiempo, alimentación y ejercicio.
Sólo se tientan aquellos machos que proceden de las mejores reatas de la ganadería.
Si el eral se aprueba en la prueba con el caballo, este si será capoteado y muleteado.
En el tentadero de machos, el picador se coloca a contraquerencia, en el punto más alejado de la puerta por la que ha salido la res.
Se espera unos minutos para comprobar las reacciones del eral, de tal manera que, en muchas ocasiones será el mismo el que se pondrá en suerte frente al caballo.
Los toreros intervinientes provistos de ramas de encina en número de tres o cuatro, llamarán la atención del animal y lo llevaran hasta el burladero más alejado del picador, donde al menos llegaran dos toreros para ayudarse entre ellos y tratar que el animal quede fijo en el burladero, y que el picador le llame y el eral acuda con templanza, fijeza y codicia.
Los que permanezcan en los burladeros de los lados tendrán la función de cortar en el caso que estén en un apuro los dos compañeros encargados de tirar del eral desde el caballo hasta el burladero más alejado.
Qué duda cabe de que ante cualquier accidente, como pueda ser la caída del picador, el derribo del caballo, o el resbalamiento de algún torero, en caso extremo, tendrá que realizarse el quite de la forma que sea. Lo primero es intentarlo con los instrumentos de los que dispone a cuerpo limpio y con las varas, pero, en el peor de los casos, de tener que utilizar un capote en caso de verdadera necesidad, de no aprobarse para semental, tendrá que ir al matadero en el caso de haberse toreado con el capote.
Hay erales que de salida actúan con espectacularidad, yendo con alegría y bravura al caballo, pero que, a partir del tercer o cuarto puyazo, comienzan a hacer cosas menos positivas, como hacer sonar el estribo del picador cebeceando, salirse de la suerte al llegar al peto, repuchandose o tardear en la embestida. El futuro semental debe de ir de menos a más.
En el caso de torearlo de muleta el torero deberá descubrir lo que el animal lleva dentro, darle sitio para ver el estilo de la embestida, llevarlo largo para ver su recorrido, torearlo por ambos pitones para ver si rompe, que tome la muleta con continuidad, con codicia y mucha fijeza.
Y otro aspecto importante a considerar es obligar la pelea en los medios, de esa manera observaremos si realmente es bravo y soporta la lucha fuera de su terreno o si, por el contrario, se raja y se refugía en su querencia, recurriendo a las tablas.
Así, poco a poco, el ganadero irá valorando los parámetros y situaciones, de acuerdo con el concepto que él tenga del toro de lidia.
En general se selecciona bravura, poder, clase, transmisión, agresividad, repetición, movilidad, codicia, casta, raza, nobleza, temple, fijeza y sobre todo que aguante el máximo tiempo embistiendo.
Pero, además se busca también una animal con unas condiciones morfológicas determinadas ; tamaño, hechuras, proporciones, encornaduras, etc.
La bravura es la modificación de la fiereza para, por selección, ser útil durante la lidia, consiguiendo que el toro acometa con constancia. Es la cualidad del animal consistente en ir siempre donde lo llamen de forma codiciosa, es decir, embestir atacando.
El poder es el parámetro resultante de la fuerza y la resistencia.
La clase es la bravura con calidad. Aquel que, humillando, embiste repetidamente, entregándose a la faena, sin derrotes.
La transmisión es una característica del toro bravo con clase, consistente en que su arrancada, aun siendo suave, da sensación peligro. El toro que trasmite da emoción.
El temple es el embestir a los engaños lenta y rítmicamente, es decir, manteniendo la misma velocidad y el mismo compás durante la ejecución de la suerte.
Cuando se consigue que algún eral supere la prueba, se tiene muy en cuenta como reacciona ante la libertad. Una vez abierta la puerta de la plaza de tientas pueden darse tres situaciones. La primera que corra a reunirse con sus compañeros que se tentaron el mismo día; la segunda, que se niege a salir y observe a su alrededor, como expectante y, hasta cierto punto, con una actitud de reto y la tercera - los menos - aquel que, una vez atravesada la puerta de la libertad acude de nuevo si algún torero le llama con la muleta y le torea de nuevo en la amplitud del cercado.
Generalmente, cuando se selecciona un novillo para semental, se suele realizar una prueba de cubrición sobre un pequeño lote de vacas, y no se vuelve a utilizar como tal hasta que se prueba la descendencia. Hace falta que ligue. Esa será la auténtica tienta. ¡ la nota de sus hijos !.
El acoso y derribo es una faena de campo más realizada en la dehesa. Actualmente sólo se realiza en un reducido número de ganaderías. Aquellos que responden bien y son aprobados por el ganadero, meses después, y una vez recuperados, son sometidos a la retienta en la plaza de tientas, es decir, se realiza una doble tienta, de manera que los animales verdaderamente bravos que superen la prueba, van a tener unas ciertas garantías contrastadas para ser, potencialmente buenos sementales,





OSBORNE ( Capítulo I )

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En la última cumbre familiar convocada en Jerez, aparecieron algo más de 200 Osbornes. Según los archivos de la firma, Thomas Osborne, procedente de Exeter ( Devon, Inglaterra ), quien se asentó en Cádiz a finales del siglo XVIII, constituyó una agencia exportadora de vino de Jerez. Este Thomas, con H, era el octavo señor de Yalbourne. Habia nacido hacia 1761 y viajó a España en la decada de los ochenta, muy joven aún, atraído como muchos ingleses y franceses por la calidad de sus vinos.
Trabajó primero para los banqueros y exportadores de vino Lonergan y White, entablando amistad con el cónsul britanico y con su socio, Willian Gordon. Ambos le propusieron exportar los vinos de sus bodegas y, en un suspiro, abrió un mercado importante tanto en Inglatera como en Estados Unidos. Reforzado por este éxito y por la fortuna que empezaba a acumular, Thomas se asoció con Duff Gordon para abrir sus propias bodegas en Jerez y El Puerto de Santa María. En 1825, este inglés, ya medio andaluz, contrajo matrimonio con Aurora Böhl de Faber, hija del cónsul de Alemania en Cádiz y apoderado de la firma Duff Gordon. El matrimonio se trasladó a El Puerto de Santa María, fusionando todas las bodegas bajo una única marca : Osborne.
A la vez que llevaban las bodegas y construían un imperio, los herederos de Thomas Osborne se aproximaron al mundo del toro. En 1880, su hijo Tomas Osborne Faber colaboró en la construcción de la plaza de toros de El Puerto de Santa María, mientras que su hermana se casó con el primer Marqués de Saltillo ganadero. A principios del siglo XX, Fernando y Rafael Osborne Guezala hicieron sus pinitos como ganaderos de bravo, y desde 1905 a 1918, su primo Rafael Rueda Osborne, el segundo Marqués de Saltillo ganadero, extendió su encaste, en exclusiva, por todo México. Sin embargo, los descendientes de Sir Thomas esperaron varias generaciones antes de asociar la imagen de sus vinos y alcoholes a las del toro.
Los Domecq, con quienes los Osborne mantienen multiples lazos familiares, lo habían hecho ya, pero la genialidad de los Osborne consistió en instalar la silueta del toro por todas las carreteras de España con el fin de promover su marca. El primero se colocó en Cabanillas  de la Sierra, en 1957, cinco años después de que José Luis Osborne Vázquez comprara la ganadería de Pedro Domecq, la cual sigue en manos de su hija Rosario y su nieto Emilio González de San Román.
Los primeros toros que invadieron las carreteras españolas estaban hechos de madera. Su poca resistencia a las inclemencias meteorológicas hizo que se cambiaran por vallas metálicas de 4000 kilos, con una altura de 4 metros. En poco tiempo, el Toro de Osborne se convirtió en una seña de identidad inconfundible, no sólo de la marca, sino del país. Para todos los turistas, era como un faro que mostraba la buena dirección, la llegada a buen puerto. Desde 1962, el departamento de marketing de Osborne se encargó de instalar cerca de 500 toros por todas las carreteras de España. Este crecimiento coincidió, curiosamente, con la fama, bien ganada, de los toros ensabanados de Osborne, sobre todo en los cosos andaluces.
Cuando poco a poco la popularidad de los ensabanados se esfumó, los negros de la carretera también disminuyeron lentamente. Si los primeros decayeron por razones taurinas, los segundos fueron víctimas del acoso. Los 90 toros de Osborne que quedan se han salvado de la quema, aunque no siempre del vandalismo, a pesar de estar inscritos en el Patrimonio cultural y artístico de los pueblos de España.
En 1988, cuando la Ley General de Carreteras ordenó la eliminación de cualquier elemento publicitario " fuera de los tramos urbanos ", Osborne optó por eliminar la rotulación publicitaria Osborne, sorteando así la ley para mantener la silueta negra del toro. Cuando en 1994 una nueva publicación del Reglamento de Carreteras volvió a la carga, fue la unión de Ayuntamientos y Comunidades Autónomas la que acudió al rescate, promoviendo la campaña " Salvemos al toro " la cual permitió convertir al Toro de Osborne en Bien Cultural.
Finalmente, en 1997, El Tribunal Supremo declaró que la silueta de Osborne iba más allá "superando su sentido publicitario e integrándose en el paisaje ". Dicha sentencia no impidió que varios de ellos sufrieran el vandalismo de grupos quienes, a pesar de sus esfuerzos, no han conseguido que el toro deje de ser un elemento identificador de España.
Los " años soberanos " de los toros de Osborne llegaron de la mano de José Luis Osborne Vázquez, quien en 1952 compró la ganadería de Pedro Domecq y Díez - un hermanos de don Álvaro, don Juan Pedro y don Salvador -.
La parte de Pedro Domecq fue vendida en 1946 a José Luis de la Calle ; en 1948, a Antonio Jiménez, y de él paso a José Luis Osborne.
Contaban sobre Pedro Domecq que " sentia el toro " mejor que todos sus hermanos. Sin lugar a dudas era el más original. Por tanto, es probable que José Luis Osborne comprara casi a ciegas una mezcla de Veragua y Tamarón, donde quedarían dos puntas puras de cada procedencia. Sea como fuera, el hato que se trasladó hasta el cortijo jerezano de Bolaños, cerca de la Cartuja y lindando con el de Villamarta, adquirió allí una dimensión propia.  Más fino que el de Domecq en aquellos años, más enclasado también, cortito de tamaño pero de gran trapío merced a sus generosas y astifinas arboladuras, el toro de Osborne se alejo del modelo original para adquirir su personalidad propia. En las tertulias camperas dicen que esta clase procedía de algunos sementales imprevistos de Villamarta, que saltaban las vallas de la finca y visitaban a las vacas de Bolaños. En aquella época, dichos Villamarta saltarines poseían en su sangre un alto grado de herencia asaltillada. Aseguran que, por eso, el toro de Osborne heredó su perfil peculiar..... De hecho, los cornipasos siguen saliendo hoy en varias de las ganaderías que mantienen este origen, como Nuñez del Cuvillo, La Palmosilla y, obviamente, los Osborne que cria Emilio González San Román. Fue en el sur donde los toros forjaron su leyenda. El mismo año de la compra, José Luis Osborne debutó en Sevilla con una novillada, cuyos ejemplares dieron nota de mucha nobleza. Dicha característica definió a la primera camada, cuyos ejemplares se lidiaron en El Puerto de Santa María y Barcelona. A lo largo de los años, los éxitos se repitieron en Vista Alegre, pasando por Madrid, con otra novillada, el 19 de marzo de 1959.
El primer gran triunfo significativo fue, sin embargo, el de Fusilero, toreado por Julio Aparicio, ganando el Catavino de Oro el 8 de septiembre de 1962 en la corrida concurso de Jerez. A los dos años, el 13 de septiembre de 1964, la ganadería de Osborne repitió triunfo y lo amplió con el indulto, en el mismo escenario, del bravisimo Regatillo, toreado por El Jerezano. Gracias a Regatillo, la ganadería debutó al año siguiente en San Isidro. Ese 2 de mayo de 1965, el gran Jineto fue premiado con una vuelta al ruedo, mientras que el resto eran ovacionados en el arrastre. Pero fue en San Isidro de 1966, el 27 de mayo cuando entró a formar parte de la leyenda de la Fiesta gracias al magnifico Atrevido frente al cual Antoñete se encumbró. Atrevido el famoso ensabanado de Osborne, no embistió de forma espectacular, pero si con enorme profundidad y entrega. Antoñete, por su parte, orquesto una sinfonía de naturales, y su triunfo fue ampliado por un afortunado azar : por primera vez en la Historia, esta corrida fue televisada en todo el territorio español, haciendo de Antoñete y Atrevido dos mitos.
¿ De donde provenía exactamente Atrevido ?
( Continuará )





OSBORNE ( Capítulo II )

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Por su pelo y su corta pero rematada estatura, se puede suponer que tenía bastante sangre veragüeña, heredada de su origen de Pedro Domecq.
Lo único cierto es que la leyenda de " Atrevido " le aportó un aura especial a la ganadería de Osborne durante los años siguientes, particularmente a sus ensabanados bocinegros y calceteros.
Sin embargo, José Luis Osborne tuvo que esperar 18 años para cumplir uno de sus sueños el lidiar una corrida completa de ensabanados en la plaza de El Puerto. A pesar de que ese pelo se asociaba mucho a la ganadería, tampoco era mayoritario en sus camadas. La corrida de los ensabanados en El Puerto fue nocturna. Eran los empresarios Canorea con Barrilaro.
Esa corrida, organizada el 21 de agosto de 1982, la lidiaron Manolo Vázquez, José Luis Galloso y Paco Ojeda, quien cortó las dos orejas y el rabo al tercero de la noche, confirmando su triunfo en Madrid el 25 de julio con el toro " Canastillo " de Cortijoliva. Ese mismo día, desde El Puerto, Ojeda empezó a subir hacia la cumbre, como Antoñete había hecho 18 años antes con " Atrevido ".
Comentaba de don José Luis su sobrino Emilio : " Mi tio regalaba mecheros con el toro ensabanado a todo el mundo. Buscaba muchas ideas. Fue quien planeó lidiar una corrida de colorados en el 91, que la torearon Joselito,Litri y Finito. " La camada no daba ya para seis ensabanados ". Seia años antes, "Campesino ", otro toro de Osborne, había propiciado un triunfo importante de Luis Francisco Esplá en Pamplona, citando al toro desde veinte metros para matarlo a recibir.
En 1995 Emilio González de San Román se hizo cargo de la ganadería, los Osborne se mudaron de la finca Bolaños, cerca de la Cartuja y de Jerez, hasta la sierra del Castillo de las Guardas. Emilio es hijo de Rosario Osborne Domecq, la mayor de los diez hermanos, casada con uno de los hermanos San Roman, quien tenía la Dehesa de Puerto Acebuche.
Cuando Bolaños y las otras fincas de la familia se repartieron entre los herederos, se decidió traer los toros a su actual ubicación.
La finca Montecillo la compró Emilio hace diez años. Tenía las alambradas y la plaza de tientas estaban ya. Tenía un nombre bonito Porte Los Llanos, pero le pusieron el nombre de su vino Montecillo. Tiene 300 hectáreas para 150 vacas. De los tres hierros que habían manejado los hermanos Osborne, Cuvillo compró el de Jaime Osborne Domecq, la O y la V de Osborne Vázquez, sin los sementales que se quedaron en Bolaños. A cambio, Cuvillo se llevó vacas extraordinarias ya que, en lo de Jaime, se dejaban las cinco o seis mejores vacas que se tentaban cada año por una sencilla razón ; como a los toreros no les hacia mucha gracia lo de Jaime, se pretendía así mejorar la calidad de la ganadería. Jaime Osborne lo pasó mal. Era muy aficionado, pero tuvo que vender al marcharle mal los negocios. Era el más joven de todos los hermanos. Y cuando vio que Cuvillo empenzaba a funcionar muy bien con lo suyo, lo paso peor. No era que fuera celoso, pero tenía mucha afición y veía que los esfuerzos de los años anteriores habían dado sus frutos. Hay que decir que el éxito de Cuvillo tembién se debió a que añadió sementales de otras ganaderías, del Marques, de Sayalero o Juan Pedro Domecq, puesto que Jaime Osborne no le vendió ninguno. Así le dio más poder a sus Osborne, sin perder su clase.
Además estos sementales aportaron un punto más de trapió para corresponder a lo que se pedía en Jerez o Sevilla en ese momento.
Comentaba Emilio : quien sabía mucho de todo esto era mi abuelo. Su hermano llevó la bodega hasta 1972, Y despues su hermano Antonio. El abuelo de Emilio era más de campo. Era campeón de España de tiro de pichón. Compró lo de Pedro Domecq en el 52, pero también al hermano del Marqués de Domecq, José Manuel Domecq, a su vez hermano de su abuela materna. Mis tíos, los hermanos de mi madre, eran una piña. Eran muy jovenes, se casaron con veinte años, pero todos funcionaban muy bien : José Luis era el número uno con los periodistas. Hacía propaganda con sus mecheros con el toro de Osborne ensabanado.
Tío Javier era muy de campo. Entendía mucho de sementales. Le gustaban mucho los ambientes taurinos. Nunca se separaron. Eran complementarios. Mi abuelo, era quien organizaba todo. Hacian muchos negocios, unos bien y otros menos.
Pero cuando se quedaron solos, ya no fue lo mismo. Su tío José Luis en realidad, llevaba  los tres hierros de la familia : el de su padre, José Luis Osborne, y los de Jaime y Javier.
Tomás Osborne Faber, que colaboró en la construcción de la plaza de El Puerto, tenía una hermana que se casó con el primer Marqués de Saltillo ganadero. El segundo Marqués que se casó con una hermana de Pablo Romero, se llamaba Rafael Rueda Osborne. Este segundo marqués tuvo que esperar a que muriera su madre, la señora Osborne, para poder vender ejemplares de la ganadería en México.
Emilio tiene lo mejor de la ganadería de Osborne, como se comprueba en los libros, pero todo esto degenera.
Se ha comprobado con el salto que ha pegado Cuvillo cuando refrescó lo de su tío Jaime. Con lo cual Emilio también ha intentado mejorar a traves de los sementales de fuera. Le ayuda José Luis Galloso. Al final, han metido dos sementales de Lola Domecq para buscar lo que les falta a ellos.
Emilio tuvo un mayoral que era vaquero de Juan Pedro Domecq y estuvo toda la vida en Jandilla. Le decía a Emilio : Tú tienes lo de Juan Pedro Domecq antiguo, pero claro, ellos han ido hacia otra dirección, echando sementales de otra cosa para conseguir más caja, más raza...... lo que pide el toreo actual.
Al mayoral de Lola lo conoce desde chico y sabe que no le engaña. De hecho, han tentado ya algunas crías de esos dos toros : se quieren comer al caballo y tienen más poder. Una vaca, la Flamenca, quien la toreó, no pudo con ella. Desde hace un par de temporadas lo de Lola Domecq está de moda en el mundo ganadero.
De lo del El Torero, donde sale lo de Lola, siempre le gustó. En Jandilla tuvo a Emilio su mayoral, un día entero. Más de 10 horas. Le demostró que conocía al pie de la letra todas las reatas.
Morante, por ejemplo, le exige mucho más al toro porque le baja la mano y lo castiga mucho...... A él le hace falta un toro con poder.
En el cercado de los sementales no hay ensabanados. Hay descendientes y siguen trasmitiendo ese pelo. Los problemas de fuerza se han resuelto al cambiar de finca. Montecillo es más sana que Bolaños.
En otra dehesa que tiene Emilio Puerto Acebuche, es mejor finca que la de Montecillo y allí cría sus machos y tienta sus becerras.
Tras diversificar sus negocios - en manos de los primos de Emilio -, el Grupo Osborne tuvo que hacer frente a un dilema en 2009 : la imagen del toro, demasiado potente, hacía sombra a otros productos de la marca, como Solan de Cabras, los jamones Sánchez Romero Carvajal, Anís del Mono, el vino Montecillo, Magno..... Se planteo entonces la posibilidad de eliminar el toro Afortunadamente en el logotipo Osborne bajo esta explicación : Es una alegoría, como si el toro mirara al futuro a través de una ventana. Sin suda, se trataba de una coincidencia, pero el toro negro de Osborne se achicó poco después de que los últimos ensabanados viajasen de Bolaños hasta Montecillo.
A nivel comercial, la fuerza de este nuevo concepto fue tal, que en 2011, Osborne abrió una nueva linea de negocio mediante la explotación  de la marca de El Toro de Osborne. Surgió entonces una serie de tiendas en régimes de franquicias para vender sus productos : camisas, jerséis, corbatas..... Todos con el toro estampado, que logró tanto éxito.
Emilio González de San Román persigue para los ensabanados que cría con nostalgia y mucha pasión conseguir el éxito de antaño para su ganadería.








RONDA..... Y SUS TOREROS ( Capítulo XIII )

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En una de sus muchas entrevistas con la prensa le preguntaban a Antonio Ordóñez : ¿ Cómo hubieras orientado tu vida, si no hubieras llegado a la categoría que es la tuya, en la historia del toreo ?
- No lo sé. Eso es como si me preguntaras qué pensaba de chico que iba a ser. Te contestaría : figura del torero. No tenía ninguna duda. Si no hubiera sido figura del torero, quería ser cirujano. Pero nunca dudé de que fuese en los toros lo que fuí.
- ¿ Te ayudó mucho tu padre a realizar tu vocación ?
- Nada. No intervino para nada. En mi casa éramos trés. Mi padre ayudó mucho al mayor a Cayetano, bastante a Juan, y a mí nada, porque era el tercero.
- Hemingway tiene una frase muy bella hablando de tí, dice : " Había convencido al toro sin castigarlo ". ¿ Qué piensas de esta valoración ? Yo siempre he pensado que el toro ha sido mi gran colaborador. Nunca ha sido enemigo mío. Con un amigo no puedes tener reservas. Tienes que entregarte totalmente. Creo que lo explica en gran parte mi arte es la sensibilidad, una facultad que se lleva adentro innata. Toreando, fríamente no podía decir :
" Voy a hacer esto y esto otro " ; iba surgiendo sobre la marcha.
Yo diría con un poco de humor que para ser torero no hace falta ser ingeniero, sino ingenioso.
- ¿ Un artista tiene que sentir mucho tener que matar un toro ?.
- Como el gran bailarín, que termina una de las mejores actuaciones de su vida, y que a continuación rompe la partitura.
- Ahí precisamente está la diferencia entre el torero y cualquier otro arte. La obra siempre queda expuesta al público. ¿ Pero qué queda de una faena, una vez terminada ?
- Nada.
- Es un recuerdo muy subjetivo, muy personal. La gente dice : "¡ Esto a mí no se me olvida en mi vida ! Si, pero al morirse se perdió. Esa es una de las tragedias más fuertes del toreo.
A finales de 1961 se va incubando en la mente de Antonio la idea de su retirada. Una cornada en Tijuana de un toro de " La Laguna " en la temporada de 1962, se cierra con otra grave y doble cornada en Salamanca el 14 de septiembre. ¡ Fiate de los galachitos !. No es que las cornadas arrebaten los ánimos de Antonio que siempre volvió a la arena con vigor tras cada percance, pero cuando las pesadumbres se acumulan, se impone una etapa de meditación que Antonio aprovechó para imponerse un descanso.
Y es en Lima el escenario de su primera retirada. Una retirada envuelta en triunfo en la plaza de Acho donde conquistó el escapulario del Señor de los Milagros. Tenía Antonio poco más de trenta años. Desde allí se lo comunica a su mujer Carmina González. Fue Fernando Graña, empresario y ganadero, el que le cortó la coleta.
En la fiesta quedan nombres como Paco Camino, Diego Puerta, Antonio Bienvenida, Antoñete, Curro Romero, el Viti....... ¡ Menudos carteles ! y si faltaba algo irrumpe en el toreo el " Cordobés ".
Antonio Ordóñez una vez retirado se dedica a la ganadería, sus fincas, su familia y sobre todo a vivir, cosa que es imposible mientras se viste de luces.
Reaparece el 26 de marzo de 1965 en Valencia, Venezuela, junto a Jaime Ostos, corta una oreja. Torea 48 corridas entre España y Francia.
No justificó demasiado su reaparición, de cuyo acto era dueño y señor. Asi es que pudo explicar a los periodistas a los que, tras reunirlos en una comida, les dijo escuetamente :
- Vengo a torear.
Creen quienes le siguen que el enemigo a batir es el " Cordobés ", del que se habla y no se para. El, sin necesidad alguna de competencia, desencandenó la polémica. ¿ Podrá plantarle cara Ordóñez ?
Rafael Campos de España llama a el " Cordobés " el pedernal que hizo saltar la chispa del retorno de Antonio Ordóñez.
Otro norteamericano, famoso se cuenta entre sus seguidores Orson Weles. Orson seguiría a Antonio por muchas plazas y quien durante muchos años estuvo loco por España, donde se sentía completamente feliz.
Año de éxitos el de su reaparición. En Marbella se luce cortando, el 19 de agosto cuatro orejas y rabo a toros de Nuñez Hermanos, con Antonio Bienvenida y Carlos Corbacho.
La temporada de 1966 la inicia en Venezuela, en donde torea un festejo. Tres en México. Los días 21, 22 y 23 de octubre de 1966, pasada la temporada española, participó en la corrida que se celebro en la plaza Hofheinz, Houstton, Texas., Corrida a la portuguesa.
En febrero vuelve a Lima y vuelve a ganar el escapulario del Señor de los Milagros en la conmemoración del bicentenario de la plaza.
Dentro de 1966, en sus habituales actuaciones en Málaga, que es como el recibidor de su casa - el patio es la plaza de Ronda - , consigue el 10 de abril cuatro orejas y dos rabos a toros del marqués de Domecq. Le cogió el segundo, que le produjo una herida de doble trayectoria.
En 1967, torea 34 corridas y comienza en Castellón, el cartel con Litri y el Viti. Llevaba seis años sin estar presente en la Feria de Abril de Sevilla y deja buena constancia de su presencia, llevándose la "Oreja de Oro " instituida por el desaparecido diario Sevilla, como premio al triunfador de la feria.
En 1968, torea 70 corridas, una buena racha y excepcional actuación en las Ventas, el 22 de mayo al cortar las orejas a un toro del marqués de Domecq, actuando con Diego Puerta y Curro Romero.
" Concha de Oro ", a la mejor faena realizada en la " Semana Grande " de San Sebastián.
51 corridas en 1969, y tiene que ser operado por una lesión en el tobillo izquierdo.
En 1970 interviene únicamente en 28 corridas, se resiente de su lesión en el tobillo.
27 corridas en 1971 y ante toros de Pablo Romero, lidiados en San Sebastián el 12 de agosto, con Paco Camino y Curro Vázquez, Ordoñez decide cortarse la coleta definitivamente.
Comunica su decisión, con motivo de brindar el que iba a ser su último toro, " Colombiano ", de 585 kilos, al empresario de la plaza de Madrid, don José María Jardón.
( Continuará )





RONDA..... Y SUS TOREROS ( Capítulo XIV y último )

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Recibe la Gran Cruz de Beneficencia, por su intervención en numerosas corridas y festivales benéficos.
Después de retirado volvió a torear en Ronda, en los años 72,74,75 y 77. Se despide de la corrida goyesca el 9 de septiembre de 1980, en un mano a mano con su yerno Paquirri.
Un amago de reaparición se produjo el 16 de agosto de 1981, se viste de luces en Palma de Mallorca, con Joaquín Bernardó y Manolo Cortés. Repite al día siguiente en Ciudad Real, tres toros de Carlos Núñez y tres del propio Antonio, para Manzanares y Niño de la Capea, esa fue la última corrida de su vida.
En el retiro de San Cayetano, la finca rondeña de Antonio, hay un hermoso brocal del siglo XIII, regalo del Ayuntamiento de Ronda, " Al maestro de maestros ", con una inscripción que dice :
Allí, bajo la sombra de los tilos, en el falso pozo, están guardadas las cenizas de Orson Welles. Que se había enamorado de Ronda.
Fue voluntad de la hija del genio, que así se le conocía a Welles, el que las cenizas de su padre reposasen en Ronda. Hizo la muchacha un peregrinaje desde Los Estados Unidos. Y en Sevilla contrajo matrimonio, apadrinada por Antonio Ordóñez, el gran amigo de su padre.
La hija de Orson Welles decía del torero : " Es para mí como un segundo padre ".
Los españoles, los aficionados estaban acostumbrados a verlo, desde sus localidades en la barrera.
Gregorio Corrochano definía : Antonio Ordóñez o la teoría del temple.
Temple es un vocablo del toreo que pone de acuerdo instintos y movimientos. Se templa en el toreo cuando se busca la armonía del movimiento del toro que acomete y de la mano que torea.. Temple en capote y muleta que se llevan al toro ; temple en el hombre que torea. Para torear hace falta ser muy templado. El temple depende del toro.
Para torear hay que acompasar el movimiento del brazo a la codicia y a los pies del toro, conservando las distancias, y así se le lleva donde se quiere y se rematan las suertes donde se debe ; eso es temple y eso es torear.
Todos los toros, por mansos que sean, ponen un empuje, una fuerza inicial en la arrancada. Lo difícil es aprovechar esa pequeña cantidad de esfuerzo para torear. Si hubiera algún torero de mano tan suave, de temple tan preciso que separara la muleta de la cara de los toros por milímetros, el toro más quedado pasaría. La mayor parte de los toros que no pasan es porque en su débil acometida, por falta de bravura o de poder, pierde el objeto por la violencia con que el lidiador les separa capote o muleta.Como modelo de temple puede quedar la faena al toro " Raspador " con el que empezó la feria sevillana. El toro tenía, más kilos de carne que de bravura ; en el último tercio en vez de acometer, andaba. Momento hubo en que el toro, cansado de andar, se paraba a la distancia de enganchar la muleta ; entonces Antonio Ordóñez sin mover la planta del pie, agitaba la muleta, el toro echaba a andar otra vez y Antonio daba el pase al paso del toro. La teoría del temple había cuajado en la muleta de Ordóñez. El temple, de lo que tanto se habla, no siempre con exactitud, se hizo presente en la Maestranza donde por primera vez se lo enseño Juan Belmonte al público.
Pero es que antes Antonio soltó el temple que traía envuelto en su capote con unas verónicas modelo de serenidad y maestría.
No sabría yo decir con qué toreó mejor Ordóñez esta tarde si con el capote o con la muleta ; ni estoy muy seguro si, una vez hecho el paseo, cambió Ordóñez la seda por el percal, porque los lances de capa la suavidad de la seda, no nos sosprendió porque el público sabe como hace el toreo Ordóñez.
En el toreo, todo lo que no es milagro, es trampa, dejó escrito José Bergamín en su arte de Birlibirloque. La trampa estaba en los montajes goyescos sin soporte espiritual ni histórico. Sólo en Ronda se produjo el milagro, el perfecto acorde entre escena y acción. Sólo en Ronda, y vestido al viejo estilo de los Romero se sintió Antonio Ordóñez centrado en su misterioso destino.
Dieciocho veces acudió a la llamada goyesca de Ronda. Sus compañeros de cartel pasan más o menos fugazmente. Sobre las corridas goyescas, el nombre de Antonio permanece como una constante en los carteles.
Con tal intensidad sentía Antonio la llamada de Ronda que, aun retirado, viste las galas goyescas. Así en el año 64, como preludio de su glorioso retorno. Así a partir del año 72, en que - como única corrida anual - vuelve siempre a la cita de esos festejos.
Son corridas para las que se entrena intensamente y mata toros a puesta cerrada. Hasta que un día, el milagro se rompe. Y cuando toreaba preparándose para una reaparición, un toro de Urquijo, con el que se probaba en Estepona, le produce la lesión irreversible que da fin a su carrera de torero prodigioso.
Pero no a su leyenda. Su nombre sigue unido a Ronda y a las corridas Goyescas, de las que fue espirítu  animador y héroe máximo. Dentro de la tauromaquia de Antonio Ordóñez, la verónica, era la preferida por él y por los aficionados.
José Carlos Arévalo le pregunta un día :
- ¿ Que toreros recuerdas ?
Cagancho era insuperable con el capote. El día en que Pepe Luis y Antonio debutaron en México, torearon con Cagancho. A su primero lo recibio con unos lances que les dejo asustados. Pepe Luis le dijo en el burladero : Antonio vamos a tener que hacer las maletas y marcharnos de aquí.
Pero Antonio con el capote era único. El cuerpo, en leve giro, aún casi conserva la posición inicial de los pies al hacer el quite. El pie izquierdo mostraba con claridad que éste se ha hecho de frente, dando el pecho, un poco sesgado el cuerpo, como se deben tomar los toros. Las piernas, separadas un corto paso y adelantada con levedad la del lado por donde se torea ; es decir, saliendo al encuentro del toro.
Antonio, recogía los toros echando línea, la pierna del lado por donde toreaba, en ángulo recto. El pie, casi hundido en la arena como afirmación de dominio. El compás abierto, pero sólo en la medida en que una flexión de piernas haga recobrar su estabilidad normal a la figura. El pie izquierdo indicaba que se citó de verdad.
Pero lo importante era el ritmo del capote, siempre de frente a la cara del toro ; para que quiera coger y no coja, para que quiera enganchar y no enganche.
Hay una cosa que no olvido de Antonio Ordóñez :
Ese modo de irse del toro, para eso no hay tauromaquia que dicte regla precisa, porque las inspiración se burla de normas, rompe moldes, es llamarada que brilla durante la brevedad de un segundo en la imaginación, y se realiza con instintivos, muy hondos, muy toreros.
Ese modo de irse Antonio, llevándose con el crujido de la fiera el crujir de gozo del tendido, no puede ser ensayado, para explicarlo, habría que profundizar en el estudio de la vena gitana de su estirpe y de su sangre.
Por último, me quedo con la tauromaquia que Antonio Ordóñez esculpió en los ruedos - con firme y sensible mano de artista.











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